NoViolet Bulawayo: “Necesitamos un activismo que cambie actitudes”
NoViolet Bulawayo presenta ‘Necesitamos nuevos nombres’, una novela en la que una niña de Zimbabue cuenta la realidad de su país.
De entrada puede parecer que su nombre, NoViolet, es una negación pero en su idioma, el sona, ‘no’ significa ‘con’. Violet era el nombre de su madre, que murió cuando ella era un bebé. Tampoco su apellido, Bulawayo, le viene dado sino que se trata de un homenaje a su país. “Son una parte importante de mi identidad, he querido honrar la memoria de mi madre y a mi país porque he estado en Estados Unidos durante 13 años sin poder volver a casa”, describe. NoViolet Bulawayo ha estado estos días en Barcelona promocionando ‘Necesitamos nombres nuevos’, una novela editada por Salamandra en la que una niña de 10 años cuenta, a través de sus ojos, la situación de su país, Zimbabue.
Hay algo de autobiográfico y algo ficticio en esta historia que se puede dividir, fácilmente, en dos partes. En la primera, Darling, la protagonista y narradora, cuenta su día a día en Paraíso, un pueblo que nada tiene que ver con ese nombre. Con su grupo de amigos deja su barrio para robar guayabas en Budapest, un barrio adinerado cercano a donde viven. Lo que NoViolet Bulawayo hace aquí es un rastreo de la niñez, un retrato que coloca al lector en el lugar preciso. “Fue una manera de empezar la novela pero también de darnos cuenta de que los niños son niños y van a jugar y vivir su vida llueva o haga sol. Merece la pena celebrarlo porque están completamente destrozados y rotos por todo lo que está pasando en su entorno”, explica la escritora.
“No hay demasiada autobiografía en la primera parte, viví una vida muy diferente a la de Darling. Mi infancia fue bastante estable porque el país funcionaba y la niñez de la protagonista está llena de disfuncionalidades y el estado del país es diferente”, arguye. En la segunda parte Darling se traslada a Estados Unidos con su tía pero lo que encuentra no es realmente lo que esperaba y llega el choque, el enfrentamiento, el intentar adaptarse a un medio que no le es propio. Bulawayo, que lleva más de una década residiendo en América, ha vivido lo que cuenta en primera persona y sus experiencias se vuelcan en el relato.
No obstante, esta niña de diez años con la que arranca la novela llegó a ser la protagonista tras ver que la voz de un adulto no funcionaba de la misma manera. En un principio la historia iba a ser contada por una señora mayor pero el personaje de Madre de Huesos le hizo ver que “un personaje adulto no era la voz que quería porque parecía que estaba predicando hacia el lector. Con los niños puedes tener una distancia, pueden hablar directamente sin que tenga mucho sentido lo que están diciendo”, comenta Bulawayo.
Madre de Huesos, Darling, Bastardo, Paraíso… todos ellos son nombres de los personajes y lugares que pueblan ‘Necesitamos nombres nuevos’, nombres reales, recuerda la escritora, de su país de nacimiento. No están elegidos al azar, con ellos Bulawayo vierte un subtexto. “Vengo de un lugar donde los nombres son coloridos y tienen un significado que puede parecer extraño para alguien que viene de fuera pero también son capaces de contar la historia de la persona”, sostiene.
¿Cuánto hay de tu propia experiencia en esta segunda parte de la novela?
Las dos tenemos conexiones porque yo estaba escribiendo desde el lugar de un inmigrante, las dos hemos pasado situaciones como las de intentar encajar en un espacio que no es el nuestro y no sabemos cómo movernos en él. Mi adaptación fue difícil, una parte de mudarte a otro lugar cuando eres joven es que esperas que todo sea igual y no lo era. El primer año de colegio lo pasé en silencio porque me costó mucho adaptarme y ver cómo me organizaba con todo. Pero lo bonito de América es que es un país de inmigrantes y pronto tuve la oportunidad de hacer amigos que habían pasado por lo mismo que yo, que habían dejado su tierra natal.
Ahora, con Trump liderando el país con unas políticas de migración estrictas, ¿cuál crees que es el futuro de los migrantes?
Los migrantes tienen un futuro porque Trump no es Dios, es un presidente que va a tener su momento y su momento pasará. Creo en el espíritu de resiliencia de la raza humana, de los migrantes y de la gente que los apoya. No es el mejor momento pero parte de ser humano es que tenemos que luchar contra cosas como Trump y sobrevivir a ellas y lo vamos a hacer.
Este giro hacia la extrema derecha lo estamos viendo también en Europa. En un mundo tan globalizado, ¿cuál es el poder de las redes sociales?
Tienen algún poder porque da espacio al diálogo y podemos hacer que la gente sea consciente, pero no es suficiente. Necesitamos un activismo transformativo que cambie actitudes, que nos recuerde que los migrantes no son enemigos, que es algo natural y que ha estado con nosotros desde el principio de los tiempos, que los migrantes ayudan más de lo que nos quitan. Mucha de esta actitud negativa no es real, es miedo de la gente que quiere conservar estos límites.
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Con ‘Necesitamos nombres nuevos’, NoViolet Bulawayo ganó el premio Caine de literatura africana, continente del que cada vez nos llegan nuevas voces femeninas. Sin embargo, para la escritora de Zimbabue todavía no hay suficiente representación. Considera que sus hermanas “tienen que coger más la pluma” y que Occidente debe conectarse y acercarse un poco más a lo que sucede en su continente. “Por las redes sociales se puede encontrar lo que está pasando, deberíamos prestar más atención a lo que ocurre localmente y ayudar comprando sus trabajos online”, concluye Bulawayo.