El Día Internacional de la Paz en un mundo en guerra
El ser humano lleva tanto tiempo batallando como buscando la paz. En la época contemporánea, las dos grandes guerras del siglo XX fueron devastadoras y la paz se convirtió en una necesidad. La creación de la sociedad de naciones, que ahora conocemos como Organización de Naciones Unidas (ONU), no ha logrado aún cumplir con su mandato de un mundo en paz. Se han dado pasos, algunos simbólicos como fijar el 21 de septiembre Día Internacional de la Paz.
La Asamblea General de las Naciones Unidas estableció en 1981 el 21 de septiembre Día Internacional de la Paz y en 2001 acordó por unanimidad fijar esta misma fecha como la jornada de la no violencia y el alto el fuego.
Desde que el mundo es mundo la Historia de la humanidad está llena de guerras en las que pueblos enteros han sido aniquilados por otros, de luchas territoriales, batallas por el poder, sucesiones sangrientas, guerras civiles… El ser humano lleva tanto tiempo batallando como buscando la paz. En la época contemporánea, las dos grandes guerras del siglo XX fueron devastadoras y la paz se convirtió en una necesidad. La creación de la Sociedad de Naciones, que ahora conocemos como Organización de Naciones Unidas (ONU), no ha logrado aún cumplir con su mandato de un mundo en paz. Se han dado pasos, algunos simbólicos, como el de fijar el 21 de septiembre Día Internacional de la Paz, en el que se invita a todos los pueblos a respetar el cese de la violencia y el alto el fuego durante toda la jornada.
Cada año, el Día de la Paz incide en algún aspecto esencial que permita, si no cumplir, al menos sentar unas bases mínimas que ayuden a lograr el objetivo último de un mundo en paz. En esta ocasión se ha elegido el Desarrollo Sostenible recordando que «el fin de la pobreza, la protección del planeta y el logro de una prosperidad ampliamente compartida son factores que contribuyen a la armonía global». El pasado año, los 193 Estados miembros de la ONU aprobaron por unanimidad 17 objetivos de desarrollo sostenible. «Son universales, se aplican en todos los países y son fundamentales para conseguir la paz», dijo el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon en su intervención en junio, con motivo de la cuenta atrás para la celebración del Día de la Paz. «Los líderes del mundo nos han dado una hoja de ruta clara y, siguiéndola, podemos ayudar a construir un futuro de paz y prosperidad», añadió.
El fin de la pobreza, la protección del planeta y el logro de una prosperidad ampliamente compartida son factores que contribuyen a la armonía global
La paz es el compromiso más importante de Naciones Unidas, recordó en 2015 Ban Ki-moon durante su discurso con motivo de la celebración del Día Internacional de la Paz. Y es cierto. Ese compromiso es el que define la misión de la ONU y su trabajo en el mundo «desde el mantenimiento de la paz y diplomacia preventiva hasta la promoción de los derechos humanos y el desarrollo». Los derechos humanos son inherentes a la consecución de la paz, como lo es también el desarme y la no proliferación de armas nucleares, o la democracia y la educación. Son sólo algunos de los factores esenciales que cualquier pueblo necesita para vivir en paz.
Cada año en este día señalado, el canal de youtube de la ONU se llena de mensajes de paz procedentes de los cinco continentes. Son mensajes de esperanza para el conjunto del planeta pero, sobre todo, para aquellos territorios donde la población civil convive a diario con la muerte provocada por las guerras que siguen causando estragos y desplazamientos masivos, cosechas arrasadas y falta de alimentos.
El incesante horror de las guerras
Sí, en el Día Internacional de la Paz hay que hablar de la guerra. De los enfrentamientos entre hermanos, de las batallas entre territorios, de combates en nombre de no se sabe bien quién o qué, de invasiones por intereses económicos no reconocidos. Guerras, en definitiva, que cada día dejan miles de muertos, decenas de miles de desplazados que buscan refugio, con desigual suerte, en otros países.
Afganistán, Pakistán, Somalia, México, Nigeria, Siria, Oriente Medio, Irak, Sudán del Sur. Son sólo algunos de los países donde las guerras causan más de 10.000 muertos cada año.
Guerras como las de Afganistán o Irak, en las que la participación de la comunidad internacional a través de grandes coaliciones lideradas por Estados Unidos, han dejado a la ONU en un lugar bastante poco honroso por su incapacidad para frenar las acciones bélicas de Occidente, unas invasiones que han desatado una guerra internacional que fue declarada el 11 de septiembre de 2001, cuando el grupo Al-Qaeda liderado por Osama Bin Laden atentó contra las Torres Gemelas de Nueva York causando más de 3.000 muertos. La paz no parece estar próxima en estos países. Como tampoco la guerra civil en Siria, donde la débil tregua aceptada por las partes en conflicto y acordada por Rusia y Estados Unidos, apenas ha durado unos días con una brutalidad que ha escandalizado a la comunidad internacional. La guerra entre el gobierno del presidente Bashar Al-Assad y los rebeldes comenzó en 2011. Cinco años que dejan un balance desolador: cerca de 300.000 muertos y más de 3.000.000 de refugiados.
Hablar de narcotráfico es hablar de guerra también. En un país como México, donde si uno pregunta le dirán que es un país que vive en paz, hay un conflicto armado que libran desde hace años los distintos gobiernos mexicanos contra los cárteles de la droga. Desde 2006 – cuando el gobierno anunció un operativo contra el crimen organizado en el estado de Michoacán, tras la muerte de 500 personas – y enero de 2012 se estima que han muerto alrededor de 60.000 personas mediante ejecuciones, enfrentamientos entre bandas rivales y acciones de las autoridades mexicanas. Entre las víctimas mortales hay narcotraficantes, miembros de los cuerpos de seguridad, autoridades y civiles.
La paz es el fin último de todos los pueblos, pero son muchos los intereses que impiden acabar con conflictos. Luchas por el poder, corrupción, dictaduras. Ante la evidente ausencia de conflictos, en el Día Internacional de la Paz, merecen un capítulo aparte quienes trabajan con la misión de lograr esa ansiada paz.
La Paz no es cosa de un día
Especial recuerdo merecen en esta fecha las miles de personas que trabajan a diario por el restablecimiento de la paz, de la democracia y de la convivencia a costa, en muchas ocasiones, de su propia vida en países en conflicto. Los cascos azules, los cascos blancos, voluntarios, personal de ONGs que se juegan la vida para salvar las de otras personas en situación de riesgo.
Llamamiento a todos los gobiernos, instituciones, organizaciones, así como a todas las personas, para que trabajen en la construcción de una verdadera Cultura de Paz.
Actualmente hay 16 operaciones de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz o para promover y proteger los derechos humanos en países inestables que no están en guerra pero que tampoco viven en paz como Haití o Sáhara Occidental. También las guerras civiles para ayudar a procesos de paz como en Liberia, Costa de Marfil, Malí, República Centroafricana, República Democrática del Congo, República de Sudán del Sur, República Centroafricana, Darfur, Sudán, República de Sudán del Sur, Kosovo, Chipre, Oriente Medio, Líbano, los Altos del Golán sirio, India y Paquistán.
Fuera de la organización de Naciones Unidas, la paz es la razón de ser de numerosas Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) que se nutren, sobre todo, de personal voluntario. En todas ellas coinciden la defensa de los Derechos Humanos, la prevención de la violencia, la educación para la paz, el apoyo a las personas migrantes y la sensibilización y la movilización social. Trabajan sobre el terreno, amparadas por misiones de paz de Naciones Unidas, aunque no siempre, por un mismo compromiso: la paz. Son organizaciones muy críticas con los gobiernos, con la política de despachos, por considerar que la paz sería posible si no hubiera tantos intereses económicos relacionados con el petróleo o la industria armamentística, entre otros.
En España, varias ONGs (Amnistía Internacional, Greenpeace, FundiPau e Intermón Oxfam) denunciaron el pasado año que «la exportación de armas españolas durante el año 2014 ha favorecido la comisión de crímenes de guerra». En un documento presentado de forma conjunta criticaban «la venta de bombas, misiles y otro tipo de armamento a países en conflicto como Yemen, República Centroafricana, Ucrania, Egipto o Irak».
Además, la paz no sólo no es posible mientras haya conflictos armados, tampoco será posible si persisten el terrorismo, los delitos de odio, la persecución, la pobreza y la exclusión socioeconómica, que representan «formas de violencia que a diario sufren millones de personas en todo el mundo», recuerda en este día el Movimiento por la Paz, el Desarme y la Libertad (MPDL). Desde esta ONG, explican que en este Día «trabajamos por la construcción de una verdadera cultura de Paz y reivindicamos el respeto de los Derechos Humanos como herramientas para alcanzar la paz». En especial, MPDL destaca la grave situación en la que viven 65 millones de personas que, según ACNUR, se han visto obligadas a abandonar sus hogares a causa de los conflictos, la persecución o las violaciones de derechos humanos, provocando la peor crisis de refugiados que se recuerda. Más de 5.000 personas murieron ahogadas en todo el mundo durante el año 2015, de las cuales, cerca de 3.000 perdieron sus vidas en el Mediterráneo, cuando sus sueños llegar a un lugar donde empezar de nuevo una vida mejor se quedaron en el camino.
El terrorismo, los delitos de odio, la persecución, la pobreza y la exclusión socioeconómica, representan también formas de violencia que a diario sufren millones de personas en todo el mundo
«Por todo ello, desde el Movimiento por la Paz hacemos un llamamiento a todos los gobiernos, instituciones, organizaciones, así como a todas las personas, para que trabajen en la construcción de una verdadera Cultura de Paz. Solo de esta manera podremos aspirar a vivir en un mundo donde se asegure el respeto de los Derechos Humanos, la justicia social y la igualdad de oportunidades».
La paz es uno de los deseos que más personas comparten en el mundo y, sin embargo, sigue siendo una quimera.