Billions. No otra serie americana, es la serie americana
El heroísmo americano se mide en escala de verdes.
En un tiempo en el que en la auto-proclamada tierra de la libertad, un país forjado de valientes e inmigrantes, la ilusión del sueño americano parece entrar en conflicto con su desmedida pasión por el progreso y el éxito, Billions, la aclamada serie de Showtime emitida por Movistar + Series en España, aparece en nuestras pantallas para recordarnos que desde hace tiempo el heroísmo americano no se mide en escala de grises, sino de verdes.
El momento, no podría ser mejor, hoy más que nunca el sistema de valores de Estados Unidos ha dejado ver sus grietas, sus contradicciones, su fragilidad y América está bajo celoso escrutinio del mundo entero, que vigila atento cada paso, cada declaración, cada nombramiento, cada protesta, cada tweet. El escenario también es idóneo, obviamente Billions está ambientada en Nueva York, el cerebro financiero de Estados Unidos… y también su corazón herido y su hígado enfermo. El hilo conductor, la lucha de poder de dos antihéroes ambiciosos, imposibles de amar, pero más imposibles de odiar, porque de alguna manera logran despertar admiración culposa: Chuck Rhoades (Paul Giamatti), el fiscal del distrito sur de Nueva York, y el magnate, genio desalmado -pero genio al fin- de los fondos de inversión privados de Wall Street, Bob Axelrod (Damian Lewis).
Con una producción y guiones impecables, Andre Ross Sorkin, Brian Koppelman y David Levien, creadores de la serie, logran atraparnos desde el minuto uno, porque más allá de si entendemos o no la bolsa o el sistema de justicia de Estados Unidos, Billions logra que nos identifiquemos con sentimientos más profundos que son inherentes al hombre, independientemente de que sean millonarios narcisistas o no, como la ambición, el deseo de poder y la capacidad de cada quien de malear el concepto de justicia a placer.
Al duelo de Rhoades y Axelrod se suma una arista que da lugar a un triángulo bastante peculiar: Wendy Rhoades, esposa de uno, psiquiatra del otro. Un poderoso personaje femenino que nivela un poco el nivel de testosterona del drama y de la oficina de Axe Capital. El papel de Wendy está interpretado por Maggie Siff, conocida por su rol de Rachel Menken en Mad Men, y de la doctora Tara Knowles en Sons of Anarchy.
Paul Giamatti y Damian Lewis, por su parte, prácticamente no necesitan presentación. El primero se dio a conocer con interpretaciones sobresalientes en numerosas películas como El Show de Truman o El Negociador y pasó a la línea de protagonista con su papel de Harvey Pekar en American Splendor y luego, al interpretar a Joe Gould en Cinderella Man, fue nominado a Mejor Actor en los Globos de Oro. Lewis por su parte es el inolvidable marine en desgracia Nicholas Brody de Homeland, papel por el que logró un Globo de Oro y un Emmy a Mejor Actor.
Podemos seguir hablando de premios y reconocimientos, pero es justo ahora cuando Wendy Rhoades nos recordaría que a veces la opinión pública es irrelevante, que hay aprender a ignorar a esas voces externas porque lo único que importa es lo que nos susurra esa voz alfa que todos tenemos dentro, sobre todo los ególatras confundidos de Wall Street, esa voz que sienten vibrando en su pecho cada vez que compran una acción y venden en alza, esa voz que quema cuando las ganancias del año ascienden las 7 cifras, esa voz que va hacer a América grande de nuevo y que va a hacer de Billions tu serie favorita de la temporada.