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Así es el festival de música más caro del mundo

Fyre Festival es el festival de música más caro, pero también el más excéntrico. Apenas pasaron unas semanas hasta que se vendieron todas las entradas, una vez salieron a la venta en el mes de diciembre y sin duda fue decisivo el hecho de que numerosas supermodelos y figuras del entretenimiento participaran en la promoción del evento.

Así es el festival de música más caro del mundo

Fyre Festival es el festival de música más caro, pero también el más singular del mundo. Apenas pasaron unas pocas semanas desde que se pusieron a la venta en diciembre y ya se habían vendido todas las entradas; sin duda, fue decisivo el hecho de que numerosas supermodelos, como Kendall Jenner, Bella Hadid o Alessandra Ambrosio, participaran en la promoción del evento. La gran fiesta se celebrará en una pequeña isla de Bahamas en dos fines de semana distintos, el primero en la última semana de abril, los días 28, 29 y 30, y el segundo en la primera de mayo, los días 5, 6 y 7.

Se trata de un festival que no atiende a limitaciones económicas. Se celebra en una isla privada llamada Fyre Cay, en el distrito de Exumas, apenas a una hora de vuelo de Miami, y que hace años perteneció al narcotraficante Pablo Escobar; este dato se ofrece en el vídeo promocional como un elemento más de atracción mediática. Detrás del proyecto se encuentra el rapero Ja Rule, nominado en cuatro ocasiones al Grammy, quien ha aprovechado su amplia agenda de contactos para invitar a músicos de renombre y celebridades de la televisión y de Instagram. Los conciertos de Major Lazer, Migos, Blink 182 y Disclosure son los más esperados, pero en ningún caso el único motivo por el que acudir a este festival en medio del océano.

Así es el festival de música más caro del mundo
Cartel promocional del festival. | Fuente: Fyre Festival

La idea de la organización es convertir el evento en unas vacaciones de lujo en un entorno paradisíaco. El pase más económico, y también el más limitado, cuesta 1.500 dólares, pero sólo da acceso libre a la isla y a los conciertos. En ella, además de la música, se han organizado galerías de arte, largas filas de hamacas y restaurantes de cocina vanguardista. No hay reservas en el lujo; no se acepta dinero efectivo en la isla y toda la comida es de primera calidad, así como los alojamientos.

Mark Musters, director creativo de Fyre, reconoció en una entrevista para The Wall Street Journal que el evento va dirigido a un público interesado en vivir experiencias y «capturarlas en Instagram», dejando patente que el principal motor del festival no es la música sino la creación de un paraíso aparente para los jóvenes dependientes de las redes sociales. Puede advertirse esta voluntad en el vídeo promocional, que utiliza a mujeres en bañador como objeto publicitario.

De hecho, este es uno de los puntos esenciales del negocio. Aunque el precio mínimo sea de 1.500 dólares, las tarifas son variadas y, en algunos casos, disparatadas, incluso en los packs más modestos. Como The Wanderer (El Vagabundo), que por 50.000 dólares incluye un billete de avión con ida y vuelta desde Florida, cuatro entradas, alojamiento para cuatro personas y dietas, o The Seafarer (El Marinero), que por 100.000 dólares incluye los vuelos, ocho pases, alojamiento para ocho personas en un yate exclusivo y dietas.

Caso aparte es The Great Northern (El Gran Norte), que por 250.000 euros no solo ofrece acceso a todo tipo de lujos, como un barco para diez personas, sino que además permite convivir durante los tres días con los famosos y asistir a sus fiestas particulares.

Fyre se ha propuesto, de este modo, convertirse en uno de los festivales de referencia para los jóvenes norteamericanos con alto poder adquisitivo. Su objetivo es alcanzar a Coachella, pero esta no parece una meta sencilla, pues este clásico primaveral sigue creciendo cada año y generó unos beneficios de 94 millones de dólares en su edición de 2016. La realidad es que Fyre está bien lejos de las cifras de Coachella. Tanto es así que la organización del festival está teniendo graves problemas financieros y los artistas invitados están sufriendo retrasos en el cobro de sus honorarios, según publica el Journal. A pesar de los altos precios impuestos y a que se espere una asistencia de 12.000 personas, a la organización le cuesta cuadrar los números.

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