Diferentes 'diadas' según el color con que se miren
El 11 de septiembre es el día de la fiesta nacional en Cataluña, la Diada. The Objective ha hablado con representantes de algunas formaciones políticas para tratar de comprender la polémica que rodea esta festividad. Este año, además, marcada por el 40 aniversario de la primera Diada que se celebró tras la dictadura franquista. Un multitudinario acto convocado en Sant Boi de Llobregat en 1976 por la Assamblea Nacional Catalana (ANC).
“La fiesta de Cataluña es el Día Once de Septiembre”, artículo 8.3 del Estatut Catalán.
En esto es en lo único que parecen ponerse de acuerdo los partidos en Cataluña. A partir de ahí, hay tantas ‘diadas’ como interpretaciones sobre lo que debe o no debe ser, sobre su historia, su significado e incluso su ADN. The Objective ha hablado con representantes de algunas formaciones políticas para tratar de comprender la polémica que rodea esta festividad. Este año, además, marcada por el 40 aniversario de la primera Diada que se celebró tras la dictadura franquista. Un multitudinario acto convocado en Sant Boi de Llobregat en 1976.
Cuatro décadas después, es En Comú Podem quien ha querido celebrar allí su acto de partido.«Esa Diada simboliza la lucha de las clases populares, aunando la lucha por las libertades nacionales, sociales y democráticas. Esa Diada abre un camino a la del 11 de septiembre del 77, que lleva a la restauración de la Generalitat republicana, se acaba restableciendo la Generalitat y vuelve (Josep) Tarradellas y eso se hace previamente a la Constitución española, con lo cual el autogobierno de Cataluña se convierte en una de las grandes claves de la democratización de un periodo a partir de la movilización popular», explica su portavoz y diputado en las Cortes Generales, Xavier Domènech. «En estos momentos hay mucho que reivindicar en cuanto al trato que está dando el Estado a Cataluña, con medidas centralizadoras, como la ley Montoro de control de intervención de las finanzas de la Generalitat y también por el derecho a decidir de los catalanes y catalanas», añade.
Y es en esto de las reivindicaciones y de la simbología donde las diferencias entre partidos son más evidentes. Carlos Carrizosa, portavoz adjunto del Grupo de Ciudadanos en el Parlament de Catalunya, tiene una visión totalmente diferente a la de Doménech cuando se le pregunta por esta conmemoración especial de la Diada.«¿40 años?», pregunta como sorprendido. «Si es que el sentido del 11 de septiembre era recuperar unas instituciones propias y eso ya se cumplió en 1979 con la recuperación del Estatuto de Autonomía en Cataluña. Por lo tanto, que se continúe dando a la fiesta del 11 de septiembre un contenido político, un carácter reivindicativo durante las décadas anteriores, no se explica más que por mantener un caldo de cultivo nacionalista en Cataluña».
Si en lugar de hablar con ellos por separado, esto hubiera sido una mesa redonda, un debate, seguro que al representante de C’s ya le hubiera interrumpido Carles Campuzano, portavoz adjunto en el Congreso de los Diputados del Partit Demòcrata Català (PDC) – hasta hace poco Convergencia – que cree que hablar en esos términos es desconocer la historia de Cataluña y, por tanto, de la propia Diada. «Los que vienen de una tradición nada catalanista y poco democrática como Ciudadanos, tienen una mirada un poco estrambótica. El consenso durante los primeros años del siglo XX, el consenso durante la II República, el consenso del anti franquismo y el consenso desde la Transición es que la Diada de Cataluña, el 11 de septiembre, conmemora precisamente la caída de Barcelona, la eliminación del barrio de la Ribera que existía en esa zona y la liquidación de las libertades de Cataluña; ese es el consenso histórico, común y democrático en Cataluña. Ciudadanos viene de una tradición que, en Cataluña, podríamos empalmar con el ‘lerrouxismo’, el partido radical de Alejandro Lerroux. Lerroux no participaba de esa tradición y (Albert) Rivera empalma con esa tradición, ciertamente», declara el parlamentario convergente.
Festejar la derrota de 1714
Antes de ese 11 de septiembre de 1976, la fiesta de Cataluña había pasado por muchos altibajos desde la primera vez que se conmemoró en 1886 con una misa en la Iglesia de Santa María del Mar. Se reivindicaban entonces los sucesos de 1714, cuando Barcelona fue derrotada por las fuerzas borbónicas en la Guerra de Sucesión, pero con un carácter estrictamente cultural y religioso. Esa misma fecha, 300 años después, tiene un significado bien distinto según a quién se pregunte.
Para un partido como Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), cuestionar la simbología de ese momento es «desconocer de manera interesada el ADN del 11 de septiembre» que «siempre ha tenido un carácter reivindicativo de los derechos sociales, laborales y políticos del pueblo de Cataluña; es que no es nada nuevo. Si cualquiera se interesa un poco por el tema e investiga, verá que las ‘diadas’ siempre han tenido un carácter más o menos político». Quien así habla es el diputado de ERC en el Congreso de los Diputados, Gabriel Rufián. El problema, añade, está en que «forma parte del discurso de la derecha, del PP y Ciudadanos e incluso de una parte del PSOE más rancio, sustraer de política cualquier tipo de manifestación o de reivindicación. Yo creo que este tipo de actos son políticos, ahora bien, nosotros lo decimos desde el minuto cero, la Diada está abierta a todo el mundo, obviamente. De hecho, la Diada no es de nadie en concreto, es del pueblo de Cataluña».
«La Diada no es de nadie en concreto, la Diada es del pueblo de Cataluña»
De regreso a la época democrática, la Diada no se proclamó oficialmente Día Nacional de Cataluña hasta 1980. Entonces, los actos oficiales se limitaban a una ofrenda floral ante la estatua de Rafael Casanova, uno de los líderes locales en la batalla de 1714, y una recepción pública.
Hubo que esperar a 2004 para que Gobierno autonómico y Parlament celebraran conjuntamente un acto en el Parque de la Ciutadella de Barcelona. Un acto institucional al que, desde unos años, ya no asisten todos los partidos del arco parlamentario. Ni Ciudadanos ni PP acuden este año. No lo hicieron tampoco en 2015, entre otros motivos porque había elecciones autonómicas 15 días después. El PSC sí asiste y lo ha hecho siempre, porque como explica Mertixell Batet, diputada en el Congreso por Barcelona, se trata de “actos institucionales que son, además, una tradición que puso en marcha precisamente un presidente socialista, Pasqual Maragall. Fue la primera persona que empezó a hacer actos abiertos a la ciudadanía en el Parque de la Ciutadella, involucrando a todas las personas; en estos actos, por supuesto que nosotros, por respeto a las instituciones catalanas y porque creemos que es un día importante, pues participamos”.
Este año se ha trasladado dicho acto al Mercado del Born de Barcelona el sábado 10 por la noche, no sin polémica también. Para C’s se trata de “unas ruinas de la Barcelona de la época de 1714 que se han convertido en un parque temático del independentismo, y allí es donde quieren celebrar el acto institucional. Por lo tanto, nosotros nos hemos negado a participar”, dice Carrizosa. Tampoco nadie del Partido Popular acudirá al citado Centro. “Nosotros entendemos que la Diada de Cataluña ha dejado de ser una Diada de todos los catalanes, para convertirse en una Diada de una parte de ellos, una Diada de los independentistas y por eso no vamos a participar en ningún acto institucional, por el contenido totalmente tendencioso que tienen todos ellos”, dice el presidente del Grupo Popular en el Parlament, Xavier García-Albiol.
Para el representante del PDC, la simbología del Parque de la Ciutadella es la misma que la de El Born. “De hecho el Parque de la Ciutadella es el cuartel militar que se instala después de la guerra de 1714, cuando se derriba una parte de ese barrio y El Born forma parte de ese mismo espacio simbólico; de hecho están a cinco minutos el Born de la Plaza”, explica Campuzano, que no ve dónde está el problema de celebrar en uno u otro sitio el acto central institucional de la Diada. Este año se ha querido rendir homenaje a “las personas migradas, tanto las recién llegadas como a los catalanes que actualmente o en algún momento de su historia, han tenido que irse fuera”, según la Generalitat. Es una forma de reivindicar “el papel de Cataluña como tierra de acogida a lo largo de la historia”.
Las marchas de la ‘desconexión’
Más allá de la solemnidad de algunos actos, el 11 de septiembre es el día en el que de forma más clara se demuestra la división de los partidos en torno a la Diada. Es verdad que desde hace cinco años, la manifestación en Barcelona que convoca la Asamblea Nacional junto con Ómnium Cultural y los partidos soberanistas, no ayuda mucho a lograr un ambiente de concordia. Este año, como se supone que es la marcha de la «desconexión», se han convocado cinco y, a la de la Ciudad Condal, se suman Lleida, Berga, Salt y Tarragona. «La movilización pacífica más importante de la historia del país», aseguran los organizadores.
Junto a ellos estarán representantes de la CUP, Junts pel Sí, ERC, En Comú Podem y el Partido Democrático Catalán de Artur Mas, entre otras formaciones independentistas. Como dice Carles Campuzano, el mensaje que quieren transmitir es que «los catalanes queremos decidir nuestro futuro y que esperamos tener un Estado propio». En esto, no se diferencia nada de ERC o En Comú Podem. Desde luego, las anteriores marchas fueron multitudinarias y se espera que esta también lo sea, aunque a 48 horas de su celebración había en torno a 300.00 inscritos, una cifra sensiblemente inferior a las anteriores convocatorias.
«Los catalanes queremos decidir nuestro futuro y esperamos tener un Estado propio»
Quienes seguro que no se han inscrito son los representantes del PSC. Y es que la manifestación «se convoca de manera partidista y con unos objetivos de excluir», comenta Meritxell Batet. «Al final, lo que buscan es montar actos excluyentes de otras ideologías o de otras personas que piensan distinto y eso choca directamente con lo que debería ser el espíritu de un día donde tendríamos que buscar lo contrario, la integración, la cohesión y que todos nos sintamos a gusto». No acuden tampoco los miembros del PP. «Haremos en Barcelona la lectura de un manifiesto donde expresaremos nuestra opinión sobre cómo vemos Cataluña y hacia dónde queremos que vaya Cataluña», comenta Albiol, sin necesidad de explicar que su partido defiende la unidad de España sobre todas las cosas. Como Ciudadanos, que va a dar un enfoque festivo a la Diada con «un acto despojado de connotaciones políticas, una paellada en Premià de Mar, abierta a quien quiera ir y que es simplemente para pasar un buen día festivo en compañía de las personas que se quieran sumar», indica Carlos Carrizosa.
Un año más, todas las miradas estarán puestas en la Diada, dentro y fuera de España, para confirmar que los protagonistas de la fiesta de los catalanes no son tanto los ciudadanos en general, sino los partidos políticos en particular y sus respectivos mensajes. Y es que, al final, cada uno habla de la feria, en este caso de la Diada, según le va en ella.