6 series que comenzaron genial y se perdieron por el camino
Sí, grandes comienzos y luego extravíos que llegan en algunos casos a ser lamentables. Le está pasando a The Handmaid’s Tale, pero no es la única.
Sí The Handmaid’s Tale, te estamos mirando a ti. Pero no eres la única. Muchas series excelentes han pecado perdiendo calidad o sentido con el paso del tiempo… y han pagado por ello.
La cosa va así: Una serie estrena su primera temporada, la crítica la adora, la gente la ve en masa, se habla de ella en pasillos, posts de redes sociales y tardes de cañas, se convierte en fenómeno… y luego pierde el camino. ¿Les suena? Un ejemplo claro y vigente es The Handmaid’s Tale. Digan lo que digan sus seguidores, nadie puede defender a capa y espada su tercera temporada, de hecho muchos la critican abiertamente. ¿Qué ha pasado? Hay una simple explicación: la primera temporada tenía un material original en que el que basarse (lo que resultó en un grupo de episodios excelentes) y al insistir en continuar con la historia se adentró en territorios inexplorados que terminaron por contradecir las reglas básicas del mundo que se había creado y la esencia misma de los personajes. De hecho, el final de segunda temporada generó malestar general. Pero no se trata de simplificar, el show podría haber seguido funcionando sin seguir la directriz del libro de Margaret Atwood, pero parece ser que ha favorecido cierta imaginería o necesidad narrativa específica por sobre la coherencia. No es la única serie a la que le ha pasado esto… hay más (y las recordamos con una mezcla de rabia y desilusión).
The Handmaid’s Tale
Hemos comentado un poco del problema que tiene. A esto se suma que existe en un momento de #metoo y Trump, por lo que parece que los guionistas se han sentido obligados a convertir a June (Elisabeth Moss) en un icono feminista sufrido (sin importar si esas imágenes, conversaciones o decisiones son mínimamente plausibles o lógicas). Hay muchos ejemplos de descarrilamiento y falta de coherencia narrativa (la decisión de quedarse en Gilead al final de la segunda temporada, cuando llevaba todos los episodios intentando huir, indignó a muchos), lo más obvio: June aún no ha sido asesinada por un régimen que ha matado y mata por muchísimo menos de lo que ha hecho ella. La serie ha borrado tanto las reglas del mundo que ha construido que Gilead ha pasado de ser un sitio amenazante, por lo posible y lo vigente de sus desquiciadas ideas, a ser un lugar en que se puede hablar abiertamente, secuestrar un niño (todo el punto del sistema establecido en Gilead), conspirar y agredir a miembros de la clase poderosa sin consecuencia. Gilead deja de dar miedo cuando pierde sentido, porque deja de verse como algo real. Lo mismo pasa con June y sus pendulantes reacciones: de hecho, podemos decir que no hay forma de saber quién es June. Lo mismo podría decirse de Serena. La serie ha perdido abiertamente su camino…
Juego de tronos
Sí, vamos a hablar de esto. Hay discusión sobre el final de la serie, en la que no entraremos porque no va de eso. El mega hit de HBO sufrió del mismo problema que Handmaid’s: cuando se acabaron los libros de G.R.R Martin su trama se tambaleó. No se trata de discutir el final de sus personajes (gente, por dios, el escritor les dijo cómo debía terminar… supérenlo) sino de cuestionar cómo la narrativa se lastimó con guiones que se saltaban recorridos lógicos emocionales y hasta geográficos (es imposible recordar el episodio 6 de la séptima temporada sin sentir indignación creciente), que apresuraron a sus personajes y su trama y evitaron que el resultado final fuese satisfactorio para sus espectadores.
Prison Break
¿Quién pensó que era buena idea seguir con esta serie tras una excelente y cerrada primera temporada? La premisa de la serie –hermano entra a propósito en la cárcel, con el mapa de la prisión tatuado en su cuerpo, a sacar a su hermano detenido- era interesante y, lo más importante, finita. Pero no, se optó por seguir con la historia tras el titular escape… y, bueno, no fue la mejor idea. La serie tampoco duró mucho más, no hay forma de justificar que tus personajes sean detenidos una y otra vez y se escapen una y otra vez.
The Killing
Hay series que aman tanto los giros sorpresa que destruyen todo lo previamente construido para ganarse un final explosivo… a riesgo de alienar a los espectadores y perderlos. Eso hizo The Killing al final de una primera temporada bastante perfecta. La serie sobre el asesinato de una adolescente en un pequeño pueblo, y las vidas y secretos de los detectives, los sospechosos y los padres de la chica. Era un thriller lleno de exploración de emociones complejas, buenas actuaciones y una atmósfera asfixiante y fascinante… hasta que decidió tirar por tierra (sin una pisca de lógica narrativa) todo para dejar a los que miraban su final con la boca abierta. Y, lo peor, es que fue solo para luego probar que había sido solo un despiste y nada más.
True Detective
Uno de los casos más memorables. Tras una primera temporada que adoró la crítica y el público, y que revivió (junto a una serie de películas) una carrera seria para Matthew McConaughey, llegó una segunda temporada tan detestada que es difícil expresar cuánto. Con otro reparto (la serie es monográfica) y otra trama, la serie intentó adentrarse en una nueva oscuridad perversa solo para resultar pretenciosa, ridícula y aburrida. La tercera temporada (también pretenciosa, adjetivo que se puede asociar sin problema al trabajo y personalidad de Nic Pizzolatto) tardó unos años en aparecer y, aunque mucho mejor que su predecesora, pasó por HBO sin pena ni gloria.
Homeland
Una primera temporada que generó adoración de la crítica y atención de los espectadores contaba con una premisa sumamente interesante: Un soldado americano dado por muerto aparece tras una década en manos de un grupo terrorista y una desequilibrada, pero brillante, agente de la CIA está convencida de que se ha pasado al bando contrario. La serie jugaba con las percepciones y prejuicios de sus personajes, con la duda y con la falta de certeza sobre las verdaderas intenciones de Brody (Damian Lewis) y sobre la cordura de Carrie (Claire Danes). Y luego los involucró en una relación igualmente llena de sospechas y misterio, así como de profundidad emocional. Y luego la serie que llegó a un punto de no retorno en que el personaje de Brody no podía ir hacia otro lugar que no fuese desaparecer no quiso matarlo… y sufrió enormemente por ello. Cuando por fin lo hizo había perdido a la crítica y a muchos fans (cosas que recuperó en gran medida en sus últimas y mucho mejores temporadas).