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Ready Player One o el fin del reinado de la nostalgia

La nueva película de Spielberg ha generado dos reacciones: indiferencia y rabia… no precisamente las que se desea en un estreno.

Ready Player One o el fin del reinado de la nostalgia

La nueva película de Spielberg ha generado dos reacciones: indiferencia y rabia… no precisamente las que se desea en un estreno. A unas semanas de su llegada a las salas analizamos por qué este filme fracasó y si marca la llegada del declive de la nostalgia como mina de historias para Hollywood.

 

Hace unas semanas llegó a los cines la primera incursión de Steven Spielberg en el cine de espectáculo desde La guerra de los mundos en 2005: Ready Player One. Por alguna razón (o varias que ya veremos) este regreso del director responsable de ET, Jurassic Park o Tiburón al cine de aventuras que también se le daba llamó poco la atención de los espectadores, que no han llegado a las salas en masa como esperaría el estudió que financió la cinta.

Ready Player One es una historia de aventura, que se desarrolla entre el mundo real y un mundo de realidad virtual, y que para muchos críticos y espectadores es la gota que rebasó el vaso de la obsesión de Hollywood con la nostalgia. La historia, en resumen, es la siguiente: el mundo del futuro está sumido en la pobreza y sus habitantes escapan a su realidad conectándose a un mundo virtual llamado Oasis; cuando el creador del Oasis -un “nerd” obsesionado con la cultura pop- muere deja como condición para el heredero de su fortuna, y del diseño del Oasis, que se busquen tres llaves en una competencia en que puede participar todo el que quiera… y que mide el conocimiento que tengan sobre ¿la vida de el creador? ¿la cultura pop antigua? En fin…

Pero ¿qué razones hay para que esta película que en teoría debería funcionar haya pasado completamente desapercibida para unos y haya sido altamente criticada por otros? Pues revisemos.

1. El material

Ready Player One está basada en una novela del mismo nombre. El libro, de Ernest Cline, salió al mercado en 2011 y fue recibido con muy buena crítica. Era una historia sobre un nerd que crea un mundo a la imagen y semejanza de sus obsesiones de infancia y de un joven del futuro que debe probar que sabe todos los detalles de esa cultura pop – en algún punto hay que citar toda una película de Monty Python para avanzar- para heredar su reino. Y en 2011 eso no estaba del todo mal. Y luego, en 2014, llego Gamergate y todo cambió. El escándalo sobre el sexismo y el yo-lo-sé-todismo del mundo de los gamers y del desarrollo de juegos para ordenador explotó en todo su misógino, prejuicioso, violento y desagradable esplendor y Ready Player One comenzó a verse bajo otra luz. Porque ¿no es el creador del Oasis un gamer como los peores trolls del mundillo online del juego? ¿No obliga a sus jugadores a compartir sus obsesiones so pena de castigo porque asume que lo que le importa debería ser lo más importante para todos? ¿No es al final el libro una lista de referencias ochenteras repetidas de manera obsesiva sin mucho más trasfondo?

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Wade es un estereotipo ambulante, pero a la vez es un adolescente del futuro que nunca existiría. | Imagen del afiche oficial. Warner Bros. Pictures, Amblin Entertainment y Village Roadshow Pictures.

 

2. El director

Steven Spielberg supo durante mucho tiempo entender a las audiencias, de hecho se le culpa de inventar la era del blockbuster (en que estamos sumidos hasta las orejas) con películas como Tiburón. Su olfato era siempre astuto, capaz de sumar emoción, aventura y personajes memorables para producir clásicos de la gran pantalla. El otro Spielberg, el que hace La lista de Schindler, Salvando al soldado Ryan o The Post, es también un muy buen director: serio, emotivo, capaz. Es este segundo Spielberg el que ha reinado en los últimos años y Ready Player One significaba su vuelta a su viejo amor por el cine de entretenimiento. Pero, y cualquiera que haya visto la película lo habrá notado, hay algo que falla en la suma de esta historia y este director.

Spielberg, y esto no se trata de hablar mal de los mayores, parece intentar hablar a las nuevas generaciones en sus términos, pero sin tener idea de qué términos son esos. Estos jóvenes personajes están tan obsesionados con el pasado que este futuro parece escrito en los noventa y no hace unos años. Es, porque también lo es en el libro, una historia sobre juventud escrita por hombres mayores recordando la suya propia. Es difícil entender, de hecho, a quién se dirige la película: apela a las sensibilidades de treintañeros y cuarentones, pero es demasiado juvenil al mismo tiempo, tanto que a veces parece hecha para adolescentes… pero no conoce a los adolescentes a los que les pretende hablar. Spielberg, que ha tenido varios fracasos en los últimos años, probablemente apostó por volver a lo grande con lo que le parecía una historia perfecta para el momento: nostálgica pero futurista, llena de realidad virtual y protagonizada por jóvenes… con lo que no contó es que Ready Player One no tiene nada que ver con este momento, es de hecho completamente ajena a su entorno y eso ha sido parte de su fracaso.

Ready Player One o el fin del reinado de la nostalgia
La película tiene más de 300 referencias de cultura pop y gaming… ¿exceso o deleite? | Imagen vía Warner Bros. Pictures’, Amblin Entertainment’s y Village Roadshow Pictures.

 

3. La historia

En este mundo del futuro el mundo parece ser un lugar horrible: la pobreza es general, la contaminación y la superpoblación obvias… en general la miseria es la norma. La única oportunidad de huir de este mundo horrible es el Oasis, este juego de realidad virtual montado sobre la nostalgia de un solo hombre que por alguna razón se convirtió en dueño del mundo cuando creó este invento. A su muerte el plan es dejarle el control del Oasis, es decir del mundo porque la población vive la mayoría de su existencia conectada, a quien gane un juego basado exclusivamente en él y sus gustos. No se trata sólo del cansancio general con la explotación de la nostalgia (en lo que esta película incurre hasta el hartazgo) sino del preocupante mensaje que subyace: este es un mundo monárquico o imperial, pero no se trata de sangre azul sino de quienes tengan mayor conocimiento de trivia. De hecho para el creador del Oasis es tan importante saber tonterías varias sobre películas de los ochenta y noventa que cree que eso es prueba suficiente de que alguien, un adolescente por ejemplo, merece tener control total sobre el mundo, sin nadie a quien rendir cuentas. Y no hablemos de la política de género en una película marcada por el orgullo de ser hombre blanco heterosexual. De hecho, el protagonista proclama su amor por una compañera de juego a los minutos de conocerla… y el Oasis y todo lo que hizo su creador está básicamente sembrado en el abono de que la chica que le gustaba sólo lo consideraba un amigo.

Es una película sin conciencia real del mensaje que transmite, desconectada del momento en que vive e incluso de su propia esencia… es ignorante sobre su influencia, su peligro y su claro desapego humano… y eso es incomprensible cuando involucra a gente tan talentosa como Spielberg.

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Las críticas han llegado por la superficialidad con que la historia trata temas importantes y con las ideas que parece defender. | Imagen del afiche oficial. Warner Bros. Pictures, Amblin Entertainment y Village Roadshow Pictures.

4. La nostalgia

Sí, hemos hablado de esto hasta el cansancio pero es que la televisión y el cine se alimentan de la nostalgia hasta el cansancio. Ready Player One podría considerarse el último intento de ganar dinero a raudales explotando los recuerdos de la audiencia. ¿Por qué? Su descaro, su falta de dirección clara y su pasar anodino por las salas son algunas razones. En Ready Player One, a diferencia del libro, las referencias no son sólo a los ochenta, también están los setenta, los noventa, los 2000… pero es todo eso, decoración, como la capa de azúcar glasé que se le pone a una tarta de boda y que la mayoría de los invitados retira… es bonita, pero es demasiado. Esto no quita que no sea divertido pillar las referencias (aunque hay tantas que es casi imposible, en YouTube hay videos que detectan más de 300, por ejemplo), y si la película no fuese un ejercicio vacío tal vez valdría la pena… pero no lo es, por lo que termina por convertirse en una acumulación de guiños y poco más.

Ready Player One es una prueba para Hollywood de que tener grandes nombres, incluso un gran nombre como Steven Spielberg, no salva películas mediocres. Y es también prueba de que la nostalgia no es un pozo sin fondo, es de hecho un recurso no renovable y se está agotando.

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