Pedro Sandoval y Juan Gerstl: una conversación de arte, color y alma
Pedro Sandoval y Juan Gerstl quieren sacar el arte a la calle. Están trazando un plan y la entrevista no interrumpe la animada charla entre los artistas venezolanos: “Una gran estructura en el espacio público con la que la gente pueda interactuar”. Su energética bienvenida recuerda que la Historia del Arte está pasando ahora mismo si entre contemporáneos anda el juego. Tratándose de ellos idear significa crear, querer es poder y el trecho de la idea al hecho parece ínfimo.
Pedro Sandoval y Juan Gerstl quieren sacar el arte a la calle. Están trazando un plan y la entrevista no interrumpe la animada charla entre los artistas venezolanos: “Una gran estructura en el espacio público con la que la gente pueda interactuar”. Su energética bienvenida recuerda que la Historia del Arte está pasando ahora mismo si entre contemporáneos anda el juego. Tratándose de ellos idear significa crear, querer es poder y el trecho de la idea al hecho parece ínfimo.
Han pasado apenas unos días desde la inauguración de “Pasión por el color. Conversaciones con el alma”, una vibrante exposición con la que Pedro Sandoval ha cubierto con espectaculares cuadros de gran formato las paredes de la Casa de Vacas del Retiro. Juan Gerstl ha colaborado en la misma aportando una atractiva pieza que ya emula la interacción y el juego que imaginan para próximos proyectos. Sin apenas un respiro, la mirada ya está puesta en el futuro “porque una vez está montada la muestra, ya se piensa en siguientes pasos, impaciente”, dice Sandoval.
Entre sus obras, sin embargo, el artista viaja a un pasado reciente a través de referentes. Entre los títulos, El sueño impensable del Bosco, la serie Malévich como pretexto y la omnipresente impronta de Jesús Rafael Soto, mentor y padrino al que honra en diferentes obras. Sandoval relata el germen de Homenaje al cuadrito azul, contando que durante más de 30 años convivió, precisamente, con un pequeño cuadrito azul pintado por Soto, que el propio artista le regaló en 1979. Dicho cuadro está expuesto hoy en el Museo de Arte Moderno Jesús Soto de Ciudad Bolívar, Venezuela, pero de la obligada donación surgió la nueva obra que ahora Sandoval muestra en el luminoso espacio del parque madrileño.
Es de la acumulación de infinitas técnicas, inspiradoras fuentes y una indeleble pasión creadora de reposada técnica de donde surge la magia presente en la muestra. Los colores y las texturas se acumulan, se superponen y se mezclan resultando más sencillo dejarse llevar por el placer visual que por la tentación de colgar cualquier etiqueta limitadora “porque los artistas formamos parte de corrientes y los movimientos artísticos son importantes, pero también evolucionamos con libertad”, explica Sandoval.
Una señora comenta lo mucho que le gusta la muestra desconociendo que son los propios artistas los que están en la sala mientras su nieto entra y sale de Puerta hacia los Universos, la escultura y dado infinito con aspecto de origami valorada en cerca de 400.000 euros que ha sido donada ciudad de Madrid. “Es lo bonito. Los niños son los mejores críticos y los más sinceros porque si algo no les gusta, te lo dicen sin pensárselo dos veces”, observa Gertsl.
Pedro Sandoval nació en Ciudad Bolívar en 1966 pero Madrid ha sido su ciudad de adopción los últimos 18 años y apartando la mirada del color para posarla en su Venezuela natal surgen oscuros relatos: “Fui hace 10 años por última vez, y creo que nunca más volveré a Venezuela. Estuve secuestrado durante dos meses; por eso vivo aquí. Cada vez que llamas han matado a alguien, ha pasado alguna desgracia y no merece la pena volver”.
La narración en primera persona contrasta con la alegría que inspiran tanto él como sus cuadros, pero Sandoval no tarda en dirigir la percepción hacia terrenos más amables: “Los artistas tenemos la suerte de hablar en nuestro propio lenguaje y en ese aspecto la nacionalidad no importa. Los artistas no tenemos nacionalidad y somos ciudadanos del mundo”.
Artista desde la cuna y ganador del premio “Young Master of the World» en Osaka con tan sólo 6 años, ganador de la Medalla de Oro Lorenzo el Magnífico a la Mejor Obra en la X Edición Florence Biennale 2015 y presente en grandes colecciones de arte como las de Alberto II de Mónaco, el archiduque de Austria o el barón Thyssen, Sandoval no cree en la suerte ni en la arbitrariedad en el contexto creativo: “Los artistas que no triunfan es porque no sirven. Si de verdad eres un buen artista comprometido con tu arte, éste se valora. No hay excusas”, asegura.
Tanto Gerstl como Sandoval están de acuerdo que su trabajo no se limita a imaginar, sino a poner en marcha el mecanismo del arte, y tanto es así que en “Pasión por el color” fueron ellos mismos los que idearon la disposición, la iluminación y la selección de las piezas. “Después de tanto años soy muy celoso con mi trabajo y en ocasiones prefiero comisariar yo mismo la exposición. A veces sí entras en un espacio conceptual en un Museo, pero la idea en esta ocasión era mostrar una gran cantidad de trabajos para todos, para los que en principio sí está interesada en el arte pero también para aquellos que van de paseo al Retiro y de pronto se sorprenden atraídos por el color”.
Huyendo de cualquier posible encorsetamiento, al artista tampoco le convence la gestión de las galerías en este momento de su carrera. Cuando era joven, trabajó con el mítico Leo Castelli y en la actualidad algunas de sus obra ocupan la cartera de la multinacional Gagosian, pero Sandoval opina que “Hoy en día las galerías queman a los artistas en busca del beneficio rápido cuando en realidad tendrían que darles toda la libertad. Llegan a estancar a los artistas”.
Antes, durante y, presumo, después de nuestro encuentro, los artistas hablan de materiales, bromean, conversan con los visitantes y reciben llamadas que “son también gran parte del trabajo de esta profesión aparte del estudio», pero por encima de todo, viven impulsados por una máxima que Pedro Sandoval declara con aplomo: “Es nuestro deber trabajar por la calidad y sentir ese compromiso sin andarnos con tonterías. Los artistas tenemos una gran responsabilidad”.