Will Brooker: “Los fans somos co-creadores de David Bowie, él no existiría sin nosotros”
El escritor y profesor de la Universidad de Kingston, Will Brooker, conoce mejor que nadie lo que es estar dentro de la cabeza de David Bowie. Pasó un año viviendo como Bowie, respirando como Bowie, vistiendo y maquillándose como él, transitó todas las fases y cambios de estilo de su carrera, visitó los mismos lugares, padeció sus extrañas dietas y la falta de sueño, leyó los mismos libros sobre ocultismo y ciencia ficción, y experimentó la fama como lo hizo Bowie hasta incluso llegar a afirmar que jamás volvería a ser él mismo. Una investigación gonzo que le cambió la vida y que recoge en el libro ‘Forever Stardust’ y en el documental ‘Being Bowie’. Con él viajamos al cerebro y corazón de uno de los mayores iconos musicales de todos los tiempos .
El escritor y profesor de la Universidad de Kingston, Will Brooker, conoce mejor que nadie lo que es estar dentro de la cabeza de David Bowie. Pasó un año viviendo como Bowie, respirando como Bowie, vistiendo y maquillándose como él, transitó todas las fases y cambios de estilo de su carrera, visitó los mismos lugares, padeció sus extrañas dietas y la falta de sueño, leyó los mismos libros sobre ocultismo y ciencia ficción, y experimentó la fama como lo hizo Bowie hasta incluso llegar a afirmar que jamás volvería a ser él mismo. Una investigación gonzo que le cambió la vida y que recoge en el libro ‘Forever Stardust’ y en el documental ‘Being Bowie’.
Con él viajamos al cerebro y corazón de uno de los mayores iconos musicales de todos los tiempos .
¿Por qué decidiste pasar un año siendo David Bowie en vez de convertirte en Lou Reed u otro gran icono de la música? ¿Qué tiene Bowie tan fascinante?
Admiro muchísimo a Lou Reed. Fue su muerte la que me impulsó a escribir sobre Bowie, porque me di cuenta de que los iconos culturales se estaban hacienda mayores y quería homenajear a David Bowie mientras todavía estuviese vivo. De hecho, me hubiera gustado haber publicado ‘Forever Stardust’ en el setenta cumpleaños de Bowie.
A mi modo de ver, Bowie es más complejo y fascinante que cualquier otra estrella del pop y el rock. Por una parte, tiene una carrera larguísima, más que Madonna o Freddy Mercuri; también ha transitado por muchas etapas y cambios de imagen que lo distinguen de otros artistas como Dylan o Reed, y ha empleado diferentes medios artísticos que lo diferencian de Michael Jackson y de Elvis. Es cierto que hay muchos iconos de la música, pero Bowie es el artistas más interesante de las últimas cinco décadas y yo he sido fan suyo durante años.
‘Forever Stardust’ no es una biografía ni tampoco un ensayo al uso, sino un trabajo de introspección muy evocativo y también un mosaico. Es como si nos dijeras: ‘Todos somos Bowie”. ¿Se ha convertido Bowie en un arquetipo universal?
No intentaba que fuera introspectivo, sino un proyecto que mostrase cómo diferentes lectores pueden extraer diversos significados del libro, igual que extraemos diferentes significados del trabajo de David Bowie.
Al principio me centré en estudiar temas clave a través del trabajo de Bowie, como el lugar, la identidad, el género, el otro, el yo, América, etc. Inevitablemente, esto cambió durante la investigación y se convirtió en un proyecto más personal. Pero sí, la idea era que Bowie es un mosaico hecho de diferentes encarnaciones y su trabajo está nutrido de diferentes influencias y también de los significados que el público le da.
Parte de mi argumento es que nosotros ayudamos a crear a ‘David Bowie’. David Bowie es, o al menos es lo que sugiero, una idea y no un hombre de carne y hueso. Es un concepto, una creación de David Jones y sus fans.
Transitaste cuatro o cinco décadas en la vida de Bowie en tan solo un año. ¿Cómo te fuiste convirtiendo progresivamente en David Bowie? ¿Qué períodos de su vida y carrera fueron más duros de experimentar?
Traté de conectar con las experiencias claves de Bowie durante diferentes épocas, vivenciándolas tan cerca como pudiera y asumiendo los roles que él había creado. Esencialmente, lo que intentaba era utilizarme a mí mismo como objeto de estudio, colocándome en situaciones y examinando cómo me sentía. Poco a poco, fui entendiendo a cada uno de los Bowies de las diferentes etapas de su carrera, lo encarné desde la vestimenta, el cabello, el maquillaje, los viajes que emprendió, me subí a un escenario para interpretar sus canciones y también adopté parte de su estilo de vida, como la dieta de pimientos rojos y leche que siguió a mediados de los años setenta. También tuve mucha atención mediática durante ese tiempo y la acepté porque me ayudó a entender todavía más lo que significa ser una figura pública.
David Bowie es otra dimensión, la ‘dimensión Bowie’, y su forma de ver el mundo transformó la vida de muchas personas
Lo más duro fue escribir el libro justo después de la muerte de Bowie, porque la escritura es un proceso muy solitario y tenía que redactar 70.000 palabras sobre mi héroe, que había fallecido trágicamente. Sin embargo, fue divertido ser entrevistado por los medios, interpretar sus canciones ante el público, viajar por todo el mundo y sumergirme en las películas, la música y las novelas que leyó. Y la etapa que recuerdo como mayor placer fue cuando encarné al alter ego Thin White Duke y el Bowie de 1983, el chico normal y mainstream de la MTV con toneladas de energía y una actitud muy extrovertida.
¿Cómo afectó a la carrera y la vida de Bowie su afición a la ciencia ficción, la literatura ocultista, la filosofía de Nietzsche y la magia? Su proceso creativo también era peculiar, ¿no?
Bowie pasó por fases en las que se interesó por ciertas formas de arte y conocimiento y su alter ego Thin White Duke sí recibió esas influencias cuando Bowie vivía en Los Ángeles a mediados de los años setenta. Aunque mi impresión es que no fue un periodo demasiado saludable ni alegre en la vida de Bowie. De acuerdo a muchas fuentes, tenía visiones delirantes y se volvió paranoico, además de que por aquel tiempo tenía una adicción bastante fuerte a la cocaína.
Irónicamente, produjo en ese tiempo su obra maestra, el ‘Station to Station LP’, que muestra claramente la influencia del ocultismo y vuelve a ello en el vídeo de su trabajo final, ‘Lazarus’.
Más que un artista camaleónico, Bowie parece haber inventado otro planeta, otro universo a su medida…
Se podría decir que todos los artistas inventan sus propios universos. Cada artista construye su forma de ver el mundo y nos invita a entrar.
Bowie era particularmente fascinante y al invitarnos a compartir su forma de ver el mundo transformó las vidas de muchas personas. Es como otra dimensión, la dimensión Bowie. Quizás es una dimensión mejor, más interesante y extraña que nuestras vidas ordinarias.
El propio Bowie tuvo multitud de máscaras, como la del alienígena bisexual Ziggy Stardust. ¿Cuántos Bowies hay? Él mismo parecía una matriuska de alter egos…
Podría contar todos los personajes que hay en Bowie, pero cada uno de nosotros sacaría sus propias cuentas. Hay diferencias entre los personajes que él mismo “habitó” y aquellos que mencionó en sus canciones. Por ejemplo, alguien puede decir que el Mayor Tom y Halloween Jack, personajes de sus canciones, son versiones de Bowie, pero para mí existe una diferencia entre ellos y Ziggy Stardust, que fue un alter ego suyo.
“Al intentar ser más como David Bowie conseguí ser una versión mucho más creativa, completa y mejor de mí mismo”
Algunas de las diferentes imágenes de Bowie –su estilo en ‘Let’s Dance’ de 1983 y su peinado pelirrojo en ‘Earthling’ – no tienen nombres. Otros, como Jareth de ‘El Laberinto’, fueron creados para películas. ¿Es ‘Bowie en Berlín’ un personaje? Yo nunca usaría ese término, pero algunos fans y críticos lo hacen. Así que depende de cómo nosotros definamos los términos ‘alter ego’, ‘personaje’ o ‘fase’.
Los principales alter egos de Bowie fueron puntuales. Ziggy Stardust, Aladdin Sane y The Thin Duke, sus más famosas encarnaciones, fueron todas de principios a mediados de los años setenta.
Estuviste en cada una de las ciudades en las que David Bowie vivió o visitó, seguiste su misma dieta, copiaste cada cambio de estilo y maquillaje, e incluso fuiste cantante en un grupo tributo a Bowie, y todo para entender a la celebridad… ¿Descubriste algo sobre Bowie? ¿Y sobre ti mismo?
Sería complicado explicar en pocas palabras todo lo que llegué a descubrir y percibir sobre la vida y el arte de Bowie y creo que está mejor expresado en ‘Forever Stardust’. El capítulo más experimental se titular ‘Sailor’ (marinero) e intento construir una biografía de Bowie explorando la tensión entre el experimento y la seguridad que estructuran su carrera artística.
Respecto a mi propia vida, redescubrí algunos placeres creativos que había dejado de lado. Esta investigación me animó a ser mucho más valiente y expresarme de forma más creativa en mi forma de vestir y comportarme y también empecé a dibujar y a cantar de nuevo. Pienso que me ayudó a descubrir cosas que disfrutaba mucho haciendo cuando era niño y que abandoné al llegar a la adolescencia, cuando fui más consciente.
La lección que aprendí de mi experiencia como Bowie es que al intentar ser más como él conseguí ser una versión mucho más creativa, completa y mejor de mí mismo.
Hay una reflexión importante sobre la identidad como construcción, especialmente en el caso de las celebridades… ¿Crees que David Bowie acabó con David Jones?
No, no lo creo. David Jones continuó siendo la parte privada de ‘David Bowie’, la parcela de él mismo que tenía una esposa, hijos y amigos muy íntimos. Bowie simplemente era la imagen pública de un hombre bastante tímido y que a medida que fue envejeciendo quería tener una vida personal y privada, lo cual me parece bastante justo.
En una entrevista dijiste que ya no volverías a ser Will Brooker nunca más…
Fui bastante provocador en esa entrevista, como lo era Bowie en muchas de ellas. Quería ver qué ocurría, qué reacción me provocaría si me metamorfoseaba por completo en el personaje y cómo iba a sentirme. Fue un experimento de perderme en el Bowie de 1997.
“La exposición ‘Bowie is’ es lo más cerca que se puede estar del interior de la cabeza de David Bowie, una experiencia única”
A veces cuando dices algunas cosas, empiezas a creértelas. Tal vez me lo creí parcialmente e intuyo que a Bowie le ocurrió lo mismo cuando proclamó que él era Ziggy Stardust. Se metió en la piel del personaje, pero no hay duda de que cuanto más lo decía, más se hacía realidad para él.
La industria de la música crea grupos y cantantes como productos culturales, pero la mayoría no se convierten en iconos. Parece que la fórmula no existe… ¿El héroe musical nace o se hace?
La creación de un icono es una dinámica entre el artista y la audiencia. Aunque la imagen de un artista pueda construirse, necesita nuestra aprobación. Nosotros también participamos en la creación de un icono.
En el documental ‘Being Bowie’ se percibe lo duro que fue para ti la muerte de David Bowie. ¿Cómo afectó a tu investigación?
Fue bastante complicado seguir adelante cuando Bowie murió, sí, pero no podía abandonar el proyecto. Siempre significó un tributo y una celebración y debía seguir siéndolo.
Todos los fans de Bowie padecimos un duelo real, pero empecé a escribir y me dije a mí mismo que escribiría al menos cien palabras al día y en tres meses el libro estuvo terminado. Me sumergí en el proceso y quizás fue la mejor manera de afrontar la pérdida.
La exposición ‘David Bowie is’ llegó en mayo a Barcelona. ¿Nos aconsejarías algo para disfrutarla al cien por cien?
‘Bowie Is’ es una exposición diferente en cada ciudad. La he visto en tres lugares y siempre ha sido diferente, así que los visitantes deberían recordar que es una experiencia única. También os diría que es lo más cerca que vais a estar del interior de la cabeza de David Bowie.
Pero también creo que somos co-creadores de David Bowie; él no existiría sin nosotros. Para cada uno de nosotros David Bowie significa una cosa y todos estos sentidos e interpretaciones son válidos y correctos. Así que al ir a la exposición estáis creando vuestro propio Bowie. Un Bowie personal.
¿Estás trabajando en algún nuevo proyecto?
Sí, es un libro entre la ficción y los hechos sobre la cultura norteamericana desde Kennedy a Donald Trump. Es el proyecto más ambicioso en el que me he embarcado hasta el momento.