La poesía libre de Walt Whitman
Para entender a América hay que leer Hojas de Hierba de Walt Whitman, un poeta que como muchos, ha sido más celebrado en muerte que en vida.
La publicidad que genera un escritor al fallecer es casi siempre mayor que la que genera en vida. Por alguna razón el acto de morir multiplica el reconocimiento con el cual normalmente los narradores de historias suspiran en vida. La muerte entonces podría actuar como una garantía de consumo masivo y “entendimiento” póstumo.
En vida el poeta norteamericano Walt Whitman, por ejemplo, fue generosamente saludado por Ralph Waldo Emerson por la que sería su obra cumbre, Hojas de hierba, pero más allá de contados reconocimientos Whitman nunca experimentó el fervor americano con el que muchos lo veneran a 199 años de su nacimiento. Sin embargo, casi rozando el segundo centenario de este, el trabajo del escritor como autor y como rostro público es consumido por las masas y especialmente por los medios occidentales logrando un símil con ese perfil americano que transcribe su obra.
En presente la bibliografía de Whitman se afinca no solo en los campos académicos más evidentes como las humanidades y la literatura, sino que es incluida en la cultura popular en donde poemas como ¡Oh Capitán, mi Capitán! , escrito a raíz de la muerte de Abraham Lincoln, y títulos como Hojas de hierba han sido recitados por Robin Williams o incluso las voces de los personajes de Los Simpson y Padre de familia.
Hojas de hierba comenzó como un proyecto compuesto por doce poemas que Whitman continuaría editando a lo largo de su vida hasta crear un poemario de más de 400 escritos. Hoy forma parte de la cultura popular y su conjunto ha dado paso a una relectura mucho más accesible que en el pasado. Porque aunque hasta la década de 1960 Whitman fue invocado como un ícono de estampa literaria, no es sino con el avance del siglo XX que el uso de su imagen se entiende como algo más amplio que un símbolo cultural, y se convierte en una presencia clave para retar los estándares y las morales sociales.
En esa reconversión ya no es solo Whitman el poeta, sino Whitman el Americano que se explaya en la sexualidad del ser humano y su concepción natural, es Whitman el lírico que haciendo uso de una de las primeras representaciones extensas del verso libre habla sobre democracia, sexo, naturaleza y América como una amalgama íntegra de canciones y contradicciones.
Se le reseña constantemente como el poeta de la democracia, incluso llegando a insistir en que para entender a América hay que leer a Whitman y Hojas de Hierba. Ese símil se debe al énfasis con el cual su prosa reclama la libertad y el humanismo, la dualidad entre el ser humano y la inmortalidad, la celebración de la democracia, el cuerpo, el alma e incluso la muerte. Esta conexión de Whitman con el amor y el erotismo ha sido explotada en programas de televisión como E.R., A dos metros bajo tierra, Twilight Zone y Law & Order que además han recurrido a Whitman cuando ahondan en temas como la muerte.
Las referencias televisivas han aumentado significativamente desde principios de la década de 1990, y con su inclusión en programas como Breaking Bad y sus millones de espectadores Whitman surge como ese escritor icónico que encarna una sexualidad que no tiene por qué ser debatida, y que supone una relación consciente entre hombre y poesía.
Versos de América
En su prefacio a la primera edición de Hojas de Hierba en 1855 Whitman además de recordar que “la prueba de un poeta es que su país lo absorba sentimentalmente de la misma forma que este absorbió a su país” afirma sobre los Estados Unidos que «sus presidentes no serán su árbitro común tanto como lo serían sus poetas». Este es un reclamo que reafirma su creencia de que tanto la poesía como la democracia pueden crear un todo unificado que celebre la pluralidad de una sociedad tan diversa como las hojas que componen sus poemas.
Whitman no solo fue el padre de la poesía moderna, o del verso libre, o el escritor que explayaba su sexualidad con excesiva libertad para la época, Whitman fue una voz singular que entendió el territorio entre poeta y sociedad como una realidad en donde el común no son los grandes héroes sino el ciudadano de a pie.
Pero volviendo a la muerte de un escritor y los reconocimientos póstumos, a la vista pública del cuerpo de Whitman organizada en su casa de Camdem acudieron más de mil personas en tres horas, según testigos el ataúd era casi indistinguible entre la cantidad de flores y guirnaldas ofrendadas a un poeta que como muchos, ha sido más celebrado en muerte que en vida.