Con testimonios se reconstruye la historia, el descubrimiento de las pertenencias físicas y sobre todo escritas de personas que ya no están presentes tiene la habilidad de recomponer un pasado nublado como si se tratara de legos ensamblados. De eso también se tratan las librerías, de ausencias y olvidos que buscan reencontrarse. Jorge Carrión recuerda que cada librería condensa un mundo, “no es una ruta aérea, sino un pasillo entre anaqueles lo que une a tu país y sus idiomas”, escribe en su libro Librerías. Un centro de resistencia que se aferra a estantes y cubiertas de cartón.
Cuando la polaca Françoise Frenkel decidió concretar su amor por la cultura francesa en 1921 nació La Maison du Livre, la primera librería francesa de Berlín. Junto a su esposo Simon Raichenstein esta librera de vocación, graduada de Letras en la universidad de la Sorbona en París, fundó un espacio para los libros franceses al darse cuenta, paseando por los escaparates de Berlín, que aquellos eran casi inexistentes en estos establecimientos. “Una librería en Berlín, es casi una misión”, afirma Françoise en la más reciente edición de su libro testimonial reeditado por Seix Barral y prologado por el Nobel de Literatura Patrick Modiano. Este testifica en sus primeras páginas:
“Ese testimonio de la vida de una mujer acorralada entre el sur de Francia y la Alta Saboya durante el periodo de la Ocupación es más impresionante cuanto más anónimo nos parece”.
La vida de esta librera polaca durante la ocupación alemana, junto a sus huidas y exilios, fue publicada en forma de libro en 1945 por Éditions Jeheber (Ginebra). El título de “Una librería en Berlín” es el intento de una sobreviviente por rendir cuentas a los muertos y recordar tantos sacrificios hechos para intentar navegar en medio de esa pesadilla que fue la guerra.
El rastro de Frenkel desaparece poco después de la publicación de la que fue su única obra. En el 2010 en un tenderete de la comunidad de Emaús –Niza- el literato Michel Francesconi redescubre el texto. Luego de darlo a conocer, su reedición en Francia fue un fenómeno de ventas y uno de los protagonistas de la rentrée literaria del 2015. Este año Seix Barral publicó su edición en español.
Huidas y exilios
Françoise Frenkel falleció en 1975 en Niza. Sus múltiples intentos por huir de la ocupación nazi -especialmente en el territorio francés- constituyen la esencia de este libro que no solo narra memorias y recuerdos de una mujer más entre las millones que sufrieron la deportación y el horror de los campos de concentración para judíos, sino que también evoca la resistencia de la cultura en medio del caos.
La Maison du Livre regentó hasta el año 1939, cuando Frenkel huyó desde Alemania hacia Francia entre las crecientes tensiones y hostilidades hacia los judíos, además de la censura y el control que comenzaron a imposibilitar la llegada de inventario a su establecimiento. A raíz de esta primera huída la escritora se convierte en fugitiva, apoyándose en la caridad y coraje de unos pocos que la ayudaron a cruzar la frontera hacia Suiza en 1943. En el intermedio, de pueblo en pueblo, y de secreto en secreto, la escritora recuenta el deterioro de un país y su economía, la falsificación de pasaportes y documentos de identidad, la desesperación de sus habitantes por una cartilla de racionamiento para comer, las nuevas profesiones que surgen inevitablemente de las desgracias ajenas, el tráfico de personas, la amenaza constante de la deportación.
Lo especial de este testimonio es que con sencillez y humildad, esta lectora implacable elige contar su exilio de una manera diferente. No hacen falta descripciones gráficas ni páginas enteras detallando las torturas en los campos de concentración. Su relato sobre la muerte y el miedo es intuitivo, casi a deducción del lector, quien entenderá sin necesidad de demasiada sangre ni gritos el sufrimiento silencioso de aquellos desplazados por una guerra que nunca entendieron completamente.
La primera sede de La Mansion du Livre fue en el número 13 de Kleiststrase. La librería se muda enseguida a Passauerstrasse, 39; entre el barrio de Schöneberg y el de Charlottenburg. Para los escritores franceses y apasionados de la literatura el lugar se convirtió en una parada casi obligatoria, la clientela forjada por Frenkel y los amigos que allí conoció fueron los que luego le darían cobijo durante la guerra e intentarían que dejara el país por medio de contactos y “pasadores” de personas. Hoy en día en este lugar se ubican los grandes almacenes KaDeWe, bombardeados en 1943 y reconstruidos y ampliados en 1950.
El último rastro de Françoise Frenkel es un expediente de indemnización a su nombre fechado en 1958. En este declara sobre un baúl consignado en mayo de 1940 en el guardamuebles del Colisée que fue embargado el 14 de noviembre de 1942 como «posesión judía». En 1960 fue indemnizada con 3.500 marcos por la incautación del baúl. Este es uno de los objetos más emblemáticos del libro, tal vez porque se presenta como su única herencia permanente luego de perder su librería y su hogar. Una caja con un abrigo de piel de nutria y otro con cuello de zarigüeya. Dos vestidos de punto. Una gabardina negra. Una bata de Grünfeld. Un paraguas. Una sombrilla. Dos pares de zapatos. Un bolso de mano. Una almohadilla eléctrica. Una máquina de escribir portátil Erika. Una máquina de escribir portátil Universal. Guantes, zapatillas y pañuelos.
En el presente Berlín tiene tantas librerías alternativas como nacionalidades conviviendo en sus calles. Libros en francés, en español, en inglés, en alemán. Libros de todos los colores, formas y olores. Atrás quedó esa censura asfixiante que hizo que Françoise dejara la ciudad junto y a su proyecto de vida para embarcarse en el vacío de la guerra.
Y aunque es un testimonio del pasado, precisamente este año vuelve a los estantes con la pertinencia de las letras para recordar que el pretérito de los verbos no está tan lejos como nos gusta creer, e inmortalizar el alcance de la memoria para sobrevivir tanto a lo que conocemos como a lo que ignoramos.
“Ojalá estas páginas puedan inspirar un pensamiento piadoso para aquellos que fueron silenciados para siempre, exhaustos por el camino o asesinados. Dedico este libro a los HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD que, generosamente, con una valentía inagotable, opusieron la voluntad a la violencia y resistieron hasta el final”
Francoise Frenkel en Suiza, a orillas del lago de los Cuatro Cantone, entre 1943-1944 .