7 videojuegos 'sandbox' imprescindibles

A diferencia de las películas y los libros, salvo por aquellas viejas ediciones de hiperficción explorativa de Elige tu propia aventura, los videojuegos sandbox pueden escapar del relato encorsetado por una línea de acción predeterminada con planteamiento, nudo y desenlace y sumergirnos en un mundo abierto y libre –dentro de los límites de la programación– donde es posible explorar y realizar acciones más allá de lo previsto, tomar decisiones que marcan la partida.

Estos videojuegos, que reciben el nombre sandbox en referencia a los parques de arena donde juegan los niños, cuentan con un catálogo amplio y rico dentro de un género en auge.

Hemos reunido algunos de los títulos imprescindibles en esta categoría:

Far Cry 5 (2018)

Igual que William Faulkner creó Yoknapatawpha y Gabriel García Márquez Macondo, los desarrolladores de Ubisoft imaginaron un mapa que corresponde a la ficticia Hope Country, donde tiene el control una secta dirigida por un aspirante a mesías, Joseph Seed. En ese ambiente extraño y opresor se maneja nuestro protagonista, que se mueve sin limitaciones en su lucha por la libertad e incluso se puede encontrar con minijuegos clásicos para evadirse de la situación. Es el último título de una de las sagas más exitosas de la compañía francesa.

Horizon: Zero Dawn (2017)

Un mundo postapocalíptico con tintes de ciencia-ficción donde los seres humanos se han convertido en sumisos de las máquinas y apenas quedan unos pocos resistentes, todos ellos llevados a una condición paupérrima, armados con arcos, flechas y, llegado el momento, con armas algo más refinadas. Los protagonistas tienen un origen tribal y no civilizado, y se han topado con un presente incierto y difícil de comprender. Hay una gran libertad y un mapa abierto donde no todo se limita a cumplir misiones, aunque el fin último sea descubrir cuál fue la semilla de la catástrofe. Es una de las piezas estrella de la firma Guerrilla Games, empresa integrada en Sony.

Astroneer (2016)

Tal vez sea un juego menos sofisticado y más simple. Lo desarrolló una empresa pequeña con origen en Seattle, Systema Era Softworks, e ilustra un mundo interplanetario basado en la exploración donde no hay objetivos que cumplir ni una línea de acción marcada. Se puede disfrutar en solitario o en modo multijugador, con hasta cuatro usuarios en una misma partida. La curiosidad es el principal motor de este videojuego.

The Legend of Zelda: Breathe of the Wild (2017)

Nintendo lo presentó como su videojuego más grande y ambicioso, como un sandbox que marcaría un antes y un después en el sector. El mundo abierto es inmenso, con un mapa donde uno siente que todo es posible y si es visible, alcanzable. Las misiones centrales y el hilo conductor son solo el comienzo de un juego sin límites. Todo parte con Link despertando en un santuario y sin recuerdos firmes, y continúa con él escuchando una voz que le encomienda la misión de matar a Ganon, responsable de la caída de su reino.

Assassin’s Creed II (2009)

Un título obligatorio, otra de las joyas de la corona de Ubisoft. En este juego, el protagonista aparece en el Renacimiento italiano para vengar la muerte de sus familiares. El paisaje medieval en el que se mueve, con todo lujo de detalles, fue una innovación enorme hace casi una década. Con este juego se elevó considerablemente el nivel de una de las sagas más aplaudidas de la Historia.

Grand Theft Auto V (2013)

Probablemente el videojuego más conocido del mundo. Esta creación de Rockstar estableció la posibilidad de pasar de delincuente habitual a criminal perseguido. La última evolución, esta quinta parte, otorgó la posibilidad al jugador de manejar a distintos personajes que, atendiendo a la historia lineal, deben aliarse para cumplir ciertos objetivos. Con todo, la libertad de movimiento es absoluta y si uno quiere dedicarse a asaltar bancos, robar vehículos o poner bombas en las calles eternamente, nada puede impedírselo.

Submerged (2015)

Un juego más independiente, desarrollado por Unreal Engine, y con un paisaje postapolíptico centrado en la exploración de un archipiélago donde el nivel del mar hace tiempo que eliminó las costas. La protagonista navega con un bote entre ruinas y no hay enemigos que puedan impedir el avance de sus misiones que, por otra parte, no existen más allá de la vocación de uno mismo: el espíritu de los sandbox llevado al extremo.