Clubhouse se une con TED: ¿nos aproximamos a la “guerra del audio”?
Clubhouse, Facebook, Twitter, nuevas aplicaciones y hasta medios de comunicación experimentan con la nueva gallina de los huevos de oro: el audio. En el fondo, es una batalla por capitalizar algo que a nadie le sobra, el tiempo.
Algunos dúos son tan naturales que nos cuesta pensar en su existencia por separado: el café y la leche, el almuerzo y la siesta o Wisin y Yandel, por ejemplo. Ahora, Clubhouse y TED anunciaron una asociación muy lógica, vista la actual demanda de contenido por audio.
El pasado lunes 12 de julio se ofreció la primera conversación que oficialmente confirmó la colaboración entre la red social y la organización estadounidense de charlas inspiracionales. Clubhouse anunció que después de la primera sala, bautizada Thank Your Ass Off (organizada por el escritor A.J. Jacobs y el creador de Clubhouse, Mir Harris), todos los lunes a las 11 a.m. (hora del Este en los Estados Unidos) habrá una nueva presentación, con charlas de todo tipo.
Un portavoz de TED le dijo a The Verge que el acuerdo de asociación entre las dos compañías le permite a TED vender asociaciones de marca o anuncios, y que Clubhouse no recibirá ganancias de ese pastel.
Kelly Stoetzel, directora de programación de liderazgo de pensamiento de Clubhouse, dijo lo siguiente en un comunicado: «Esta asociación traerá esas mentes a un diálogo con los millones de creadores que conforman la comunidad Clubhouse. La naturaleza intrínsecamente interactiva de Clubhouse permitirá a los oradores de TED no solo compartir, sino también interactuar con la audiencia en vivo en torno a ideas y preguntas».
A finales de febrero, TED entró en el competitivo mercado de los podcasts con su Audio Collective . «[Los podcasts son] para oyentes tan entusiasmados con la psicología y el diseño como la ciencia y la tecnología, que quieren profundizar en las ideas más interesantes de la actualidad», se lee en el sitio web.
El negocio del audio
Portavoces de TED afirman que los contenidos en Audio Collective se descargan 1,65 millones de veces al día en «prácticamente en todos los países de la Tierra». Spotify también dice que TED Talks Daily, el espacio dirigido por la presentadora y periodista Elise Hu, fue el segundo programa más popular a nivel mundial en su plataforma en 2020. Es decir, que esta empresa conoce y sabe cómo manejar el negocio y eso es lo que espera aprovechar Clubhouse.
TED por su parte, saca provecho de esta unión con la interacción con la audiencia, algo que no se puede hacer con una simple grabación de podcast. Todo esto es una demostración del resurgir del audio como herramienta social. Según The Verge, de hecho, Spotify alentará a sus podcasters a usar Greenroom, el competidor de Clubhouse, mientras que Facebook ha planeado trabajar con Bobby Berk (diseñador de interiores estadounidense y presentador de televisión), Tina Knowles-Lawson (diseñadora de moda, madre de las cantantes Beyoncé y Solange Knowles) y Joe Budden (rapero estadounidense), entre otros, para sus Live Audio Rooms.
Y esto sigue: Twitter y la NFL anunciaron la semana pasada que la liga crearía «contenido exclusivo» para Twitter Spaces, la plataforma de audio en vivo de la red social. Anteriormente, Clubhouse organizó charlas exclusivas de la NFL durante la Draft Week, y se espera que, a pesar de este acuerdo con Twitter, Clubhouse siga trabajando con la NFL en nuevos contenidos.
Pero, ¿por qué el audio ha ganado tanto espacio en los últimos años? La respuesta podría resumirse en una palabra: tiempo. La canciller alemana Angela Merkel, por ejemplo, que no lee The Economist sino que escucha la edición de audio en su automóvil. O al menos eso dice John Micklethwait, el editor del semanario.
«Con los lectores hay que presentarles el contenido de la forma que quieran”, explicó Micklethwait en una entrevista con The Guardian. “[La canciller alemana] Angela Merkel escucha la edición de audio en el coche y si se enfada [con un artículo] entonces lee la edición impresa [para estudiarlo más].
El semanario lanzó una versión hablada de su edición impresa en julio de 2007. Fue el primer medio importante en hacerlo. Fue durante la administración de Bill Emmott, editor en jefe de The Economist de 1993 a 2006, que se concibió este formato para los lectores. En una conversación con Gareth Hickey para el Centro Internacional de Prensa, dijo que la decisión se tomó porque los consumidores decían que no tenían tiempo para leer cada edición semanal.
Desde entonces, varios medios siguieron ese camino: The Guardian produce versiones narradas en audio de sus artículos extensos; The New York Times hace que algunos de sus columnistas auto-narran su trabajo y compró una aplicación de audio llamada Audm por US$8.6 millones en febrero de 2020 para blindar su oferta y la revista de Harvard Business también está disponible en audio.
Gareth Hickey cofundador de Noa News, una aplicación de suscripción para consumidores que produce y distribuye versiones narradas de artículos de opinión y de largo aliento, asegura el boom del audio en los medios se debe a dos cosas: que la conectividad móvil ha mejorado en el mundo (lo que impide que se pierda una transmisión si te estás moviendo). Y que los editores de calidad están cambiando sus modelos comerciales digitales, donde el tiempo de interacción, no los clics, es lo más importante. Esto último, dice el experto, es lo más importante.
«Entonces, en 2021, no es de extrañar que el mercado del periodismo de audio esté creciendo rápidamente. Y para las personas con horarios incluso la mitad de agitados que los de Angela Merkel, esta es una buena noticia», acota Hickey.
Los problemas que presenta el audio
¿Entonces el futuro está en los podcasts, periodismo y chats audio? Hickey, que naturalmente es proclive a estos formatos, advierte que se debe conocer mucho a la audiencia antes de darlo por sentado. De hecho establece las diferencias entre escucha activa y pasiva, lo que será clave para la monetización del negocio.
La primera va a ser necesaria, por ejemplo, para que lo escuchado genere reacciones y exista un compromiso entre usuario y contenido. Si esto pasa, el usuario estaría dispuesto a pagar por un medio que ofrece información profunda en un audio que puede durar hasta siete minutos. La pasiva, sin embargo, funciona o aplica cuando se realizan múltiples tareas. En este segmento se encuentran los podcasts.
Pero hay más desafíos. Las herramientas para detectar audios falsos, que inciten al odio o a la polarización no han sido muy desarrolladas, al menos no como las que se usan para detectar esos problemas en los textos y video. «El audio presenta un conjunto de desafíos fundamentalmente diferentes para la moderación con respecto a la comunicación basada en texto. Es más efímero y más difícil de investigar y actuar», expresó el director legal de Discord, Clint Smith, en una entrevista con Reuters, en febrero de este año.
Discord, un servicio de mensajería instantánea freeware de chat de voz VolP, video y chat por texto, orientado hacia las comunidades de videojuegos y que tiene 150 millones de usuarios activos mensuales, formalizó el pasado 13 de julio la compra de Sentropy, una plataforma que usa la Inteligencia Artificial (IA) para ayudar a moderar el acoso y los discursos de odio que ocurren en línea.
«La mayor parte de lo que tiene en términos de herramientas de moderación de contenido se basa realmente en texto», dijo Daniel Kelley, director asociado del Centro de Tecnología y Sociedad de la Liga Anti-Difamación sobre lo que ampara a los populares servicios de chats de audios y apps.
De hecho, no todas las empresas realizan o conservan grabaciones de voz para investigar informes de violaciones de las reglas. Twitter mantiene el audio de Spaces durante 30 días o más si hay un incidente, Clubhouse asegura que elimina su grabación si una sesión en vivo termina sin un informe de alguna violación, y Discord no graba en absoluto.
Pero Discord, que se ha enfrentado a la presión para frenar contenidos que promueven el acoso, incluso material a favor de la supremacía blanca en los chats de texto y voz, permite que los usuarios silencien o bloqueen a las personas que violen las leyes de comportamiento y depende de la comunidad marcar un determinado audio como «problemático».
Como bien apunta Reuters, estos modelos comunitarios pueden empoderar a los usuarios, pero pueden estar sujetos a sesgos. Clubhouse, por ejemplo, ha enfrentado críticas por informes de misoginia, antisemitismo y desinformación de COVID-19[contexto id=»460724″] en la plataforma a pesar de las reglas contra el racismo, el discurso de odio, el abuso y la información falsa. Estamos hablando de una aplicación que tiene 10 millones de usuarios activos semanales.
Tanto Clubhouse como Twitter, fueron muy escuetos a la hora de explicar cómo están trabajando para evitar que el audio se convierta en una herramienta más para promover valores negativos. Lo que indica que es una materia pendiente.
“Es realmente importante que estos servicios aprendan de la implementación de la transmisión de video para comprender que enfrentarán el mismo tipo de preguntas”, analizó Emma Llansó, directora del Proyecto de Libre Expresión en el Centro para la Democracia y la Tecnología y una miembro del Consejo Asesor de Seguridad de Twitch. Y dejó una pregunta en el aire: «¿Qué sucede cuando las personas quieren usar su servicio para transmitir en vivo el audio de un encuentro con la policía o un ataque violento?»