¿Pueden historias originales triunfar en tiempos de remakes y universos cinemáticos?
Remakes, franquicias… no hay espacio para lo original ¿O sí? Luc Besson intenta probarlo, otros no lo han logrado.
Se estrenó Valerian and the City of a Thousand Planets y queda por ver si morirá aquejada de su originalidad o saldrá ilesa. Películas, series, historias originales que han intentado algo parecido han sufrido las consecuencias, a veces mayores, otras menores.
Esta semana llegó a los cines una película que podría considerarse una excepción. Valerian and the City of a Thousand Planets es lo nuevo de Luc Besson y una incursión en el arriesgado y retro género de la ópera espacial y de la ciencia ficción completamente original (está basada en cómics populares en Francia pero rodada en inglés) para los espectadores comunes.
Las críticas han sido variadas, pero Valerian parece haberse salvado de la ola destructiva que hundió algunos intentos similares recientemente. Esto no significa que no la hayan tildado de tonta, pero también se ha comparado con la primera incursión exitosa de Besson en el género: el clásico moderno El quinto elemento. Valerian and the City of a Thousand Planets no está sola en un tiempo en que los superhéroes y los remakes asesinan todo esfuerzo que no se constriña a sus límites faltos de imaginación. Otras aventuras espaciales recientes (en cine y TV) -raras, malas, buenas- han sufrido la crítica en el pasado y en algunos casos han perecido sin remedio en un charco de sus propia anonimidad y baja taquilla, y en otros casos han logrado triunfar.
Valerian es aún un misterio en este sentido. Sus compañeras de género no.
Jupiter Ascending
Las hermanas Wachowski cambiaron el cine con Matrix y luego -salvo su adaptación de V de Vendetta– sólo han logrado estrenar fracasos. Algunos por predecibles, como las secuelas de su obra maestra, otros por descabellados, como Speedracer. Lo cierto es que la dupla ha seguido intentando, sin descanso, presentar material original a audiencias hambrientas de algo diferente. Su último paso fue Jupiter Ascending (si no se cuenta la cancelada Sense8), una ópera espacial que creó un amplio mundo de planetas y humanoides evolucionados con rasgos animales (hombres perro, elefante, dragón…) y que contaba con una protagonista viviendo el típico despertar del héroe que es anodino hasta que descubre que su destino siempre ha sido ser excepcional. La crítica la destruyó por “ridícula” e “incoherente”. Fue tal el odio que fue imposible recuperarse. La película falleció al poco tiempo de haber llegado a las salas, sin pena ni gloria.
The Expanse
Un ejemplo excelente de ciencia ficción adaptada a la televisión con buena calidad de producción, buen reparto y una historia lo suficientemente compleja, pero no demasiado, para mantener la atención y el suspenso. La serie, que se alimenta de la mítica Battlestar Galactica, adapta una serie de novelas en un lejano futuro paralelo en que el sistema planetario incluye no sólo La Tierra sino a Marte (y los espartanos marcianos) y el cinturón de Ceres (donde habitan los llamados centurinos, con menos densidad ósea y capacidad muscular por la baja gravedad, así como los la mano de obra pobre que mantiene el modo de vida de los más poderosos). Un misterio, que involucra a un detective en busca de una heredera perdida y a un carguero que es atacado en una misión de rescate, termina por convertirse en una enorme y terrible conspiración. Excelente, aunque poco conocida, ha tenido buenas críticas desde sus inicios.
Snowpiercer
Del director de la reciente Okja, esta distopía de ciencia ficción funcionó mucho mejor que las anteriores menciones de la lista. Basada en una novela, la cinta de Bong Jong-ho relata la historia de La Tierra tras un desastre provocado por el hombre que genera una edad de hielo. Sobreviven sólo quienes están a bordo del tren Snowpiercer. Dentro los habitantes está divididos por clases -los ricos están en coches lujosos, los pobres en condiciones infrahumanas-, pero llega una rebelión y todo está por cambiar. Tras su estreno la película llegó a tener un 95% en Rotten Tomatoes, los críticos la adoraron. Y la carrera de Bong Jong-ho se encaminó sin duda hacia terrenos de mayores presupuestos y una apertura al mercado occidental.
Zoo
Televisión en modo menos efectivo -aunque no aburrido- esta serie parte de la premisa de que los animales han decidido acabar con la raza humana. Híbridos asesinos y desatados, humanos aterrorizados y diezmados, científicos con secretos y en busca de curas o salvación… los giros de esta serie son inverosímiles, siendo generosos, pero puede llegar a ser adictiva gracias a su falta de vergüenza. Algo así como una True Blood con animales asesinos.
John Carter
Puede que el nombre parezca el de un hombre cualquiera, pero Carter no lo es. Un héroe de la Guerra de Secesión americana es transportado al pasado y a Marte, donde la baja gravedad y su densidad ósea le permiten saltar a gran altura y distancia y tener superfuerza. El planeta está en guerra y John Carter es el héroe que estaban esperando. Ese es el resumen de lo que Disney esperaba fuera una larga saga que murió en su primera entrega sin que casi nadie se diera cuenta. También basada en una antigua novela por entregas, la dirigió Andrew Stanton (que defendió que la película se hiciera), el responsable de Buscando a Nemo y Wall-E, y tuvo críticas decentes. La taquilla, sin embargo, decretó su defunción sin posibilidad de resurrección. Al final de sus días en el cine recaudó más de 100 millones menos de lo que significó su costo. Adiós John Carter.