(Gin)slandia está que arde
A Islandia se la conoce como la isla del hielo y el fuego, y quienes la describen así no lo hacen por capricho. Entre sus montañas, ríos, precipicios, cascadas, volcanes y glaciares se esconden secretos y paisajes que no sólo quedarán bien en una instantánea, sino que dejarán huella hasta en el viajero más viajado que los descubra.
A Islandia se la conoce como la isla del hielo y el fuego, y quienes la describen así no lo hacen por capricho. Entre sus montañas, ríos, precipicios, cascadas, volcanes y glaciares se esconden secretos y paisajes que no sólo quedarán bien en una instantánea, sino que dejarán huella hasta en el viajero más viajado que los descubra.
En los últimos años, Islandia se ha colocado en la lista de destinos ‘obligados’ y eso se demuestra con números: según los datos de la Oficina de Turismo de Islandia, de enero a diciembre de 2015, 27.166 viajeros españoles visitaron tierras islandesas, mientras que en 2014 la cifra se situó en 20.932. En comparación con el mismo periodo del año pasado, supone un aumento de más del 30%. Y esto sólo se refiere a turistas españoles, que cada vez visitan más una isla que destaca por sus paisajes y su bullente vida cultural. Los estadounidenses son los que más viajan a Islandia gracias a un aumento récord superior al 59% registrado durante el último año. ¿Qué tiene Islandia que atrae a tantos en tan poco tiempo?
24 horas de luz para no perderte nada
La mejor época para viajar a Islandia y contar con un clima más benévolo es la estival (junio, julio y agosto), que cuenta con sus 24 horas de luz. De esta forma, te sobrarán horas para visitar cada impresionante rincón de la isla. Sin embargo, muchos recomiendan viajar en los meses de mayo y septiembre, ya que el tiempo no es malo y la afluencia de turistas es menor. Si tu objetivo es avistar una aurora boreal y llevarte de vuelta las mejores instantáneas nocturnas, tendrás que soportar el frío del invierno ya que es en esa época de año en la que es más fácil ver este espectáculo de la naturaleza. Tú eliges, cualquier momento es perfecto para viajar a Islandia.
Pero Islandia es más que una postal, su nueva y bullente vida cultural y su aspecto cosmopolita han llamado la atención de muchos, incluidos los organizadores de uno de los eventos de música electrónica más importantes del planeta.
El Sónar recorre 5.000 kilómetros de Barcelona a Reikiavik
El festival de música electrónica por excelencia, el Sónar barcelonés, nació allá por 1994 y ha elegido Reikiavik como uno de sus destinos extranjeros. Una valiosa muestra de que la capital islandesa mola bastante. El festival se desarrolla en febrero en cinco escenarios diferentes, todos situados en el icónico auditorio Harpa, frente al puerto de la ciudad. El auditorio fue inaugurado en 2011 y es obra del arquitecto danés Henning Larsen, discípulo de Arne Jacobsen, en colaboración con el artista danés-islandés Olafur Eliasson. Se trata de uno de los edificios que forman parte del skyline moderno de la capital islandesa, y ejemplifica cómo la vida cultural y cosmopolita se desvela entre sus edificios históricos.
El Sónar es, en sí, una explosión de creatividad. En Reikiavik van incluso más allá, con iniciativas como la de PONG+ en la que los asistentes podían jugar al clásico del arcade ‘Pong’ en la fachada del edificio. La experiencia visual es incomparable, y puede observarse en este vídeo:
La quinta edición del Sónar islandés se celebrará los días 16, 17 y 18 de febrero de 2017. Para este quinto aniversario los organizadores han preparado una extensa programación repleta de actuaciones: más de 70 grupos, artistas y DJs harán vibrar el auditorio Harpa.
El Sónar no ha aterrizado en Islandia por casualidad. La isla lleva ya tiempo instalándose en el panorama festivalero como una alternativa a los festivales del calor
El Sónar no ha aterrizado en Islandia por casualidad. La isla lleva ya tiempo instalándose en el panorama festivalero como una alternativa a los festivales del calor (bien los conocemos en España). Uno de los ‘históricos’ es el Iceland Airwaves, que tiene un origen peculiar. Comenzó como un evento off, clandestino, allá por 1999. Se celebraba en uno de los hangares del aeropuerto de Reikiavik y, ahora, su principal sponsor es Icelandair, el Iberia islandés. Por allí han pasado reconocidos artistas internacionales, y también algunos que forman parte del orgullo patrio islandés como Björk o Sigur Rós.
Las aguas termales, un seguro de vida
Una de las actividades más famosas y típicas que se realizan durante los viajes a Islandia son los baños en aguas termales, todo un placer para cuerpo y mente. Hay aguas termales más célebres que otras, como es el caso de las de la Laguna Azul. Muchos apuntan que, al ser tan turísticas, suelen estar más sucias que otras. Por ello, es recomendable visitar otras menos concurridas pero igualmente de impresionantes. Las aguas de Myvatn, una ciudad al norte de Islandia, están orientadas al turismo, pero con unas instalaciones impecables. Además, son considerablemente más baratas que las de la Laguna Azul. Los beneficios para la salud de darse un buen baño termal son innumerables.
Agua pura transformada en gintonic
Como Islandia, la bebida que emana de sus aguas también está en boga. El gintonic era, hasta hace unos pocos años, un “licor de viejas”. No obstante, hoy se encuentra entre los favoritos de todo bar de copas cosmopolita, copando con su abrumadora variedad toda carta –y cata- de cualquier barrio hipster en medio mundo. Bien, pues en Islandia saben hacer gintonics –o por lo menos ginebra-. De su naturaleza sale una de las aguas más puras del planeta, ya que las rocas volcánicas que la envuelven actúan como filtro. Estas aguas son la base perfecta para crear una ginebra tan cool como la Martin Miller.
El licor se destila en Inglaterra, en el Black Country, pero el agua que utiliza es la más pura del mundo: la islandesa
La ginebra premium Martin Miller no es muy conocida por el gran público, pero los expertos la colocan entre las mejores del mundo. Su proceso de fabricación es algo elitista: su origen parte de tres caballeros ingleses que, en 1999, se reunieron en Notting Hill en búsqueda de los ingredientes necesarios para la creación de la mejor ginebra del mundo. Tal ambicioso objetivo les llevó hasta Islandia. El licor se destila en Inglaterra, en el Black Country, pero el agua que utiliza es la más pura del mundo: la islandesa. 3000 millas separan el proceso de destilación del de mezclado (entre la ida y la vuelta), pero garantiza una pureza y exclusividad nunca antes vistas. De esta forma, Islandia también se coloca en lo más alto de lo más demandado de lo que llevamos de siglo: un buen gintonic.
Entre paisajes, eventos culturales, música electrónica y gintonic se mueve ahora Islandia, el destino de moda en el que deberías estar ahora mismo. La isla del hielo y el fuego está que arde, y conocerla es cada vez más accesible. Desde España hay ya más de 20 tour operadores que conectan con Islandia.