Insatiable, la nueva serie que Netflix estrena el 10 de agosto, está viviendo un momento duro gracias a su tráiler, que parece indicar que su historia defiende que su protagonista con sobrepeso rebaje para poder “ser hermosa” y emprender su vida… Esta premisa noventera lo tiene difícil hoy en día, pero no es la única.
El 10 de agosto, si nada cambia, llegará a Netflix una nueva serie: Insatiable. Pero este nuevo programa está recibiendo el tipo de publicidad que no desearía nadie, incluso una petición con más de 200 mil firmas se lanzó en Change.org para evitar su estreno. ¿La razón? Que el tráiler –nadie ha visto la serie aún– presenta una problemática aproximación al tema del sobrepeso. La protagonista de la serie, una maquillada y envuelta en prótesis ex actriz de Disney Channel, es una adolescente con sobrepeso atormentada por sus compañeros de clase. Cuando es golpeada en la cara y se rompe la mandíbula pasa meses sin poder comer y rebaja hasta convertirse en “una chica guapa” y es en ese momento que decide vengarse de sus torturadores. No es difícil ver dónde está el problema: una chica “gorda” tiene que rebajar y “ponerse guapa” para que su vida mejore.
Esta premisa (queda por ver si será así, la creadora de la serie y los jefes de Netflix defienden la serie) tiene un apestoso tufo a los ochenta y noventa, esas historias que hoy en día pones los pelos de punta porque en esas décadas la sensibilidad y empatía brillaban por su ausencia, así como también lo hacía la conciencia social y de los prejuicios y los privilegios que reinaban en las interacciones humanas… ¿se les ocurren otras historias? A nosotros sí. El universo es amplio. No solo se trata de los casos en que el sobrepeso se utiliza como un chiste, sino la impresionante falta de diversidad, el rampante sexismo y la homofobia… en general comportamientos altamente tóxicos.
Aquí van algunas de esas premisas que hoy en día no podrían sobrevivir (hay casos de excepción que aún hacen chistes similares, si no véase How I Met Your Mother, por ejemplo) hoy en día.
Todo lo que tenía que ver con Jen en Dawson’s Creek
Esta serie tan adorada por quienes eran adolescentes en los noventa es tan problemática que sorprende. Por ejemplo, Dawson tiene todos los comportamientos de una masculinidad tóxica: se la pasa mansplaining (agh Dawson, eras lo peor), cree que sus metas son más importantes que las de Joey, culpa a las chicas de sus rechazos…. Y podemos seguir. Pero lo más cuestionable que hace la serie, y no hacía solo el despreciable Dawson, es dedicarse a humillar y criticar a Jen por ser una mujer con una vida sexual activa. La serie la trata como una inmoral, como una seductora fría, incluso insinúa que tiene la culpa cuando una cita intenta sobrepasarse con ella y es salvada por la llegada de otra persona. La serie trata a Jen como una puta solo por tener un apetito sexual sano y estar cómoda con su cuerpo.
Ross en Friends
Sí, no solo es Ross. Friends cumple con una larga lista de pecados que hoy no se verían en TV: la inexistencia de diversidad en su reparto exclusivamente blanco y heterosexual, la condenable conducta de Joey con respecto a las mujeres, todos los chiste machistas y homofóbicos, el pasado de “Monica gorda” utilizado como fuente de humor… pero Ross gana a todos estos factores.
Este paleontólogo recién divorciado demuestra que tiene un lado dulce y un lado tóxico que hoy en día lo haría un villano: su amor en la distancia por Rachel es casi nivel acosador, su homofobia existe abiertamente y de forma descarada (el episodio del niñero es imposible de ver hoy en día sin sentir ira intensa) y su trato de Rachel durante su primer noviazgo es para encerrarlo. Ross comienza a sentir celos enfermizos y controla cada movimiento de una Rachel que acaba de comenzar en el primer trabajo que le gusta. Ross pretende que no dedique tiempo al trabajo sino a él, y es incapaz de escucharla cuando ella le repite una y otra vez que nada sucede con su compañero de la oficina. Hasta tal punto llega todo que se toman un descanso y cuando él se acuesta con otra persona y terminan definitivamente es incapaz de reconocer que el fracaso de la relación fue gracias a su conducta enfermiza.
Chistes homofóbicos y blancura general en Gilmore Girls
Otra serie que peca de considerar gracioso hacer chistes sobre homosexuales es Gilmore Girls, la serie más blanca del mundo (si se excluye a Lane). Y puede que se justifique su blancura si se mira el lugar en que se desarrolla (Connecticut no es especialmente diverso) pero Nueva York y Yale tienen más gente que blancos millonarios.
Además de burlarse de los gays, Gilmore Girls comete un pecado capital poco perdonable al tratarse de una serie sobre mujeres bastante feministas y sus vidas. No es la única ocasión que una Gilmore se acomoda a los deseos machistas de su compañero, pero sí la más horrorífica. En una de sus primeras temporadas Rory, la hija adolescente, consiente vestirse y actuar como una ama de casa de los cincuenta porque a su novio le parece que es el ideal de mujer: una que te recibe con la cena preparada y vestida para ti… ¡Uf! Gilmore Girls… qué horror.
La historia de amor entre Carrie y Big
Seamos claros, Big es el típico personaje masculino que aparece una y otra vez en la ficción, pero eso no lo hace mejor persona. Tiene un ego enorme, es egoísta y distante, defiende su incapacidad de sentir empatía con el argumento de que “es honesto”, disfruta hasta niveles insospechados el mansplaining, más si se trata de lo que la propia mujer está sintiendo…. Es un imbécil que arrastra a una neurótica Carrie durante años. Y sí, Carrie no es una heroína admirable o alguien que en general caiga bien (vuelvan a ver la serie). Ella tampoco es la pareja ideal, pero la serie vende a Big como “el hombre de tus sueños” y no, Sex and the City, una vida entera de un hombre explicándote lo que sientes y piensas y siendo incapaz de comunicarse no es para nada ideal.