Si antes consumíamos productos culturales, hoy compramos experiencias. Cada día surgen nuevas formas de presentar, generar y consumir cultura. En un momento en el que la digitalización produce una desmaterialización, desmonetización y democratización de gran parte de productos culturales, artistas y curadores han buscado nuevas vías y estrategias adaptadas a las exigencias del presente. En esta nube posmoderna aparecen propuestas enfocadas al cambio del concepto de espacio para la cultura.
Arte
Ya en los 70s la Gallery House de Londres amplió la idea de espacio expositivo con muestras en una casa unifamiliar. Open Bedroom (1993), fue una acción efímera de un joven Jeremy Deller que consistió en una exposición en la casa de sus padres –donde vivía- cuando éstos se fueron de vacaciones. En la España de los 90, tendencias como las de Window 99 o Doméstico se sirvieron de casas al uso para albergar proyectos artísticos.
Recientemente surge Salón, una propuesta de Ángela Cuadra basada en exposiciones de corta duración en el salón de su casa; o FAC (Feria de Arte en mi Casa), promovida por David Heras que apunta a su cuarta edición. Cada vez florecen más alternativas, unas enfocadas a marcar la diferencia y otras que surgen simplemente de la demanda existente de lugares donde difundir arte.
Teatro
A finales del siglo XVIII, agrupaciones vecinales se juntaban en casas particulares para hacer teatro ante públicos reducidos. Estas representaciones que satisfacían la necesidad de ocio de vecinos y tertulianos no pudientes. En la última década, apuntando a la reubicación como respuesta a la situación político-cultural, aparece el micro teatro en 2009, de mano del dramaturgo Miguel Alcantaud en un burdel madrileño. Un año después, surge, también en Madrid el Festival internacional de Teatro Intimo en Casas Particulares promovido por Santi Senso. Esta tendencia que crece con los años, la encontramos multiplicada en varias ciudades del mundo.
Música
En el ámbito de la música están creciendo los espectáculos en viviendas, herencia de las House Rent Parties del Harlem de los años 20, una serie de eventos musicales en casas privadas que influyeron mucho en el desarrollo del blues y el jazz. Hoy en día artistas y espacios poco habituales también se ofrecen para acoger eventos musicales. La presencia de plataformas como Sofar Sounds –creada en Londres en 2009- está animando a la diversificación de los entornos de difusión cultural, proponiendo conciertos en casas privadas, habitaciones, tiendas, azoteas o jardines.
La Casa B Madrid
Estos lugares cotidianos originan conexiones cercanas, acercamientos que favorecen y amplían las redes de contacto entre agentes relacionados con la cultura y otros públicos. Un claro ejemplo de ello es La Casa B Madrid. Ubicada en un séptimo piso del centro de la capital, acoge en su salón iniciativas culturales de todo tipo. Sus cuatro inquilinos se encargan de la gestión del lugar con el objetivo de crear experiencias y vínculos entre la gente y los artistas. Para ellos no es una forma de ganarse la vida sino “una manera de conectar y darse a conocer dentro de la escena cultural madrileña”.
Su programación es muy variada: conciertos, exposiciones, música experimental, poesía, performance, micro teatro, micro musical, cine forum, talleres y conferencias. Aunque parece un centro cultural al uso en un contexto diferente sigue siendo una casa y en el momento en el que terminan los eventos el espacio vuelve a ser un hogar. Construyen lo efímero desde la constancia.
Nuevos continentes para viejos contenidos crecen en la capital con la intención de expandirse y permanecer. Una renovación necesaria en el ámbito de la cultura que dinamiza y empuja a la participación de nuevos espacios, refrescando las formas de hacer y vivir cultura.