El cómic y el mercado del arte
Pocos creen ya que el cómic sea el hijo menor del arte plástico y la literatura. El noveno arte es hoy un medio utilizado por narradores de primer orden.
Pocos creen ya que el cómic sea el hijo menor del arte plástico y la literatura. El noveno arte es hoy un medio utilizado por narradores de primer orden, sirve de refugio para algunos de los dibujantes con más talento del mundo y cifras de más de seis números parecen confirmar que se ha ganado su lugar en el mercado del arte. El pasado noviembre, una página del álbum de Tintín, “Objetivo: la luna”, fue vendida en París por 1,55 millones de euros, una cifra nada desdeñable que explica que las principales casas de subastas del mundo como Christie’s, Artcurial, o Sotheby’s incluyan originales de cómics en sus catálogos.
Aunque sería ingenuo pensar que la nostalgia no ha jugado un papel fundamental en el desarrollo del mercado, no solo los amantes del cómic invierten sus ahorros en este tipo de arte y son tres los elementos que explican este crecimiento.
“El factor emocional es básico. Normalmente empiezas a coleccionar páginas de autores que te han provocado una relación emocional con el medio”, cuenta Jaume Vaquer, uno de los mayores expertos en cómic de España y coleccionista pionero de nuestro país.
Aunque es cierto que la compra de una obra suele ir unida a un componente emocional, cada vez es más evidente que la parte artística del cómic funciona por sí misma.
Es esa parte la que ha convertido los originales de cómic en objetos de deseo también de los coleccionistas y amantes del dibujo. En mercados más sólidos como el francés hay ejemplos de artistas que han contribuido a abrir a los cómics las puertas del mercado tradicional del arte. “Algunos autores han trabajado con el pie puesto en varios sectores y han abierto brecha para que entrasen coleccionistas de pintura en el mundo del cómic. Por ejemplo, Enki Bilal hace viñetas por separado en formatos más grandes para venderlas luego como obras de arte independientes”, cuenta Jaume Vaquer.
Pero, ¿es real su implantación en el mercado del arte?, ¿se corresponden las cifras millonarias con la realidad de los coleccionistas? “Con la crisis del 2008 hubo grupos de inversión que, como alternativa al ladrillo, entraron en diversas áreas del coleccionismo y compraron piezas de autores representativos haciendo que los precios de algunos dibujantes se disparasen. Esta situación ha subido los precios del mercado de grandes autores hasta dejar descolgados a los coleccionistas. Se ha creado una burbuja de precios que no sé hasta cuándo durará”.
El mercado en España
Daniel Aldonza es el director de “El arte del cómic”, la única galería física en España dedicada exclusivamente a este sector. Durante dos años y medio de existencia este espacio ubicado en el centro de Madrid (y que funciona como galería física y digital) ha estado trabajando para consolidar una estructura de la que el mercado español ha carecido en los últimos años. “Más que un negocio hemos tratado de crear un punto de encuentro donde compartir esta afición con otros y disfrutar de obras originales”.
La galería posee uno de los fondos de autores más variados de Europa que van desde leyendas del cómic norteamericano como Frank Miller (el responsable del Batman más oscuro) hasta algunos de los europeos más buscados como Jean Giraud (también conocido como Moebius). “Aunque España todavía no es equiparable a mercados más sólidos como el norteamericano, el francés o incluso el italiano, el interés está creciendo poco a poco”, explica Daniel Aldonza.
Vaquer y Aldonza coinciden en que las cifras millonarias están reservadas para un puñado de autores y un tipo de coleccionista que nada tiene que ver con el aficionado medio. Pero, en el resto de casos, ¿cómo se tasa una obra única de un sector tan joven como el del cómic? “Para establecer los precios de una página hay que informarse de las subastas, ver cómo fluctúa el mercado, a qué precios se han vendido páginas similares del mismo autor… También influye el lugar que ocupe la página dentro del cómic, por ejemplo la portada es más cara que una página interior. En el cómic americano también influye muchísimo lo que sucede en la historia del número al que pertenece la página, los personajes que aparecen…”, explica el galerista.
Daniel Aldonza reconoce que todavía hay mucho trabajo que hacer hasta que el mercado español sea equiparable al de otros países con más tradición, pero el reconocimiento de artistas nacionales veteranos, la proyección internacional de los nuevos creadores y la consolidación social del cómic como un medio maduro para contar historias son solo algunas de las razones por las que cabe esperar que siga creciendo el interés.