Benedetta, crítica al machismo de la Iglesia disfrazada de erótica provocación
Virginie Efira protagoniza la historia de una monja lesbiana y mística del siglo XVIII en el último thriller de Paul Verhoeven
En los años setenta se acuñó un subgénero cinematográfico llamado nunsploitation. Estaba protagonizado por monjas que lidiaban con la represión sexual en conventos medievales. Sus tramas recurrentes incorporaban devaneos sáficos, una madre superiora cruel, castigos autoinfligidos y la amenaza de la Inquisición. La fórmula, no obstante, abundaba en reproches al fanatismo religioso y al ninguneo de la mujer en la institución religiosa.
Paul Verhoeven arrancó su carrera en esa misma década y también ha flirteado con la polémica en tramas eróticas y violentas con trasfondo crítico. Su cine está punteado de heroínas en mundos masculinos que, lejos de amilanarse, aprenden y dominan las reglas del juego para sobrevivir primero y dominar en la cumbre.
En su nueva película, Benedetta, que llega a los cines hoy, viernes, 1 de octubre, su ánimo de controversia e ironía coloniza el imaginario de las novias de Cristo. No hay sátira del director holandés que no arroje titulares más allá de la calidad de la propuesta, pero que la descacharrante depravación y la blasfemia no te impidan apreciar el cuestionamiento a la iglesia.
«Este filme tiene apariencia de ligereza. Habrá espectadores que no adviertan los temas que aborda más allá de la comedia. Así sucede con todas la cinematografía de Verhoeven. Aquí se abordan las creencias, el poder de la curia, a quién pertenece el cuerpo de las mujeres…», enumeraba en el Festival de Cannes la actriz Virginie Eifra, quien presta su fuerza vocal y su poderío carnal a la recreación de la monja lesbiana y mística Benedetta Carlini, miembro de la congregación de las teatinas en un convento de Pescia (Italia) en el siglo XVII.
Demos gracias a Verhoeven
En Rusia se ha prohibido su estreno. Un grupo de católicos han protestado frente al Lincoln Center, donde se iba a proyectar en el Festival de Cine de Nueva York, y el servicio de noticias ACI Prensa ha puesto en marcha la recogida de firmas para impedir la difusión de la cinta, por «no solo regodearse con la homosexualidad de unas personas consagradas, sino por mostrarlas obteniendo placer sexual con una imagen de la Virgen».
En esta encrucijada, la audiencia está ida entre el culto a Dios y el culto al genio creador de Paul Verhoeven. La actriz belga practica el segundo. «Ha sido un director muy presente en mi vida como espectadora desde los 15 años. Empecé de manera poco original, con Instinto básico (1992) y me atrapó su cine, de narración accesible, que atrae al público y al mismo tiempo provoca un debate estético, político, cinematográfico…»
Efira ya había trabajado en un papel secundario en Elle (2016), donde la violación es la espina dorsal de una negrísima comedia de psicopatías. En ambos casos dio el sí, quiero sin haber leído el guion. «Es mi manera de agradecerle lo que me ha aportado en términos de emoción y apertura de mente como público», argumentaba la intérprete, quien asegura que el rodaje de su segunda colaboración con el holandés fue «gozosa». De hecho, un operador de cámara le señaló lo inusual que era que dos actrices -ella misma y su pareja en la ficción, Daphne Patakia– se acercasen a darle las gracias al director después de dos días de filmación donde se habían encadenado las escenas de sexo.
Lo de verse en la gran pantalla ya fue otro cantar. «Me impresionó. Es extraño, pero lo viví como algo experimental. Sentía que estaba mirando a otra persona. No es mi vida, así que durante la proyección en Cannes me fijaba en otras cosas, como que mi madre está también ahí, viendo lo que yo. En fin».
Cuando leyó el guion, pensó que Verhoeven tenía una imaginación delirante, pero al contrastarlo con el libro en el que se basa, Efectos vergonzosos: sor Benedetta, entre santa y lesbiana, de la historiadora Judith Brown, se sorprendió al comprobar que el relato secundaba la historia real.
«En aquel periodo, la situación de la mujer se situaba entre estar casada a la fuerza o entrar en el convento. La devoción podía, incluso, brindarte cierto poder, pero en el caso de Carlini perdió el contacto con la realidad. En el ensayo se revela que sufre de una enfermedad grave, seguramente esquizofrenia, pero a Paul y a mí no nos interesaba retratar a una mujer con altibajos, ora buena, ora mala, sino algo más turbio», argumenta la artista, apodada la Cameron Díaz francesa al inicio de su carrera.
De las isobaras a la hoguera
Virginie se dio a conocer entre el gran público como la chica del tiempo del tercer canal con más audiencia en Francia, M6. De las isobaras pasó a conducir concursos de talento musical y de la pequeña saltó a la gran pantalla como protagonista de comedias románticas. En los últimos años ha revestido de seriedad y riesgos sus proyectos, con personajes dramáticos y complejos. Sin embargo, este personaje no lo vio venir.
«Es la primera vez que se me ofrece una protagonista tan inquietante»
«Normalmente me eligen para papeles más emocionales y empáticos. Imagino que tiene que ver con mi morfología… Es la primera vez que se me ofrece una protagonista tan inquietante. Estoy muy orgullosa del resultado porque no me gustan los personajes transparentes, sino dejar huecos a la audiencia para que los rellene, porque creo que todo el mundo es un misterio», se felicita la actriz, quien, por el contrario, lamenta la importancia que le dio a la buena apariencia al enrolarse en este proyecto.
Ante la idea de aparecer desnuda en gran parte del metraje, Efira se aplicó con abdominales y carreras. La paradoja es que, al llegar al set, se percató de que Verhoeven no tenía interés en erotizar su cuerpo. En el drama histórico no hay criterio estético. Tampoco fidelidad al periodo. Ni siquiera al color del pelo, que en la pequeña Benedetta, que obra milagros y tiene visiones espirituales, es moreno, y en la adulta y extática, rubio.
«Una cosa es la teoría y otra aplicarla en la práctica. Yo he constatado cierto conformismo por mi parte. En el cine, me gustan mucho los cuerpos diferentes. Me conmueven los que no están a la moda. Yo, en cambio, he trabajado para que mi morfología se correspondiese con la norma. He hecho ejercicio y he adelgazado. Hay actrices que no tienen ningún problema en mostrar figuras que no se corresponden con los cánones de belleza. He hecho un esfuerzo estúpido. Has de estar contenta con el físico que tienes». Amén.