Las 4 razones por las que 'Sexo en Nueva York' lo cambió todo

Cumplió 20 años pero esta serie sigue siendo un hito de la televisión. Exploramos las razones de su éxito.

Sí, estamos todos muy viejos. Sexo en Nueva York cumplió 20 años y es imposible no pensar que parece que fue ayer cuando Carrie, Miranda, Charlotte y Samantha se comenzaron a reunir para comentar sin tapujos sus envidiables existencias. Sí, también es verdad que, como todas las series que tienen unos años, hay cosas que producen rechazo inmediato por lo anticuadas, machistas, homofóbicas y pare usted de contar (para ejemplos revisar internet en busca de los cientos de memes que hay con citas como poco cuestionables).

Sin embargo, Sexo en Nueva York no puede descartarse como un documento antiguo porque su existencia significó un antes y un después. Tanto en la moda, en la televisión, en las conversaciones e incluso como dice Vanity Fair en el concepto del amor romántico, la serie sobre cuatro amigas en Nueva York fue significativa y podría decirse que, junto con Los Soprano, la madre de la nueva era de la televisión que estamos viviendo.

¿Qué la hizo tan fundamental? ¿Qué la hizo diferente? ¿Qué la hizo un fenómeno?

Revisamos.

Las conversaciones

Antes de Sexo en Nueva York los personajes femeninos que aparecían en TV eran bastante recatados. De hecho el retrato de la amistad femenina era algo que brillaba por su ausencia, por lo menos representado de una manera honesta. Y luego llegaron Carrie, Miranda, Charlotte y Samantha y soltaron la lengua hablando de todo sin tapujos. Fue una sorpresa, fue una revolución. Las mujeres hablaban abiertamente de sexo, de posiciones, de gustos, de rarezas… nada de reuniones con tazas de té y discreción… esto iba de martinis y crudeza. Pero no sólo se trataba de las conversaciones sobre sexo, estas amigas hablaban de todo, se aconsejaban, se entendían, se acompañaban. Estas cuatro neoyorquinas eran lo más parecido a mujeres reales que las espectadoras habían visto, su reflejo en la pantalla.

El sexo

Otro elemento revolucionario, y sumamente  adictivo, era la representación en pantalla del sexo. Como las “mal habladas” de sus protagonistas, la propia serie era directa, sexy y cruda. Las escenas de sexo, sin ser explícitas, eran honestas, tanto en momentos de satisfacción, como en momentos de incomodidad. El sexo era realista, no todo era perfecto y a veces era de risa.

La moda

Estas cuatro mujeres eran muy diferentes y no sólo en sus elecciones de hombres, carreras o modos de funcionar en la vida. Sus armarios eran reflejos claros de quiénes eran. ¡Y qué armarios! Puede que sea completamente inverosímil que alguien como Carrie, con un sueldo de periodista, pudiese comprarse Manolo Blahniks y Calvin Kleins, pero qué bien le quedaban. La serie se convirtió en un escaparate de los mejores diseños y diseñadores y popularizó inmensamente a Blahnik. Con el paso de las temporadas la capacidad de compra de estas mujeres se hizo cada vez más absurda, pero nadie puede decir que no aspiraba a tener todos sus modelitos.

La ciudad

La Nueva York de El sexo en Nueva York es aspiracional, glamurosa, elegante, interesante, seductora. Es una ciudad viva y llena de fiestas y eventos, de buenos restaurantes y excelentes exposiciones. Es una ciudad rica, llena de lujo y disfrute. Sí, no es la ciudad de la mayoría de los neoyorquinos, de hecho es una fantasía tan fantástica como El país de las maravillas, por ejemplo, pero es una ciudad en la que a todo ser viviente le gustaría vivir.