Netflix y el renacimiento de la comedia romántica
Durante los 2010, cuando las nuevas actitudes hacia el sexo ya se han integrado plenamente en la comedia romántica, ésta ha atravesado un nuevo bache comercial
La comedia romántica está muerta. ¿Quién ha matado a la comedia romántica? ¿Se puede salvar la comedia romántica? Estos son algunos de los títulos de los muchos artículos que vienen anunciando la desaparición del género desde principios de la década de los 2010. Nada nuevo bajo el sol: su fin se ha proclamado numerosas veces en el pasado, la más notable de ellas en 1978, cuando el académico Brian Henderson anunció la muerte del género a manos de las nuevas libertades traídas por la revolución sexual y la píldora anticonceptiva. Como prueba, éste aludía a la película Dos más uno… igual a dos, en la que la protagonista pregunta lo impreguntable: “¿Cómo es que nunca hemos follado?”.
Según Henderson, el género gira (o más bien giraba) en torno a la supresión de esta cuestión: la consumación del acto sexual imposibilita el argumento de la comedia romántica, que se basa en la tensión sexual no resuelta y la sublimación del deseo a través del lenguaje, principalmente.
Irónicamente, la publicación del artículo de Henderson coincidió prácticamente con el estreno de Annie Hall, cuyo éxito de crítica y público vino a inaugurar una nueva etapa para el género gracias, principalmente, a Woody Allen y sus “romances nerviosos”.
La decadencia de la comedia romántica
Durante los 2010, cuando las nuevas actitudes hacia el sexo ya se han integrado plenamente en la comedia romántica, ésta ha atravesado un nuevo bache comercial. Las razones son diversas: guiones y personajes mediocres, falta de interés en el género por parte de grandes estrellas y, sobre todo, la creciente preferencia de los estudios por franquicias y blockbusters que aseguren beneficios inmediatos y se puedan exportar fácilmente.
Otros aducen un argumento similar al que Henderson ya esgrimió hace más de cuarenta años: la falta de obstáculos reales entre las parejas contemporáneas hace que el género esté abocado al fracaso en el nuevo milenio.
Sea cual sea la razón, lo cierto es que la comedia romántica escasea hoy en día, pero no ha muerto. Al contrario, parece encontrarse a las puertas de un nuevo renacimiento gracias, entre otros factores, a las plataformas digitales, que están cambiando los hábitos de consumo de los productos audiovisuales rápidamente. Dada la escasez de comedias románticas para la gran pantalla en la última década, podría decirse que los servicios de streaming como Netflix, Amazon Prime Video, Hulu o HBO están marcando la pauta en lo referente a nuevas tendencias dentro del género. ¿Y cuáles son estas tendencias?
La comedia adolescente
Centrándonos en Netflix, la plataforma con mayor número de suscriptores, encontramos una creciente cantidad de comedias románticas, tanto de producción propia como ajena. Aunque su catálogo es cada vez más amplio y variado, se aprecia un claro resurgimiento de la comedia adolescente. Películas como El primer beso vienen literalmente a rejuvenecer el género, ya que la edad de los protagonistas dota a estas películas de una refrescante inocencia que se había perdido en los últimos tiempos, en los que la comedia romántica se había tornado más cínica y, por ende, menos cautivadora.
También introducen un ingrediente nuevo: la omnipresencia de las nuevas tecnologías en las relaciones de hoy en día. Éste es un elemento central en El último baile y #RealityHigh, donde las redes sociales constituyen una fuente de ansiedad para los personajes y más que facilitar las relaciones, las dificultan. En Sierra Burgess es una perdedora, las nuevas tecnologías dan pie a equívocos y engaños en la identidad de uno de los miembros de la pareja, actualizando una historia ya contada anteriormente en películas como La verdad sobre perros y gatos (o incluso Cyrano de Bergerac).
En La cita perfecta, el protagonista también oculta su verdadero yo a través de la aplicación en la que ofrece sus servicios como “acompañante”. Cabe destacar que dichos servicios no incluyen relaciones sexuales, minimizando así el potencial erótico de la premisa. En estas películas, la juventud de los personajes representa a menudo el obstáculo que el género necesitaba para volver a ser creíble. La corta edad de los protagonistas justifica la postergación del sexo, dotándolo de una importancia que se había perdido en la comedia romántica de las últimas décadas debido, entre otras cosas, a los cambios en la percepción de conceptos como el romance, el cortejo o el matrimonio.
Representación de la diversidad
La comedia adolescente también se presta a abordar temas propios de la edad como el descubrimiento y aceptación de la identidad sexual, como ocurre en Alex Strangelove y Date & Switch, que relatan las primeras experiencias de sus personajes y su salida del armario. La inclusión de protagonistas homosexuales en películas comerciales dirigidas a todos los públicos demuestra un esfuerzo consciente por parte del género por expandir sus modelos de representación, incluyendo también una mayor diversidad racial: en #RealityHigh, Desnudo, o La Increíble Jessica James, los protagonistas son afroamericanos. Igualmente, A todos los chicos de los que me enamoré cuenta con una protagonista asiática, así como Quizás para siempre y Crazy Rich Asians, una película hecha para el cine cuyo arrollador éxito durante 2018 no sólo ha abierto una nueva vía de renovación para el género, también parece haberlo revivido para la gran pantalla.
En un momento en el que el género necesita reinventarse para mantener su relevancia cultural, la creciente presencia de personajes de diferentes razas e identidades sexuales y la proliferación de la comedia adolescente abren la puerta a nuevas inflexiones genéricas que vienen a revitalizar la comedia romántica, incluyendo especialmente la “revalorización” del sexo (o su ausencia) como cuestión central en el género. En este caso, paradójicamente, la actualización para el siglo XXI que algunas de estas películas hacen de la comedia romántica supone, en parte, una “vuelta al pasado”. Henderson estaría satisfecho.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.