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David DeMaría hace oír la pobreza del Sahel

“Al pensar en la pobreza me salieron estas notas, que unidas resultan ser una melodía clásica, sinfónica, pasional, orgánica, racial, emotiva, triste y esperanzadora”, así explica David DeMaría su interpretación de la pobreza, uno de los sonidos del hambre.

David DeMaría hace oír la pobreza del Sahel

“Al pensar en la pobreza me salieron estas notas, que unidas resultan ser una melodía clásica, sinfónica, pasional, orgánica, racial, emotiva, triste y esperanzadora”, así explica David DeMaría su interpretación de la pobreza, uno de los sonidos del hambre. «Esta composición es el encargo más profundo y especial que me han propuesto, ojalá sirva para despertar conciencias dormidas», ha indicado el artista durante la presentación de la exposición sonora en el Fnac de Callao, Madrid.

El sonido del hambre‘ es un reto lanzado por Acción contra el Hambre que tiene como objetivo «hacer oír un sonido invisible y movilizar a la población para acallarlo», ha señalado Nuria Berro, coordinadora de la campaña. Para ello, once artistas españoles han interpretado de forma instrumental y en una pieza de apenas un minuto los sonidos de la pobreza del Sahel, coincidiendo con el inicio de la estación del hambre en esta zona que atraviesa África el Océano Atlántico hasta el Mar Rojo, y que cada año, de forma cíclica, deja sin alimentos a 30 millones de personas. Así, quienes se acerquen a la exposición, que se encontrará en el hall del Fnac de Callao hasta el 15 de junio, podrán escuchar la interpretación musical que estos solidarios artistas han hecho de la escasez de alimentos (Miss Caffeína), la desnutrición (Amaro Ferreiro), el agua no segura (Ángel Martín y Mauro Muñiz de Urquiza), la sequía (Amaral), la enfermedad (Fredi Leis), la pobreza (David DeMaría), los conflictos (Iván Ferreiro), el avance del desierto (Mucho), la especulación (Leiva), las inundaciones (David Otero), y la migración (Barei).

Para Amaral la sequía es, en su composición de 60 segundos, “el sonido de una solitaria gota de agua cayendo en un recipiente de madera, la desesperación en medio de una paisaje desértico donde no encontramos cobijo de los rayos del sol”. Por su parte David DeMaría, encontró en el piano el arpegio que le transmitía la pobreza. Al final de su pieza, la voz de una niña susurra: «Luchemos por la pobreza en el mundo». Según cuenta el artista gaditano, se trata de la hija de una amiga de tan sólo tres años que mediante WhatsApp le envió esta nota de voz. «Me vino como anillo al dedo, qué mejor que la voz de un niño para despertar conciencias».

David DeMaría hace oír la pobreza del Sahel
Exposición ‘El sonido del hambre’, en Fnac de Callao. | Foto: Lidia Ramírez/The Objective

 

La estación del hambre en Sahel

El hambre estacional es un periodo de escasez que se da cada año en países donde su población depende de la agricultura de subsistencia, como Senegal, Gambia, Mauritania, Malí, Níger, parte de Burkina Faso, Nigeria, Chad y Camerún. En estas zonas, durante los meses de junio, julio, agosto y septiembre, las reservas de alimentos de la cosecha anterior se van agotando y esa falta de oferta hace que los precios suban.

Coincide además con el inicio de la estación de lluvias y las aguas no seguras disparan los casos de malaria y otras enfermedades. Quienes las sufren son más vulnerables a la desnutrición ya que no pueden retener y absorber los nutrientes cuando los ingieren.

Por delante, casi cinco meses hasta la próxima cosecha. Cinco meses de hambre silenciosa, predecible y evitable. Una amenaza para más de 30 millones de personas en el Sahel, donde ocho millones de niños ya padecen desnutrición. «Se está trabajando con mucha previsión para evitar que la situación se agrave, ahora esperamos que los gobiernos y políticos actúen», sentencia David.

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