Christophe Chassol: "Mi música es caos organizado"
Christophe Chassol, pianista, compositor, explorador, arreglista y creador de bandas sonoras de la vida visita Madrid y Barcelona y conversamos con él.
Christophe Chassol, pianista desde los 4 años, compositor, explorador, arreglista de artistas como Phoenix y Sébastien Tellier, y creador del «ultrascore», llega a España para presentar su último trabajo Big Sun. Chassol hará dos presentaciones, la primera en los Veranos de la Villa de Madrid y la segunda en el Auditori de Barcelona.
¿Alguna vez habéis deseado que la vida diaria tuviera un soundtrack? ¿No molaría que suene una melodía poderosa cuando caminamos por la calle, sopla la brisa y un haz de luz deslumbra a las cámaras que no nos están grabando? Christophe Chassol (Paris, 1976) no solo lo ha deseado sino que se ha puesto a trabajar en ello. Sus composiciones acompañan narraciones espontáneas, canciones improvisadas, pájaros que cantan indiferentes o incluso un desfile de carnaval en el Caribe.
Pianista, compositor, explorador, arreglista y director musical, Chassol se ha propuesto encontrar la armonía -musical y metafóricamente- en la realidad, en la vida cotidiana y en todo «lo que le habla». Le gusta combinar los sonidos con imágenes interesantes y así producir más que música, motivos rítmicos y visuales, ambientes, atmósferas, eso que él ha bautizado como «ultrascores».
Con Big Sun (2014), su impresionante cuarto álbum, Christophe Chassol cierra su trilogía de ultrascores que comenzó en el New Orleans Creole (Nola Darling, 2011) y continuó en la India (Indiamore, 2013). Para Big Sun, Christophe viajó en marzo de 2014 a Martinica, de donde es su familia, con la directora de fotografía Marie-France Barrera y el ingeniero Johann Levasseur. Allí filmaron y grabaron juntos escenas de la vida cotidiana, y de ahí no solo sale el álbum sino también «Carnaval», un documental impresionista que forma la matriz de Big Sun.
Conversamos brevemente con Christophe antes de su presentación en Veranos de la Villa para conocer un poco más acerca de su peculiar y riquísima propuesta musical y acerca de qué podemos esperar de su visita a España.
Componer un ultrascore es una mezcla entre ponerle soundtrack a la vida y prestarle atención al soundtrack que ya tiene la vida. ¿Cómo es ese proceso de creación?
Es un proceso más sencillo de lo que pueda parecer. Básicamente consiste en plantearme una pregunta e ir a buscar la respuesta. A veces ese proceso incluye ir a un lugar, conocer a su gente, investigar, hacer preguntas, escuchar mucho. En el caso de Big Sun viajamos a Martinica con un productor y con una directora de fotografía. Y luego de regreso a casa me siento en el estudio, con toda esa cantidad de material, de piezas, de fragmentos, de sonidos, de imágenes… es como un rompecabezas… y empieza el proceso de armarlo, de poner las piezas juntas. Pero a grandes rasgos, en realidad todo consiste en buscar dentro de mí qué es lo que quiero decir… e intentar decirlo. Me gusta hacer música para que alguien se siente a escucharla con sus auriculares y se sienta en el cosmos.
La cantidad de material que implica un ultrascore me recuerda un poco a un cuento de Julio Cortázar, en el cual un niño arpista que tenía 13 dedos en cada mano daba conciertos y la gente tenía que quedarse en la sala durante horas después de finalizados para poder escuchar toda la música que había generado…
En realidad no es tanto, tienes el producto audiovisual, tienes la música que es generada para acompañar las imágenes y tienes a las dos juntas. Durante el concierto hay cuatro capas de sonido y de imagen. Estamos nosotros, el baterista, Mathieu Edouard, y yo en el teclado tocando en vivo, improvisando un poco sobre una base; están los fragmentos de film que se proyectan junto al concierto, allí están los personajes de la película y sus sonidos, ya somos tres en escena, y el cuarto en el escena, soy yo, otra vez pero en el estudio, dentro de la base musical del film.
En realidad, en directo, no hay exceso, hay sincronía. La sincronización le da unidad a la propuesta, le da balance, le da un carácter de fenómeno psicológico que hace que todo vaya bien junto. No soy un maniático loco, se puede lograr, como en este caso un caos organizado, y la gente responde bien a esa sincronicidad, a ese todo. Es una sensación satisfactoria y completa.
En la actualidad los conceptos de identidad dentro de la sociedad están viviendo un profundo proceso de revisión y de reconstrucción, una reconstrucción de algún modo colaborativa y muchas veces desde una perspectiva reivindicativa ¿Cómo crees que encaja una propuesta multicultural, polifónica y nómada como la vuestra en la Francia de hoy?
En realidad mi trabajo no está ligado a un concepto particular de identidad, al menos no de manera explícita, estoy de hecho tratando de crear algo «clásico». Estoy tratando de crear algo que puedas escuchar en diferentes tiempos, en diferentes lugares, sin que tenga necesariamente elementos característicos del ahora. Quiero que los chicos dentro de 6 años lo escuchen y que digan: «¡Hey, acabo de descubrir esta cosa loca que hizo un tipo hace 6 años, vamos a fumar algo y a escucharlo!». Eso es lo que quiero.
¿Qué elemento o sonido destaca de España?
Mi paso por España ha sido muy corto, mañana ya partimos para Portugal pero mis oídos están abiertos. Me ha llamado mucho la atención las voces, lo alto que hablan los españoles, mucho más que los franceses, su sonoridad, su acento, su volumen. No tengo idea del idioma español, pero definitivamente las voces españolas serían la onda sonora que usaría si trabajara con algún elemento local.
¿Cómo vas a presentarnos tu trabajo en Veranos de la Villa?
Verán a Mathieu Edouard en la batería y a mi y a mis pianos, y estaremos uno frente al otro con el film de fondo y estaremos tocando Big Sun será una mezcla de naturaleza, lenguaje y carnaval, que son los elementos esenciales de Big Sun.
¿Y será diferente en Barcelona en octubre?
Claro, porque cada vez que tocamos lo hacemos mejor. (Risas). ¡Es cierto, es cierto! Llevamos muchísimo tiempo ya tocando juntos, conocemos de memoria la música y la edición del film, pero en cada presentación siempre hay espacio para la improvisación y eso hace que cada presentación sea ligeramente diferente y que siempre sea especial.
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Como abrebocas a las presentaciones de Chassol en Madrid y Barcelona, compartimos otro track de ese experimento maravilloso que es Big Sun.