5 curiosidades del desembarco de Normandía, la batalla que cambió el rumbo de la historia
El desembarco de Normandía fue una batalla decisiva en el desenlace de la II Guerra Mundial en la que los Aliados sorprendieron al ejército de Hitler.
La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) fue uno de los períodos más negros de la historia. Se calcula que entre 55 y 60 millones de personas murieron en la contienda. Entre 15 y 20 millones lo hicieron en los campos de concentración y exterminio que construyeron los nazis. El 6 de junio de 1944 es una fecha que cambió el rumbo de la historia. Conocida la operación con el nombre en clave de Overlord, esta batalla fue una jornada clave en el desenlace de la II Guerra Mundial y que siempre será recordada por el Día D, el momento en el que comenzó el Desembarco de Normandía, una importante batalla que cumple 75 años y en la que los Aliados sorprendieron al ejército de Hitler. Desde The Objective te traemos 5 curiosidades de esta épica batalla de la Segunda Guerra Mundial.
El secretismo de la operación era tal que la fecha de ataque final no la conocían ni tan siquiera los soldados que participaron en la batalla. La hora, la fecha y hasta el lugar del ataque se mantuvieron en secreto para garantizar el éxito de la operación. La fecha y el momento del ataque fueron fijados después de la reunión que mantuvieron en Teherán (Irán) los mandatarios de Gran Bretaña, EEUU y la URSS, Winston Churchill, Franklin Delano Roosevelt e Iósif Stalin, respectivamente. El desembarco de Normandía fue fijado inicialmente para el 5 de junio de 1944, pero fue aplazado al día siguiente debido a las malas condiciones climáticas.
La batalla fue todo un éxito, y las fuerzas aliadas alcanzaron el río Sena en agosto de 1944. París fue liberado y los nazis fueron expulsados del noroeste de Francia, lo que marcó el éxito de la Operación Overlord. Inmediatamente después, las fuerzas aliadas tomaron medidas para avanzar hacia Alemania y unirse a las fuerzas soviéticas que se acercaban desde el este.
El ejército aliado fantasma
«El arte de la guerra es el arte del engaño». Esta frase forma parte del primer capítulo de El arte de la guerra del general chino Sun Tzu. Las tropas aliadas la conocían, y el Día D no dudaron en aplicarla. Su éxito partió de una mentira gigantesca perfectamente coordinada: un ejército fantasma armado con tanques inflables o rifles de madera, y toda una red de agentes dobles, la mayoría de ellos ficticios.
Estados Unidos formó oficialmente el ejército fantasma, el cual recibió el imponente nombre de Primer Grupo del Ejército Estadounidense (FUSAG, por sus siglas en inglés). A continuación, se reclutó a sus integrantes, los cuales fueron principalmente actores, expertos en efectos especiales, guionistas, especialistas en comunicación y, finalmente, un par de unidades militares reales para dar más credibilidad al engaño si fuera necesario.
También se edificaron campamentos militares falsos que no contenían más que aire. «En el interior de las tiendas no había un solo soldado, los cajones de madera no guardaban ninguna bala, los bidones no contenían ni gota de gasolina», asegura el investigador Larry Collins en su obra Los secretos del Día D.
Hitler estaba durmiendo
Los nazis sabían que tarde o temprano las tropas aliadas atacarían, pero no sabían con precisión cuándo ni dónde. En el momento del ataque el Führer estaba durmiendo. Durante las primeras horas del ataque, cuando los comandantes alemanes pidieron permiso para atacar con carros de combate, se les dijo que Hitler estaba durmiendo. El primer día del ataque sólo una división de carros blindados participó en la contraofensiva.
Las cifras del ‘Día D’
El combate se cobró la vida de unas 110.000 personas en ambos bandos: 77.866 alemanes, 5.001 canadienses, 9.389 estadounidenses y 17.770 ingleses perdieron la vida. Más de 30.000 vehículos, 150.000 soldados y 13.000 paracaidistas fueron trasladados a las playas francesas. Más de 127 aviones fueron destruidos hacia el final de la batalla, mientras que 28.000 aviadores fallecieron. Durante la invasión fueron lanzadas más de 30.000 bombas.
Un agente español del MI5 que engañó a Hitler 2 veces
Participó en los dos bandos de dos guerras sin disparar un solo tiro. Se llamaba Juan Pujol García, nació en Barcelona y fue conocido como Arabel en el servicio secreto nazi y como Garbo en el británico. Creó una red imaginaria de 27 agentes secretos que generaba un cúmulo de información que el enemigo creyó a pie juntillas. Su obra maestra fue engañar a Hitler para que pensara que la invasión de la Europa ocupada se iba a producir muy lejos de donde ocurrió.
Salvó miles de vidas y contribuyó decisivamente a la victoria en la Segunda Guerra Mundial. Fue condecorado por alemanes y británicos después del Día D. Provocó la noticia de su propia muerte y vivió oculto durante cerca de 40 años en Choroní, un pueblo pescador de Venezuela. Descubierto, fue recibido con honores en el Palacio de Buckingham y con sorpresa y emoción por sus hijos, que no sabían que estaba vivo.
J. D. Salinger
La mañana del ‘Día D’ el escritor estadounidense J. D. Salinger aterrizó en la playa de Omaha llevando en su mochila seis capítulos de su novela inacabada El guardián entre el centeno. El resto los completó mientras estaba convaleciente de una pierna por el ataque.
John Steele, el paracaidista afortunado
El Día D los paracaidistas cayeron por todas partes: muchos se ahogaron en los cenagales o en el mar y otros aterrizaron en medio de una formación alemana en la plaza de Ste. Mère Église. Entre ellos, el soldado John Steele, que recibió un fragmento de metralla en la pierna mientras descendía. La herida le impedía controlar su paracaídas, el cual quedó enganchado en el campanario de la iglesia, mientras en la plaza se desarrollaba una batalla feroz.
Para sobrevivir se hizo el muerto, hasta que horas después fue descolgado por un soldado alemán y consiguió escaparse. John Murió de un cáncer de garganta en 1969, a la edad de 57 años, en su ciudad de Carolina del Norte.