La Sociedad de la Información en tiempos de Netflix
Allá por 1997, Reed Hastings y Marc Randolph crearon un videoclub de servicio a domicilio en Los Gatos (California). Los clientes de este servicio de vídeo online podían solicitar un DVD que les llegaba a la puerta misma de su casa por correo ordinario. Todo esto se gestionaba a través de una página web, lo que ya era una verdadera revolución en la época.
Allá por 1997, Reed Hastings y Marc Randolph crearon un videoclub de servicio a domicilio en Los Gatos (California). Los clientes de este servicio de vídeo online podían solicitar un DVD que les llegaba a la puerta misma de su casa por correo ordinario. Todo esto se gestionaba a través de una página web, lo que ya era una verdadera revolución en la época.
Sin el nacimiento del DVD, de hecho, Netflix nunca habría existido. Sus fundadores estuvieron a punto de abandonar la idea por los problemas logísticos que entrañaba el envío de VHS.
La clave estaba en el mismo formato, y es que con la desaparición del VHS y la entrada del DVD los problemas logísticos desaparecieron. Esto era Netflix antes de entrar en el mundo del streaming digital allá por 2007. Casi 20 años después del primer envío al domicilio de un cliente, ahora Netflix es un gigante de la ficción gracias a sus producciones propias, que incluso marcan tendencia en la denominada “televisión tradicional”.
La expansión internacional, clave del éxito
El 6 de enero de 2016, el CEO de Netflix, Reed Hastings, anunció que Netflix iba a pasar a estar presente en 130 países nuevos, triplicando la distribución de la compañía. “Hoy estamos presenciando el nacimiento de una nueva cadena de televisión por internet global”, afirmó Hastings. Bajo el hashtag #NetflixEverywhere, la empresa celebró este hito en sus redes sociales. Entraban países con unas audiencias potenciales muy jugosas para la compañía, como Rusia, India o Corea del Sur. Sin embargo, quedaba una espina clavada: China, la excepción notable de este “Netflix en todas partes”. Aparte de la nación más poblada del mundo, quedaban fuera otras zonas sensibles como Crimea, Corea del Norte o Siria, debido a las restricciones hacia las compañías estadounidenses en estos territorios por parte del gobierno norteamericano.
Además de añadir países, se apuntaban más idiomas a los 17 que soportaba su plataforma: árabe, coreano y chino (a pesar de estar China fuera de la lista de naciones conectadas a este servicio de streaming). Básicamente, Netflix se estaba globalizando a niveles insospechados tan sólo cuatro años atrás, cuando daba su primer gran salto a Europa. Y es que es precisamente la expansión internacional, iniciada esencialmente en 2012, la causante de que Netflix haya cuadriplicado sus suscriptores.
Pero no es oro todo lo que reluce. En las últimas semanas hemos asistido a un desplome notable en Wall Street de las acciones de Netflix. Esta bajada de las cotizaciones del gigante de Los Gatos es una sorpresa, sobre todo teniendo en cuenta que mejoró su beneficio neto en un 12% en el primer trimestre de 2016, y que obtuvo unos beneficios de 1.957 millones de dólares, que subieron un 24,4%. Entonces, ¿por qué se desploma Netflix en la bolsa? Porque Netflix no funciona tan bien fuera de Estados Unidos. Mientras que el negocio dentro de su país de origen le genera 413 millones de dólares, el mercado internacional le reporta pérdidas de 104 millones. Esto se traduce en una decepción de los inversores, que veían en el #NetflixEverywhere un verdadero filón. No obstante, Netflix no ha cumplido (de momento) con las expectativas de los analistas, que auguraban 3,5 millones de nuevos suscriptores internacionales, cuando realmente han atraído “tan sólo” a 2 millones, aproximadamente. ¿Será la próxima -y pendiente- inclusión de China a su lista de países un alivio en los mercados? Los movimientos que emprenda Netflix en los meses a venir serán mirados con lupa. Pero Netflix no es tan sólo una compañía con balances de números, Netflix es un modo de vida. Una plataforma que ha cambiado los hábitos de consumo de millones de personas.
De la cultura del binge-watching al Netflix and chill
Binge-watching es un término anglosajón para definir un telemaratón en plataformas de televisión digital. Netflix fue pionero en extender esta costumbre ya muy arraigada en los hábitos de los consumidores de entretenimiento online, especialmente entre los más jóvenes: los millenials y la generación Z.
Netflix fue la primera plataforma en lanzar las temporadas de sus series originales completas. Según una encuesta de la compañía en febrero de 2014, el 73% de sus usuarios definen el binge-watching como “ver entre dos y seis episodios de la misma serie de una sola tacada”. Ya en los años 80 existía un fenómeno parecido, el telemaratón de programas de televisión emitidos de continuo durante varias horas por una misma cadena. En los años 90 ya se utilizaba, especialmente en Estados Unidos, el término binge-watch, aunque era residual y se limitaba a los fandoms, o comunidades de fanáticos de una serie de televisión. La práctica era parecida a la que se ha extendido en los últimos años en las plataformas digitales, aunque el formato que se utilizaba era el de packs de DVD que incluían varias temporadas de una misma ficción. No obstante, la popularidad que ha adquirido en los últimos cinco años con la expansión de los servicios -legales o ilegales- de streaming ha colocado al binge-watching en la cultura popular como nunca antes.
Al menos el 70% de usuarios de Netflix realiza esta práctica, muchas veces animados por las propias tramas “gancho” de las series. La preocupación por que el que está frente a la pantalla esté viendo demasiadas horas de una misma serie ha hecho que el propio Netflix envíe una notificación que pausa la reproducción y cuyo mensaje es claro: “¿Todavía estás viendo la serie?”. Muchos critican esta medida diciendo que hace sentir vergüenza al usuario que recibe la notificación, y otros la defienden como un elemento crucial para preservar la salud de los espectadores. La aparición de este fenómeno sociológico ha auspiciado todo tipo de teorías y estudios psicológicos en torno a este hábito. Según el Journal of Health Psychology, el binge-watching no tiene nada de malo. Estos “atracones”, según sus investigadores, pueden resultar muy placenteros.
Las cifras estratosféricas de usuarios de Netflix en todo el mundo no pueden tenerse en cuenta sin otro dato fundamental para entender el fenómeno: la cantidad de horas que pasa la gente en la plataforma. La posibilidad de ver lo que quieras, cuando quieras, como quieras y desde la pantalla que prefieras ha marcado la diferencia. En 2015, los usuarios vieron 42.500 millones de horas de series y películas. Ahora Netflix contempla la posibilidad de visualizar contenido online, lo cual multiplicaría seguro las horas de visionado. Otras plataformas ya ofrecen esta posibilidad, como YouTube o Amazon Video.
La influencia social de esta y otras plataformas está contrastada. Su continuidad se sustenta sobre un modelo de negocio que evita la publicidad, y sobre una nueva forma de contar historias.
La tarifa de suscripción, modelo de negocio
Ya por 1999, los de Los Gatos lanzaron una tarifa de suscripción con acceso ilimitado al alquiler de DVD. Comenzaba así una andadura que marcaría el camino del modelo de negocio de los servicios de streaming en internet. Netflix apuesta desde entonces, y todavía ahora, por el pago directo de los clientes a través de diversas tarifas mensuales, frente al modelo publicitario. De hecho, según un estudio reciente, Netflix ahorra de media a sus usuarios unos seis días de publicidad al año.
Los servicios en streaming, ya sean de películas y series como Netflix, o de música como Spotify, han propiciado el boom del ‘todo incluido’. Los modos de suscripción de Netflix varían según la calidad en que queramos ver los contenidos y el número de dispositivos que pueden hacer uso de una cuenta de forma simultánea. Actualmente, en España hay tres modalidades: 7,99 euros/mes (un solo dispositivo, SD), 9,99 euros/mes (dos dispositivos, HD), y 11,99 euros/mes (cuatro dispositivos, 4K). Una de las ventajas de Netflix es el gran abanico de dispositivos disponibles(móviles, tabletas, consolas, Apple TV, Smart TV, y -cómo no- el propio ordenador). Esto hace que muchos opten por una de las dos tarifas más altas.
Una nueva forma de contar historias
El gran paso que dio Netflix vino de la mano de la producción audiovisual. Más allá de ser ‘solamente’ una plataforma de streaming digital, se lanzó a producir títulos propios. Algunos de estos son su bandera, un orgullo que llevan por festivales y ceremonias de premios. House of Cards y Orange is the new black lanzaron al estrellato a Netflix, siendo una causa directa de su expansión internacional.
A estos títulos siguieron otros como Narcos o las colaboraciones con Marvel en Daredevil y Jessica Jones. Además, produce documentales y apoya el cine independiente. Netflix tiene previsto invertir más de 1.000 millones de dólares en series propias -algunas de ellas realizadas en diferentes países y con un target local- y ha comprado películas en el festival de Sundance. En la pasada edición de los Premios Oscar, Netflix entró por la puerta grande con dos nominaciones a Mejor Película Documental porWhat Happened, Miss Simone? y Winter On Fire: Ukraine’s Fight For Freedom.
Estos servicios de streaming han creado una nueva forma de contar historias. El binge-watching ha brindado la posibilidad de rodar episodios pilotos más arriesgados, así como la despreocupación por los datos de audiencia. Los guionistas y creadores de las series nativas para plataformas como Netflix tienen una mayor libertad creativa y narrativa, moldeando los argumentos para ser consumidos de una sola tacada. Pero la estrategia de Netflix aún está en el aire: ¿Quiere ser la televisión del futuro o una sala de cine indie? Sea como sea, sus títulos, argumentos y personajes se están convirtiendo en los iconos de una generación de espectadores exigentes.
Otros servicios
En Estados Unidos, la competencia que le ha salido a Netflix es feroz:Hulu,Amazon y el servicio de streaming de HBO apuestan fuerte por sus propios contenidos. En España ya había servicios similares antes de que Netflix aterrizara en octubre de 2015. Yomvi, de Movistar Plus, y las plataformas de televisión a la carta de los principales grupos de comunicación (MiTele, Atresplayer y RTVE a la carta).
Por lo tanto, se avecina un futuro combatido, donde los que más y mejor ofrezcan a cambio de menos tendrán las de ganar. 2016 iba a ser el año de Netflix con la expansión casi total de su servicio en el mundo. No obstante, ya hemos podido observar que las expectativas no se han cumplido, por lo que no está todo escrito en este modelo de negocio que ha cambiado nuestros hábitos, nuestro vocabulario y que ha complicado -todavía más- lo que llamamos ‘Sociedad de la Información’.