La importancia de los superestrenos para mantener a flote las salas: «Santiago Segura es nuestro Christopher Nolan»
El anuncio de Disney de que ‘Mulan’ irá directamente al streaming es un duro golpe para unas salas que sobreviven con dificultades
No se lo ponen fácil a las salas: mascarilla permanente, dos butacas por persona, distancias mínimas. Es razonable, está claro. Pero si sólo fuera eso. Cataluña ordenó el cierre de los cines —un cierre que pocos comprendieron; tampoco el Tribunal Superior de Justicia, que le puso fin avalando que son espacios seguros—. Los estudios de Hollywood, ante la pandemia, han abandonado a las salas: sus producciones son tan caras que no compensa hacer estrenos en espacios semivacíos, cuando no deshabitados —la situación en Estados Unidos es más cruda—. Pensábamos, decían, que Tenet (Warner Bros) y Mulan (Disney) llenarían de nuevo las cajas: eran la nueva esperanza. Dos producciones que han costado más de 200 millones por cabeza, pensadas para un público masivo. Y, sin embargo, la realidad: en este periódico hemos seguido de cerca cómo han ido aplazando las fechas de desembarco semana tras semana: que si julio, que si agosto, que si nunca. Para ganarle dinero a esas inversiones monstruosas se requiere una locomotora a pleno rendimiento en este mundo y en otro.
El empeño de Christopher Nolan para que Tenet se vea donde ha de verse —en el lugar donde se ven las películas— ha hecho que su estudio plantee una estrategia asimétrica: en Europa llegará a finales de mes, en Estados Unidos ya veremos. Disney, con Mulan, se ha puesto de perfil. Para algo tenemos Disney+, se dicen, y por eso quien quiera verla necesitará la suscripción a nuestra plataforma y 30 euros para alquilarla. Si miramos por el bolsillo, tal vez sea rentable: sabemos qué supone una visita familiar al cine. Si miramos hacia el horizonte, es preocupante: del éxito de la decisión dependerá —todavía no sabemos en qué medida— el futuro de muchas salas.
La Federación de Cines de España, que representa al 80% de las salas, critica la solución: «Todo el sector se enfrenta a desafíos sin precedentes y por ello, más que nunca, las decisiones deben tomarse con una perspectiva a largo plazo. Si desde los principales estudios de Hollywood se obliga a los cines a esperar hasta que el sector salga de la crisis en los Estados Unidos, será demasiado tarde para muchos cines españoles y europeos que están ya preparados para recibir los grandes estrenos». La multinacional pide comprensión y calma: «Vemos Mulan como una excepción y no como un intento de decir que hay un nuevo modelo de ventana de exhibición». Pero quién sabe.
Un apunte: es curioso que Hamilton, por la que pagó 75 millones —una cantidad sin precedentes—, sí esté en el plan básico de Disney+. Otro apunte: el último acuerdo entre Universal y AMC —la mayor cadena de multicines de Estados Unidos— especifica que una película podrá estar en salas solamente 17 días y ya podrá volar al streaming; supone acortar un plazo que en tiempos de normalidad es de tres meses.
Hay motivos para fijar el semáforo en ámbar. En este régimen de libertad acotada y después de tres meses fuera de nuestras casas, dos de cada diez salas siguen cerradas en España. No es extraño. «Para muchos sale más caro abrir que seguir cerrados», explica Eduardo Escudero, director de negocio de A Contracorriente —distribuidora independiente y principal accionista de las cadenas de cine Conde Duque y Verdi—. «Las salas están perdiendo miles de euros cada día, cada una de ella. No sé cuánto podrán aguantar este ritmo». En Francia, el golpe es menor —pese a que sus cines están al 30% de su rendimiento; tres veces más activos que los nuestros, en el mejor de los casos—. ¿A qué se debe? Nuestro vecino no vive exclusivamente del goteo de estrenos de Hollywood, que representa el 60% de la taquilla. En España, ese dato se acerca al 90%.
Los primeros meses han sido un verdadero drama, números ínfimos. Así que a Santiago Segura, que ha decidido no esperar más y echar un cable estrenando la segunda parte de Padre no hay más que uno, los exhibidores —y, por extensión, los espectadores— quieren levantarle una estatua. «Santiago Segura es nuestro Christopher Nolan», dispara Escudero. La producción española ya levantó más de dos millones de euros en taquilla después de dos fines de semana; no ha caído del número uno desde entonces. «Es muy importante lo que va a pasar en el sector con Santiago Segura. Ha tenido el gesto y la apuesta de adelantarse. Te pone el plan cine en la mente de mucha gente«.
Llegados a este punto, el responsable de A Contracorriente sostiene que hay «brotes verdes», que tímidamente los números mejoran —como distribuidores, no han dejado de lanzar estrenos; esta semana han traído Color out of the space y Que suene la música—, recuerda al viejo dicho: “Más se perdió en Cuba y volvieron cantando”. Pide a las instituciones públicas, nacionales y europeas, que se lance un plan de reactivación de la industria, para ya: “Creo que necesitamos una reactivación con alguna campaña importante. Es verdad que el factor predominante ahora no es el precio, que el que no quiere ir al cine será por miedo. Pero como el producto va a ser el que va a ser en septiembre a lo mejor estaría bien una campaña donde el Estado dé cinco millones de entradas a tres euros, pagando las administraciones el diferencial. Una megafiesta del cine que no sea solo a costa de las distribuidoras, que lo están pasando mal. Sería una forma de estimulación para el sector. Al margen de que una rebaja puntual del IVA sería bienvenida. Hay que reactivar la demanda”.
Y concluye:
“Yo creo que es el momento para que haya una apuesta decisiva, que algún patrón, que algún capitán, mandase a los marineros con tino y les dijese a todas las televisiones públicas y privadas: “Hay que apoyar a todo el cine independiente como nunca lo habéis hecho”. Ahora tiene un espacio mayor que nunca por la crisis publicitaria, tienen espacio para hacer campañas de promoción de todo lo que se estrena. Como se hace en Italia, que hay cada semana un tráiler de tráileres que se llama Andiamo al cinema!, donde todos los canales —obligados por ley— lo emiten. Te dicen todo lo que llega en la semana: una versión reducida de los seis, siete, ocho tráileres de las películas que llegan esa semana a cartelera”.
El fenómeno de Padre no hay más que uno explica por qué las grandes producciones, o las comedias marca de la casa, tiran del carro cuando la cuenta se hace en negativo. El segundo fin de semana, el título de Santiago Segura provocó que la taquilla creciera un 156% respecto al primero. Las salas no subsisten sin los estudios, que son los que atraen el volumen de público. Para comprender la gravedad del asunto: el año pasado, Disney apostó por un remake —al estilo Mulan— de uno de sus clásicos animados, El rey león, que contó con un presupuesto superior a los 200 millones —al estilo Mulan—. Se convirtió en la película más taquillera de 2019 en todo el mundo —se fue hasta los 1.500 millones de euros— y España no fue una excepción: en nuestro país recaudó 37,2 millones, siete más que la segunda en la lista —Joker—. Hablamos de que una película se labró el 6% de la taquilla del año completo. Por eso la baja de Mulan es una baja sensible.