Milo Manara: “Me he dedicado al erotismo porque me interesa como factor de renovación social"
El maestro italiano del erotismo estuvo en Barcelona durante el Salón del Cómic para presentar una nueva entrega de la biografía de Caravaggio titulada ‘La gracia’.
Milo Manara (Luson, 1945) es sinónimo de erotismo, de mujeres curvilíneas, excitadas y excitantes, semidesnudas o desnudas que recuerdan que el mundo del cómic no solo tiene que ver con los héroes que salvan al mundo sino con lecturas y dibujos que proveen sensaciones al cuerpo.
En su paso por el Salón del Cómic de Barcelona, Manara no solo presentó la segunda parte de la biografía Caravaggio: La gracia (2019), sino que Norma Editorial, sello que lo representa, reeditó uno de sus clásicos, El arte del azote, en donde adapta el clásico de Jean-Pierre Enard.
Aunque espero una entrevista individual con el maestro italiano, termino haciendo una entrevista conjunta con otros medios, porque el dibujante tiene una agenda muy apretada en los pocos días que estará en Barcelona. El autor de El Clic está sonriente al atendernos, a sus 73 años ya no se acerca al erotismo de la misma manera que lo hacía hace 50 años cuando empezó su carrera.
Manara nos recuerda sus inicios y el porqué decidió introducirse dentro del mundo erótico. “Una premisa es que un dibujante cuando empieza su carrera, no dibuja su propia visión del mundo, debe dibujar lo que le dan”. Sobretodo, al principio de su carrera profesional, tuvo que dibujar muchos guiones que se le encargaban, proyectos en los que no podía aportar su visión. Empezó con una serie erótica para una revista y luego apareció una oportunidad en Playmen –una especie de Playboy italiana- donde le pidieron reemplazar el vacío que dejaba, el también dibujante italiano, Guido Crepax. En Playmen nació la obra más conocida de Manara, El clic. Quizás el título en italiano –Il gioco– era más acorde con la realidad de Manara en ese entonces pues fue un juego poder escribir esa historia y cómo se popularizó después, afirma el autor.
Cuando publicó El clic, dibujar ilustraciones eróticas implicaba cierto tabú dentro de la esfera pública. “Me he dedicado al erotismo porque me interesa como factor de renovación social, ese elemento de transgresión, de liberación, ese escándalo que era necesario cuando yo comencé a dibujar”. Hace 50 años, cuando Manara empezó con sus andanzas como dibujante, en Italia había mucha represión debido a la posguerra y el ámbito cultural italiano era el lugar indicado para liberar esa contención.
El cómic erótico para Manara fue de gran interés en sus inicios. El poder del erotismo era transgresor en lo social, rompía tabúes y esquemas sin caer en lo pornográfico. “Yo nunca en mi carrera me he dedicado a describir el acto sexual. Siempre me ha interesado lo transgresor, el aspecto social del erotismo como en el cine que se hacía en aquellos años. Era la época de El último tango en Paris o de la España de Vigas Luna, obras y directores que se dedicaban a reflexionar sobre el erotismo por su valor de ruptura de las convenciones, al igual que la minifalda de Mary Quant” afirma el autor entre risas.
Aunque la serie El clic fue publicada a partir de 1983, Manara ya veía el futuro. Su atisbo pionero, a la vez que distópico, narra la historia de una chica que al insertarse un chip en el cerebro se le incrementa el deseo sexual. Manara no estaría tan lejos de imaginar cómo serían ciertos cyborgs sexuales que hoy en día se pueden comprar en línea para satisfacer el deseo sexual.
Pero ¿cómo encajaría la chica de El Clic en la actualidad? ¿Cómo ha cambiado el erotismo con internet?, le pregunto al dibujante. Piensa y se explaya en su respuesta. “No solo el erotismo, creo que internet ha cambiado en todos los espacios culturales. Actualmente hay una falta de elaboración cultural. Cuando hablamos de la cocina pensamos en el alimento como elemento primario de esa elaboración cultural. El erotismo es igual, es la elaboración cultural del sexo. Cuando falta esa elaboración se transforma en un acto simple, en un acto que agoniza, sin valor alguno. En internet hay mucho sexo y pornografía pero no tienen la complejidad necesaria”.
A Manara le preocupa la ausencia de reflexión cultural en muchos ámbitos de la vida, así como la negligencia en lo político. “El mundo ha tomado un camino equivocado donde los ricos son cada vez más ricos, los pobres cada vez más pobres y los océanos están cada vez más llenos de plástico, y no hay que ser un gran filósofo para entender que ese es el camino equivocado”. El autor italiano arremete contra los nacionalismo de manera crítica, entendiendo que “el gran problema es que las políticas solo son nacionales, por lo tanto, frente a la globalización no pueden aportar una solución”. También comenta su mirada pesimista y afligida sobre el futuro. Para Manara es la primera vez que nos agotamos ante el pensamiento de una visión venidera: “es la primera vez en la historia del mundo que el futuro realmente nos da miedo, porque el mundo que hemos creado, como decía Marcuse, hace 50 años, está basado en el dinero”.
La mirada histórica y la duda filosófica: de Los Borgia a Caravaggio
Manara ha dibujado y realizado colaboraciones con otros artistas desde que empezó su carrera, pero a nivel de relato histórico sus colaboraciones empezaron con Jodorowsky y la saga de Los Borgia en 2005. “Lo interesante a nivel histórico con Los Borgia es que fue la primera aparición de la mafia en la historia mundial. La mafia se propone como un Estado alternativo. Y los Borgia eran ese otro Estado, el papa era el Estado” afirma el autor, quien puntualiza que esta saga no corresponde a una realidad histórica, sino a una visión de su coautor.
La saga Caravaggio a Manara le interesaba para dar ese salto en la historia universal, unir presente y pasado, dar una continuidad para proporcionar sentido a su trabajo y contribuir a divulgar la obra del pintor italiano y darle así más complejidad a la cultura actual. “La idea era traer a nuestra vida el pasado y pensar en el problema de la elaboración tecnológica. Antes teníamos una duda existencial, y ahora no existe. Los niños de hoy están tan enganchados al móvil porque creen que el móvil puede darles una respuesta existencial, pero en el fondo no da una respuesta, es solo un instrumento. Sin embargo, si le quitas este instrumento a los niños se sentirán perdidos porque identifican esta herramienta como su posibilidad de comunicación existencial. Su existencia está legada a un instrumento”, afirma el autor.
La intención del dibujante italiano con la saga Caravaggio era hacer la divulgación cultural de la vida de un hombre con dudas existenciales, el ser humano que está detrás del cuadro al que te acercas en el museo: “cuando entras en un museo debes entender que entras en el pasado de una persona y yo me propongo instituir la dimensiones humanas de este pintor”.
Manara a sus 73 años no cree que el legado le pertenezca a una persona. Afirma que el legado pasa de autor en autor, “es una cadena y yo soy una pequeña parte de esta cadena. No me genera ningún problema social eso. Yo he dibujado mujeres, niñas, ventanas, automóviles, pero la gente me recuerda porque he dibujado mujeres, pero también podría llegar a ser recordado como el dibujante de las ventanas”. Con esta respuesta humilde y una sonrisa pícara, el mago del erotismo, Milo Manara, se despide de nosotros para seguir firmando libros a sus fans mientras reanuda ese camino que, como él mismo dice, pretende contribuir a salvar y hacer más profunda la idea de cultura en la actualidad.