'Adiós Arturo' desnuda el tópico Carpe Diem de todo cliché
La compañía La Cubana, en su 40 aniversario, llega al Teatro Calderón para escenificar un funeral que se salta las normas en un canto a la vida, a vivirla intensamente
Sin cursilería ni frases hechas; con color, energía y mucho arte. Los 10 actores (que interpretan a más de 30 personajes) y el loro Ernesto han puesto en escena un réquiem por Arturo y, sobre todo, por la vida.
El protagonista de esta fiesta-funeral es Arturo Cirera Mompou, un artista que muere tras 101 años vividos intensamente. Durante su vida, le ha tocado asistir a todo tipo de fiestas, estrenos, bodas y demás paripés sociales. Y siempre los ha odiado. La idea de un entierro plagado de hipocresía y expresiones arcaicas le horrorizaba. Por eso, le encarga la celebración del evento a la compañía teatral La Cubana.
Durante casi un año y medio (la primera representación fue en mayo de 2018), la compañía de teatro ha celebrado la muerte de Arturo en 30 ciudades españolas, 337 veces. 205.000 personas han acudido a darle “su más sentido pésame”. Esta noche, 9 de octubre, llega a la capital, al centenario Teatro Calderón.
En cada ciudad a la que llega, Adiós Arturo se funde con su gente. Toma como base sus costumbres, su ritmo, sus chistes… Busca los lugares comunes. Por eso el bocata de calamares, la lotería de Doña Manolita y el “relaxing cup of café con leche” son parte del funeral en Madrid. La obra es también una apología a la ciudad, a un sentimiento de pertenencia que siempre nace, aunque se venga de fuera. No mentía Jordi Milán, director de la compañía La Cubana, cuando nos decía que “el teatro de La Cubana encaja en la sociedad de hoy en día porque son parte de esa sociedad”.
En la presentación de la obra la semana pasada, Milán, con su camisa hawaiana, cazadora amarilla y borsalino de paja, prometió un teatro cotidiano, una obra 100% alegre y divertida. La compañía cumple 40 años, durante los que ha logrado construir una “esencia Cubanera”: teatro que habla del teatro de la vida con humor, música, color, parafernalia y participación; ya que, como dice Milán, “queremos que el público sepa que ellos son los verdaderos guionistas”.
Un mensaje tintado de humor
El teatro de La Cubana, es, según su director, “un teatro que no deja indiferente porque juega siempre con el humor, la participación, la sorpresa y mucha música”. Sin embargo, no por ello es un teatro superficial. Quiere hacer pensar al público, que se identifiquen con los personajes y reciban el mensaje subyacente. “A partir de la risa también puedes hacer pensar a la gente. Puedes decir cosas serias riéndote”, cuenta a The Objective Milán.
Jordi nos contaba también que es difícil ser parte de la sociedad sin serlo de su teatro, porque el teatro es muy parejo al ser humano. El teatro existe desde que existe el hombre. “En el mercado, los vendedores no venderían si no hiciesen teatro. Un profesor, si no es un buen orador los alumnos le darán la espalda. Los políticos. Yo no me rasgo las vestiduras por decir que en la política hay teatro”.
Adiós Arturo no critica ese teatro que es la vida. Llama a participar en él y a divertirse mientras tanto. A restar drama innecesario, a no caer en la hipocresía, a aprender, conocer a personas diferentes en lugares muy distintos, absorber lo que tengan que aportar a nuestra vida. En palabras de Jordi, “vivir intensamente, vivirlo todo con la ilusión del primer día”. Para, habiendo vivido de esta forma, poder salir al escenario y saludar con orgullo cuando se acaba la función.