Cumple una década, pero ¿por qué esta serie sobre adolescentes millonarios y una cyber bully se convirtió en un hito? ¿Lo sabes?
Ya hace 10 años y en esa década la vida ha cambiado mucho. Gossip Girl llegó a las pantallas en 2007 y se convirtió, casi inmediatamente, en un fenómeno de esos que suceden raramente. La historia es la siguiente: cuando los creadores de The O.C., otra serie que generó revuelo y pasiones, cerraron el capítulo de sus vidas centrado en Brian, Summer, Marissa y Seth y ya tenían un proyecto entre manos. Gossip Girl era una serie de novelas juveniles sobre chicos de clase alta. Sus dramáticas, enrevesadas y glamurosas vidas y sobre “una” chismosa que divulgaba todos sus secretos en un blog. En paralelo el canal CW buscaba un proyecto que le diese base sólida a su reciente existencia. Gossip Girl prometía.
Todo tenía como base a dos chicas que debían ser expresión clara de aspiración y distancia, hermosas criaturas millonarias que navegan su adolescencia entre escándalos y vestidos de Chanel. Así que las actrices eran de vital importancia. Blake Lively, que había decidido dejar de actuar y volver a la universidad tras su película The Sisterhood of the Travelling Pants, fue una elección casi inmediata. Como cuenta Josh Schwartz (una parte del dúo creador que completa Stephanie Savage) a Vanity Fair buscaron en foros de comentarios sobre las novelas, para rastrear las propuestas de los lectores de quién sería la Serena van der Woodsen perfecta y Lively era la elección común. Leighton Meister llegó luego, tras una buena audición en que demostró su capacidad de transformar su espíritu reservado y relajado en la reina de las “arpías adolescentes”. Y tras ellas aparecieron los chicos.
El piloto se estrenó y la serie se rodó en las calles de Nueva York. Y en cuestión de meses ninguno de los nombres de estos jóvenes actores desconocidos poblaba portadas de revistas y magazines televisivos. Similar al fenómeno de Friends, los muchachos se vieron famosos de la noche a la mañana y en un tiempo, y en unos exteriores, que nada tenían que ver con los de la serie de los noventa. Paparazzi y fans invadían los sets diariamente, los guiones fueron hackeados, los rumores sobre el set eran diarios. Gossip Girl era enorme, un monstruo. ¿Cómo pasó esto? Intentaremos descifrar las claves de su éxito…
La visión de futuro
Esta serie, aunque parezca mentira, nació antes que Instagram o Snapchat. Se estrenó cuando Facebook y Twitter no eran gigantes de las redes sociales. Apareció cuando el mundo era otro… pero predijo el que vendría. La infame Gossip Girl postea en un blog los secretos de la vida privada de los protagonistas sin pudor… la serie se adelantó a la omnipresente existencia del troll de hoy en día y a la obsesión con conocer detalles privados de vidas ajenas. Kristen Bell, la voz de GG, citada en Vanity Fair lo dice claramente: “Schwartz y Savage fueron pioneros del ‘¿Qué pasaría si Internet fuese sólo un lugar para juzgar a la gente?». Se convirtieron en Nostradamus. La vida de los protagonistas de Gossip Girl hubiese sido muy distinta en 2017, pero la serie aún logra mantenerse vigente. Ahora en Netflix ha logrado atraer nuevas audiencias, infantes cuando estrenó, que se identifican con el acoso y el escrutinio sin que falte hacer referencia a las redes sociales.
La moda
Una cosa que estaba clara es que las chicas, y los chicos, tenían que ser iconos. Son adolescentes millonarios en Nueva York… obviamente van a llevar el último bolso de Prada. El diseñador de vestuario Eric Daman (que ya había trabajado en Sexo en la ciudad) se dedicó a espiar y hacer fotos en las entradas de institutos del Upper West Side para estudiar el estilo de los adolescentes ricachones que asistían. La ropa se convirtió en la expresión de cada personaja, pero también en un armario aspiracional para una generación entera. Estas chicas, y chicos, llevaban -cada uno a su manera- lo último de las pasarelas, tocaban con sus manos looks que sólo se pueden ver en revistas, y lo hacían derrochando encanto y hermosura. Gossip Girl fue, sin duda, la sucesora de Sexo en la ciudad en cuanto a mujeres y moda (editoras de revistas han dejado claro que influenció mucho de su momento, tanto en medios como en las compras en sí). En cuanto a los chicos, el estilo de Chuck Bass abrió la puerta a estilismos más arriesgados y dio variedad a la moda masculina y muchos lo agradecieron.
El drama
Schwartz y Savage venían de la escuela de The O.C. La telenovela juvenil era su terreno y sabía navegarlo bien. The O.C. Fue un verdadero fenómeno (mucha gente recuerda dónde estaba cuando murió Marissa Cooper) pero nada comparado con su siguiente serie. Gossip Girl era, tras la belleza y las prendas y el dinero y los paparazzi, un melodrama adolescente en esencia. Y como tal dio bastante de sí: amores imposibles, decenas de novios, malvadas amigas, secretos del pasado… plagaban los guiones en que el verdadero peso siempre cayó, además de en las historias de amor (telenovela al fin), en la amistad de las dos protagonistas y en las diferencias de clase y qué significan. Gossip Girl tenía la ventaja, además, de no sólo mostrar el drama, sino mostrar cómo los demás personajes reaccionaban a él cuando GG lo divulgaba. Drama al cuadrado.
La cobertura
Al final de la primera temporada el reparto apareció en la portada de New York Magazine bajo el título: MEJOR. SERIE.DE.LA.VIDA. Obviamente el show había logrado hacer ruido y conquistar tanto a espectadores como a críticos. Luego llegó al comentada campaña OMFG (Oh My Fucking God) en que los actores aparecían con poca ropa con frases como “la peor pesadilla de cualquier padre”. Tal fue su alcance que llegó a prohibirse en varias escuelas privadas neoyorquinas (qué movida tan Gossip Girl). Las amistades y enemistades en el set se discutían, sin bases, en las revistas del corazón; Blake Lively y su co-estrella Penn Bagdley (Dan Humphrey) se hicieron pareja mientras lo eran en el set, Lively, tras su ruptura, salió con Leonardo DiCaprio… Las chicas comenzaron a codearse con diseñadores y aparecer en portadas. La vida y la ficción se mezclaron y el show se benefició de ello. Famosos de todo tipo querían hacer apariciones en sus episodios. Entre ellos estuvieron Lady Gaga, David O. Russell, Ivanka Trump, Cindy Lauper, Tyra Banks, Vera Wang, Tory Burch, el alcalde Michael Bloomberg, Rachel Zoe y Tim Gunn. ¿Otra ventaja? La huelga de guionistas entre 2007 y 2008 que obligó a CW a repetir episodios de la programación que tenía, por lo que Gossip Girl se podía ver una y otra vez…
El reparto
Un grupo de desconocidos encabezó este éxito instantáneo, muy al estilo de Friends, y se convirtieron en estrellas de la noche a la mañana. La verdad es que el reparto era perfecto en cada uno de sus roles. Blair Waldorf es un arquetipo al que se hace referencia y es sobradamente comprendido, por ejemplo. Los nombres de cada personaje se convirtieron en sinónimos de sus actores porque sabían lo que hacían: tenían encanto, enganche y talento (y sus físicos, claro). Algunos aún detestan la experiencia (Penn Badgley ha sido claro en su desprecio por la serie) y otros están dispuestos a volver para un revival (esa tendencia tan desatada en estos tiempos). Lo cierto es que estos actores hicieron vivir a personajes ajenos y distantes (los espectadores no eran millonarios con ropa de Marc Jacobs) y los convirtieron en hitos televisivos.