Minecraft: lucha contra el autismo en 2.0
Imagina que estás en un mundo abierto con posibilidades infinitas para crear lo que quieras; donde todo está compuesto por bloques cuadrados que generan una imagen pixelada, pero llena de magia. Esta podría ser una descripción de los incontables escenarios de Minecraft, uno de los videojuegos con más éxito en el mundo virtual, y que se está utilizando en una causa pedagógica: crear un espacio de ocio inclusivo para luchar contra el autismo.
Imagina que estás en un mundo abierto con posibilidades infinitas para crear lo que quieras; donde todo está compuesto por bloques cuadrados que generan una imagen pixelada, pero llena de magia. Esta podría ser una descripción de los incontables escenarios de Minecraft, uno de los videojuegos con más éxito del mundo virtual, y que ahora se está utilizando en una causa pedagógica: crear un espacio de ocio inclusivo para luchar contra el autismo.
La Asociación Desarrollo de Autismo de Albacete vio claro que podían aprovechar la proactividad que requiere este juego (debes crear tu casa, recolectar alimentos, salir a cazar, interactuar con otros personajes…) para trabajar y mejorar las habilidades de niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA). “Hemos creado lazos de amistad y hemos conseguido que los chicos se conozcan un poco mejor”, nos cuenta Cristina Sáez, psicóloga de esta asociación de padres y madres sin ánimo de lucro.
En 2015, la asociación creó el Club de Minecraft en el que 25 niños (algunos con TEA y otros no), interactúan mientras juegan al videojuego. “Minecraft tiene como un chat por el que se pueden escribir; entonces, al ser escrito, ellos pueden revisar lo que les están diciendo, entenderlo mejor, y pensar lo que van a contestar de forma adecuada”.
Sáez asegura que los resultados están siendo muy positivos, y que con este método se trabaja mucho la flexibilidad y la cooperación entre los chicos. “La flexibilidad en todo lo que se refiere a cambiar de opinión, escuchar la de los demás y aceptarla aunque sea diferente”. “Ver cómo se ayudan los unos a los otros; cómo se autorregulan diciéndose: venga, vamos a estar tranquilos, vamos a hacerlo así..”. Cristina Sáez resalta el trabajo que se realiza en todo lo referente al empoderamiento y a la autoestima de los niños.
Beneficios dentro del club, donde conocen y se relacionan con más niños, pero también fuera, como por ejemplo con los compañeros del colegio. Eso es lo que nos cuenta Aurora, la madre de Jaime, un niño de 12 años con Trastorno del Espectro Autista: «Con los amigos del colegio, que también juegan en casa al Minecraft, puede interactuar más porque ya sabe cómo se juega, conoce el vocabulario». En estos dos años en los que Jaime lleva formando parte del club «va avanzando en vocabulario, en expresión, en formar frases. Es muy enriquecedor».
Debido a los beneficios que perciben en sus propios hijos, esta asociación de padres y madres quiere mostrar su método a otros centros para que puedan enseñar y trabajar de la misma manera: jugando y aprendiendo con el Minecraft. Hace tan solo unos días, y gracias al programa ‘Erasmus+’, viajaron a un centro de educación especial en Lisboa para darles formación sobre este proyecto. Además, ya piensan en presentarlo en la Asociación Española de Profesionales del Autismo para seguir dando a conocer esta forma de trabajar el TEA.
Pero más allá de los planes y proyectos futuros, este domingo, en el Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo, ellos se quedan con los avances del presente. «Verle la cara de felicidad cuando le toca asamblea, o cuando se junta con sus amigos para seguir jugando». «Aquí, apenas se nota la diferencia entre un niño que tiene TEA y otro que no tiene; son prácticamente todos iguales», afirma la madre de Jaime. En este juego virtual las cualidades de todos suman para lograr el objetivo común: sobrevivir.