Stephanie Danler luce curiosa ante varios periodistas que hablan más español que inglés frente a ella. Su visita a la ciudad condal está auspiciada por la editorial Malpaso para la promoción de su libro Dulceagrio, una perspicaz y sensual novela que nace de la experiencia de la autora como camarera en Nueva York.
De esa época, aprendió de vinos, por lo que la escritora californiana comenta al grupo de periodistas que prefiere un Albariño que un Verdejo y ofrece una lista de sitios donde tomar café, porque “sí hacen buen café en NY”. El proceso para la publicación del libro también tiene un origen gastronómico. Si bien Danler ya había entregado a un agente el manuscrito, comentó sobre su libro con uno de los clientes que frecuentaba el restaurante donde trabajaba, quien -por esas casualidades de la vida- resultó ser editor y se ofreció a leerlo. Al poco tiempo, fue fichada por el cliente – editor: la editorial Knopf, consiguió los derechos de la obra y se mantuvo fiel a la orientación de la historia.
“Fue un privilegio que se respetara la multiplicidad de voces y el tono poético, romántico, que no recurre al argumento para atrapar al lector, sino a sus frases” afirma la escritora.
Dejando a un lado el tema de la publicación, la escritora afirma que el título de la novela tiene una historia interesante. Danler nos cuenta detalladamente que la poeta Anne Carson, siendo traductora de griego, descubrió que Safo llamaba al amor “dulceagrio”, por ese proceso en que el sentimiento, al principio, nos envuelve en dulzor y, luego, se transforma en amargura.
Entendiendo su fascinación por degustar, lo que más se destaca en esta primera novela, es esa manera de narrar, la multiplicidad de voces, de descripciones que se quedan clavadas en nuestra mente gracias a su valor poético y a las imágenes que evoca. “Cualquier persona puede conectar con Tess”, afirma Danler. La historia del personaje principal de Dulceagrio, puede ser la de cualquier chica que emigra de un pueblo a una ciudad buscando alcanzar sus metas y llevando a rastras una sensación de soledad. “La ciudad atrae a los huérfanos” comenta la escritora, y afirma que la travesía del personaje la convierte en huérfana, metafóricamente hablando, por el simple hecho de dejar familia y amigos, y aventurarse al nuevo espacio lleno de sueños y promesas que representa la gran metrópoli. Su experiencia como camarera lleva a la autora a afirmar que los restaurantes de Nueva York se convierten en un espacio de acogida para los trabajadores migrantes y, por tanto, sus compañeros de faena, en una familia.
Los próximos pasos de Stephanie Danler seguirán siendo los mismos que inició hace dos años: escribir nuevas historias y promocionar sus obras. Con picardía nos cuenta que ahora está preparando un libro de no ficción en la misma línea de sus columnas en Vogue o The Sewanee Review. Cuando algún periodista le pregunta si volvería al mundo de la restauración responde con “uno nunca sabe… yo podría volver”.