'Workingay', el cortometraje que reivindica el bienestar LGTB
Cuatro personajes, cuatro emociones, cuatro minutos. Utilizando estos tres pókers como eje, la directora y productora de cine Cris Arana ha construido Workingay, su último cortometraje, que refleja las barreras a las que se enfrenta el colectivo LGTB. «La exclusión social genera un deterioro de su intimidad, que da lugar al estrés, a la angustia y a la depresión. Sin embargo, se produce un cambio de chip», valoran desde el equipo de Arana. Pero en el cortometraje, «los personajes pierden el miedo y ganan la ilusión, las fuerzas y la felicidad que les hacen seguir adelante y comerse el mundo». Cuatro personajes, cuatro emociones, cuatro minutos. Utilizando estos tres pókers como eje, la directora y productora de cine Cris Arana ha construido Workingay, su último cortometraje, que refleja las barreras a las que se enfrenta el colectivo LGTB. «La exclusión social genera un deterioro de su intimidad, que da lugar al estrés, a la angustia y a la depresión. Sin embargo, se produce un cambio de chip», valoran desde el equipo de Arana. Pero en el cortometraje, «los personajes pierden el miedo y ganan la ilusión, las fuerzas y la felicidad que les hacen seguir adelante y comerse el mundo».
Cuatro personajes, cuatro emociones, cuatro minutos. Utilizando estos tres pókers como eje, la directora y productora de cine Cris Arana ha construido Workingay, su último cortometraje, que refleja las barreras a las que se enfrenta el colectivo LGTB. «La exclusión social genera un deterioro de su intimidad, que da lugar al estrés, a la angustia y a la depresión. Sin embargo, se produce un cambio de chip», valoran desde el equipo de Arana. Pero en el cortometraje, «los personajes pierden el miedo y ganan la ilusión, las fuerzas y la felicidad que les hacen seguir adelante y comerse el mundo».
La incursión de Arana en la temática LGTB llega después de que, el año pasado, triunfara con su cortometraje Package, un fashion film que la llevó a la selección oficial de La Jolla Fashion Film Festival, que entrega los International Fashion Film Awards. «Me siento muy orgullosa y muy feliz, ya que La Jolla es un festival muy importante», contaba a The Objective antes de celebrarse el certamen, en la ciudad californiana de San Diego. «Es como el Cannes de los festivales en la esfera de los fashion films. Es tan difícil sacar adelante un cortometraje o una película que no me creo aún este reconocimiento».
A la espera de descubrir si ese éxito se repite ahora con Workingay, la cineasta de origen paraguayo se encuentra ya preparando su próximo proyecto, Transición, un cortometraje de carácter feminista dedicado al Día de la Mujer y que se estrenará el 8 de marzo. El filme estará protagonizado por María Barranco, inolvidable chica Almodóvar y ganadora de dos premios Goya a la mejor actriz de reparto, uno por Mujeres al borde de un ataque de nervios y otro por Las edades de Lulú.
El proyecto detrás de Workingay
Workingay es la plasmación audiovisual de un proyecto de bienestar dirigido al público LGTB: una nueva plataforma madrileña de coaching capitaneada por los coaches Pedro Serrano y Javier Bellot. La pregunta es evidente: ¿por qué una iniciativa de este tipo para lesbianas, gays, trans y bisexuales? Serrano tiene la respuesta. «Porque el coaching está muy especializado«, cuenta a The Objective. «Hay coaching para niños, para médicos, para profesores… y hemos pensado que el coaching para el público LGTB es una de las opciones y una especialización que tenemos», ahonda.
Eso sí, reconoce que los problemas vitales son universales independientemente de la orientación sexual o la identidad de género. «Los gays tenemos los mismos problemas que todo el mundo: bloqueos, inseguridades, miedos, ansiedad, adicciones… y también sueños, retos por cumplir y el coaching está para acompañar en todo el proceso, para vencer todos los miedos, bloqueos… y para sacar la mejor versión de ti. A final es explorar a las personas».
Pero ¿qué distingue al coaching de la psicología? Habla Serrano: «Una de las diferencias fundamentales es que el coaching trata el momento desde el presente, aquí y ahora. Si yo hago coaching contigo es para hablar sobre qué te pasa aquí y ahora, no empiezo a decir: ‘Bueno esto es una cosa de cuando eras niño…’. No, porque la persona que eres ahora no tiene nada que ver con la persona que eras hace seis meses, un año o cinco años. Ahora eres como eres con tu circunstancia». Y hay más diferencias: «En la psicología, los psicólogos están arriba y el paciente abajo. En nuestro caso, el coach y el cliente están al mismo nivel».
Las emociones, el tema central del cortometraje, es algo que Serrano considera que las personas han desplazado e intercambiado por sustitutos más mundanos en el siglo XXI, como la obsesión por los likes en las redes sociales. «Es un ego más. Nosotros, en el coaching, profundizamos en quién eres tú en esencia y quiénes son los egos, que son esos personajes o esas caretas que nos ponemos», considera. «Y justamente un ego nuevo es la tecnología. Ahora estamos más pendientes de que nos pongan un like o un buen comentario y no conocemos a esa persona».