Revisar tus lunares una vez al mes, clave para evitar el cáncer de piel
En nuestro país, cada año 78.000 personas son diagnosticadas con algún tipo de cáncer de piel. La mayoría desarrollan algún tipo de tumor cutáneo.
Cada año se registran más casos de cáncer de piel, que de mama, próstata, pulmón y colon juntos. Al año se diagnostican 5,4 millones de personas con algún tipo de cáncer de piel en todo el mundo, según datos publicado por la American Cancer Society. Además, la Organización Mundial de la Salud asegura que es el tumor más frecuente.
Sin embargo, quizá lo más sorprendente no sea este preocupante dato, sino que, a pesar de ser el cáncer más padecido, es también el más prevenible de todos y no hacemos casi nada al respecto. Y es que tan sólo necesitamos un par de minutos una vez al mes para comprobar si hay signos de este carcinoma, pero de esto hablaremos más adelante.
«1 de cada 4 melanomas aparece junto a un lunar del cuerpo»
«España tiene un problema con el cáncer de piel«, subraya el coordinador general de la campaña de prevención precoz del cáncer de piel, Agustín Buendía, Euromelanoma 2018, creada por la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), con el objetivo de frenar el ascenso de este tipo de tumores.
En nuestro país, cada año 4.000 personas son diagnosticadas de melanoma (el cáncer de piel con peor pronóstico responsable del 90% de las muertes relacionadas con este tumor), y más de 74.000 desarrollan otro tipo de tumor cutáneo, una enfermedad muy relacionada con la sobreexposición al sol y que, por lo tanto, también se puede prevenir.
¿En qué hay que fijarse?
1 de cada 4 melanomas aparece junto a un lunar del cuerpo, mientras que el 75% restante puede aparecer en cualquier zona de la piel, también en lugares que no han estado expuestos al sol, advierten los expertos, como los genitales, las plantas de los pies, el cuero cabelludo o debajo de las uñas. En este sentido, la dermatóloga Yolanda Gilaberte aconseja revisar nuestra piel en busca de manchas que han cambiado de color, tamaño o forma, son diferentes al resto, tienen un tamaño superior a 6 mm, pican o sangran.
En cuanto a los lunares, según Gilaberte, todos los que presenta una misma persona deberían ser bastante parecidos; es decir, deberían tener la misma forma y los mismos colores. Sin embargo, si aparece una nueva lesión que es diferente del resto, podría ser sospechoso. Es lo que se conoce como el signo del ‘Patito Feo’.
Sin embargo, esta experta señala que los melanomas y otros tumores de la piel no tienen por qué aparecer sobre los lunares ya existentes. Así, advierte sobre las manchas de color rosado, úlceras que no curan o lesiones que crecen, cambian de color o comienzan a picar. Además, aconseja no confiar únicamente en nuestro ojos y pasar las manos por todo su cuerpo mientras se lleva a cabo la revisión.
En este sentido, euromelanoma.org ha creado un vídeo muy divertido –’El Tango para Revisar la Piel’– destinado a ayudar a conocer cómo revisar la piel de otra persona.
Falta de concienciación
Buendía ha hecho públicos los resultados de una encuesta a 1.000 personas de entre 20 y 50 años que revelan que casi el 22 % de los entrevistados nunca revisa los lunares de su piel, el 75,9 % no ha ido nunca al dermatólogo y la mitad de ellos no ha revisado nunca los lunares de su pareja. Además, tal es la falta de concienciación (e información) que, según la encuesta, un 17,5% no tiene claro siquiera que el melanoma sea un cáncer.
Los expertos advierten de que el principal factor de riesgo es la exposición a rayos UV que puede reducirse mediante cambios en el comportamiento en relación con el sol, como el uso de ropa protectora, evitar la luz solar directa entre las 11 de la mañana y las 3 de la tarde durante el verano (cuando la radiación UV está en sus niveles máximos), buscar la sombra y aplicar regularmente y correctamente protectores solares.
Las personas con ojos azules, cabello rojo o rubio, con tez clara que se quema con facilidad, se broncea poco y a las que le salen pecas cuando se exponen al sol son las que tienen mayor riesgo de quemarse al exponerse de forma inadecuada al sol y, por ello, a desarrollar un cáncer de piel.