López Obrador encabeza elecciones históricas en México con su revolución radical
Más de 89 millones de votantes podrán elegir este 1 de julio unos 3.400 cargos a nivel local y federal en la segunda mayor economía de América Latina. El tablero político está en juego y será definitivo, pues allí no existe la segunda vuelta electoral. López Obrador es el gran favorito para hacerse con la presidencia.
Todo es a lo grande en México. Más de 89 millones de votantes podrán elegir este 1 de julio unos 3.400 cargos a nivel local y federal en la segunda mayor economía de América Latina. El tablero político está en juego y será definitivo, pues allí no existe la segunda vuelta electoral.
“Es la elección más grande en la historia, la mayor disputa por poder en el país en la democracia actual”, afirma a The Objective Francisco Abundis, fundador y director asociado de Parametría, empresa mexicana de investigación de la opinión y análisis de resultados.
“Más allá de la presidencia, el senado, la cámara baja, hay elecciones locales en 30 estados, 9 gubernaturas (gobernaciones) como, por ejemplo, la de Veracruz, que para dimensionarlo tiene la población de Chile o de Guatemala y 5 millones de habitantes más que Cuba”, ilustra el consultor sobre los comicios en los que se renovarán congresos locales, ayuntamientos, juntas municipales, alcaldías.
Esta megaelección ha sido calificada como un proceso histórico, al punto que hay quien ha llegado a afirmar que es el más importante desde 1910, cuando se abrió paso la Revolución Mexicana que cambió la nación para siempre.
“Estamos a 11 días de la elección más grande de la historia del país, coincido en que nuestro voto no sólo decidirá qué rumbo tomará el país en los próximos seis años, sino el rumbo que tomará el país en las próximas décadas”, anticipó la semana pasada el presidente saliente Enrique Peña Nieto.
En la proximidad de las votaciones, la violencia también ha alcanzado máximos históricos pues sólo en mayo hubo casi 4 homicidios por hora. Desde el 8 de septiembre, que marcó el inicio del calendario comicial, hasta el 26 de mayo fueron asesinados 102 políticos, 37 de los cuales eran precandidatos o candidatos, de acuerdo con la consultora Etellekt de análisis de riesgo y manejo de crisis.
El favorito indiscutible
El nombre más mencionado en las redes sociales y el que acumula más preferencia efectiva en las presidenciales, al alcanzar un 53% y superar por más del doble al rival que se encuentra en segundo lugar según la consulta nacional de Parametría a tres días de la elección, es el de Andrés Manuel López Obrador. Perdió en 2006 y en 2012, pero ¿a la tercera va la vencida?
El tres veces candidato consecutivo lleva 18 años preparándose y, de acuerdo con la mayoría de las encuestas, es el candidato puntero.
Mejor conocido como AMLO (por sus iniciales), este político de 64 años oriundo de Tabasco fue electo con el Partido de la Revolución Democrática (PRD) como jefe de gobierno del Distrito Federal en los mismos comicios de 2000 que dieron fin a la hegemonía que mantuvo el Partido Revolucionario Institucional (PRI) por 71 años.
Llegó a ser reconocido por la fundación inglesa City Mayor como mejor alcalde del mundo en 2004, un año antes de despedirse del cargo con un nivel de aprobación del 86%.
Este licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Universidad Nacional Autónoma de México militó en sus inicios en las filas del priismo, partido del que fue expulsado hace más de 30 años, pero ahora con su Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que fundó en 2014, ha sabido capitalizar el descontento y sumar a su causa a los desencantados del PRI.
“López Obrador es quien sintoniza mejor con la opinión pública en general. Él ha sido muy consistente, muy coherente con lo que ha ofrecido; es decir, con él no hay sorpresa, es muy conocido, es su tercera elección. Lo que ha propuesto hace 12 o 6 años se está en algún sentido corroborando, él hablaba de corrupción cuando no era un tema. Los temas que traía desde antes ahora son los temas de todos. Todo parece una feliz coincidencia para él”, explica el profesor e investigador Abundis.
El abanderado de la coalición Juntos Haremos Historia, conformada por Morena, el Partido Encuentro Social (PES) y el Partido del Trabajo (PT), se ha vendido como una autoridad moral y el presidente del cambio, que luchará contra la desigualdad y pondrá fin a la escalada de violencia y corrupción que han manchado el gobierno de Enrique Peña Nieto. Pero hay quien cree que todo es simplemente una fachada del caudillo que lleva dentro.
Para este izquierdista y nacionalista, la mejor política exterior es la política interior. “Los empresarios no quieren dejar de robar y no quieren perder el privilegio de mandar”, ha alertado López Obrador, al tiempo que ha asegurado que la “mafia del poder” no podrá “imponer al nuevo títere, al nuevo pelele”.
Ha equiparado la tarea que pretende emprender con la de la Independencia, las reformas liberales del siglo XIX y la Revolución Mexicana. La suya, afirma, se trata de la cuarta transformación en la historia de México, una revolución radical, y no sorprende que lo diga tomando en consideración que ha llegado a compararse con próceres como Benito Juárez, Francisco I. Madero y Lázaro Cárdenas.
La semejanza tejida entre su figura y la del expresidente venezolano Hugo Chávez, quien se decía el continuador del Libertador Simón Bolívar y prometió una revolución bolivariana que lo que ha hecho es conducir a todo un país al colapso y a la pérdida de libertades, le costó en 2006 la victoria, cuando esta se le escurrió entre las manos por un margen de tan sólo 0,56% de los votos. Entonces, cuestionó los resultados y secundado por protestas callejeras se proclamó como presidente legítimo, desconociendo así el triunfo de Felipe Calderón.
En aquellas elecciones se impusieron los temores entre los electores. Pero parecen ya agua pasada al menos entre la mayoría, aunque todavía hay quien advierte sobre los peligros que entrañaría un eventual triunfo de AMLO.
A la revista The Economist, en un reciente editorial, le preocupa una presidencia de López Obrador, que califica de experimento arriesgado, pues él “parece tener poca idea de cómo funciona una economía o una democracia moderna. Menosprecia las instituciones independientes, como la Corte Suprema. Habla de hacer a México autosuficiente en alimentos y en la construcción de refinerías, lo que es poco probable que tenga sentido comercial. Sus ideas son simplistas. Quiere reducir a la mitad los salarios de los altos funcionarios, incluido el presidente, y someterse a un referéndum revocatorio cada dos años. Aunque personalmente limpio, ha formado alianzas con políticos que son todo lo contrario”.
López Obrador sabe que esta vez, en la que se ha mostrado con un cariz más moderado, cuenta con una holgada ventaja al estar separado por 31 puntos de su contendor más cercano: Ricardo Anaya Cortés.
¿El Joven Maravilla?
Nacido en Querétaro, el abanderado de la coalición Por México al Frente, integrada por el Partido Revolución Democrática (PRD), Movimiento Ciudadano (MC) y el Partido de Acción Nacional (PAN), comenzó su campaña con un hackatón en busca de sacar provecho de sus escasos 39 años y atraer el voto joven.
No en vano quien fuera presidente de la Cámara de Diputados fue apodado por la prensa del momento como “El Joven Maravilla”. Pero la juventud y el discurso progresista de Ricardo Anaya no parecen bastarle.
Este abogado con un doctorado en Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM se muestra como una opción segura, de allí que no dude al afirmar que “en esta elección lo que está de por medio es el futuro de nuestras familias”. Sin embargo, algunos le reprochan el haber provocado la división en el seno de su partido.
El expresidente del centroderechista PAN no ha logrado escapar durante la campaña a las denuncias de corrupción. Se le ha relacionado con una trama de lavado de dinero. Un vídeo filtrado que circuló en las redes le señala de haber recibido financiamiento ilegal para su campaña, lo cual Anaya desmintió responsabilizando directamente del ataque a Peña Nieto, a quien tilda de corrupto y acusa de espiarle.
De aliado del gobierno de Peña Nieto, aunque prefiere decir más bien de México, ha pasado a ser su enemigo acérrimo. Su apuesta está centrada en el voto de los indecisos y de aquellos que rechazan el continuismo.
“La mala prensa que ha tenido es lo que le ha dañado más”, considera Abundis, quien sin ánimo de valorar como ciertas o falsas las noticias en contra de Anaya, pone el acento en lo sospechoso que resultan los ataques frontales de la prensa, la coordinación de todos los medios, con la misma línea editorial. “Una embestida de medios así no sé quién la aguante. A quien se le hubiera aplicado le hubiera pasado lo mismo”, apunta.
El aspirante de la continuidad
Abogado y doctor en Economía por la Universidad de Yale, José Antonio Meade Kuribreña, a sus 49 años, ha ocupado unos 14 cargos públicos, entre estos el de secretario (ministro) de Energía, de Relaciones Exteriores, de Desarrollo Social y dos veces de Hacienda y Crédito Público, cargo este último al que renunció a fines del año pasado para debutar en la contienda presidencial.
Nacido en Ciudad de México, Meade es el abanderado de la coalición Todos por México, que conforman el PRI, la Nueva Alianza (PANAL) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM). El ser el representante del continuismo no juega a su favor.
“El candidato oficial nunca tuvo oportunidad. No importa si eres doctor por una de las más importantes universidades de Estados Unidos, si eres capaz, si has sido secretario 5 veces, eres el priista, y ya allí se acabó la discusión. Cualquiera de ese partido hubiera sufrido la misma suerte, puntos más, puntos menos”, comenta Abundis.
Meade ha sido objeto de burlas recientes al no recordar en una entrevista transmitida por la televisión el título del libro que él mismo escribió, «El México que merecemos», presentado en mayo. Encuestas como la de Parametría le sitúan en tercer lugar, a tan sólo 4 puntos de Anaya.
La opción independiente
Tras la retirada de la contienda de Margarita Zavala (exmilitante del PAN y esposa del expresidente Felipe Calderón), la opción independiente, aunque muy por detrás del resto de candidatos, es encarnada por Jaime Rodríguez Calderón, quien renunció en 2014 al PRI después de militar por más de tres décadas en él.
Apodado “El Bronco”, este ingeniero agrónomo de 60 años fue el primer gobernador independiente en la historia de México, en el estado de Nuevo León. Ha sido multado por recaudar fondos de campaña ilícitos, a través de compañías fachada.
¿Control absoluto?
Aunque todo es posible, más que la victoria de López Obrador está en duda si la coalición que lidera podrá amarrar el control de ambas cámaras del Congreso. Desde 1997, año en el que el PRI perdió la mayoría absoluta, ningún partido en México ha vuelto a lograrlo.
Para Abundis, forma parte de los pronósticos reservados. “No sabemos cómo se comportará exactamente el electorado en términos de Congreso, lo que sí es que cada vez más está con lo que López Obrador quiere, como lo es el voto parejo, el straight ticket, votar por un solo partido. Si va a pasar de 50 puntos o no, ya estamos hablando de algo inusual porque en México no tenemos segunda vuelta. Parece que vienen algunas mediciones donde está decreciendo, veremos. Lograr mayoría absoluta es difícil, pero al menos hasta mayo había una tendencia clara de él creciendo en todas las mediciones y se reducía la distancia en el Congreso con él. Puede que no le dé necesariamente la mayoría, pero aumentan las probabilidades. Esto sería un primer efecto de lo electoral, luego ya viene la parte política. Dado que parece que otros partidos, sobre todo el PRI y el PRD, tendrían un liderazgo muy débil, no es fácil saber cómo se van a comportar sus bancadas. Puede haber quienes no tengan mucha influencia en sus partidos y entonces prefieran jugar un rol más dominante o importante en otra bancada”.
De acuerdo con el estudio “La otra contienda, preferencias para diputados y senadores”, de Consulta Mitofsky, la coalición Juntos Haremos Historia podría tener la mayoría parlamentaria.
Por lo pronto, el escritor e historiador mexicano Enrique Krauze ha hecho un llamamiento en su cuenta oficial de YouTube en pro del voto dividido: “Evitemos la concentración del poder absoluto en manos de una persona. Dividamos nuestro voto, digamos no, hoy y siempre, al poder absoluto”.