‘Franquismo S.A.’: cómo logró su fortuna la oligarquía empresarial española
Antonio Maestre desmonta la falacia de la meritocracia, compara nuestro proceso de memoria histórica con el alemán y abre la puerta a la reparación económica.
Antonio Maestre examina la historia empresarial de las grandes sagas familiares de nuestro país para mostrar cómo muchas de ellas se enriquecieron de manera ilícita durante el franquismo, continuaron operando después de la Transición, y hoy esas fortunas siguen estando en las mismas manos. Por el camino, desmonta la falacia de la meritocracia, compara nuestros procesos de memoria histórica con los de Alemania y abre la puerta a la reparación económica.
En España la represión franquista se tiende a analizar y valorar únicamente desde el punto de vista social y político olvidando, sobre todo en el debate público, la importancia que tuvo la represión económica y cómo muchas personas obtuvieron beneficios gracias a la opresión de libertades. Según cuenta el periodista Antonio Maestre en su libro Franquismo S.A.(Akal), los vencedores no escatimaron en modos y formas de extraer las rentas de los vencidos ya fuera utilizando mano de obra forzada, aprovechándose de la represión a los republicanos o, simplemente, lucrándose gracias a la cercanía con el dictador. La cuestión es que, en palabras del autor, después de la Transición estas empresas, y el patrimonio y el poder derivado de ellas, siguen en las mismas manos.
“La resistencia a la reparación no es ni cultural, ni política, ni social: es económica. Porque en el momento en que dejamos de hablar de desenterrar a las víctimas que están en las cunetas o de sacar a Franco del Valle de los Caídos, tendremos que hablar de la reparación económica y de quién se lucró con lo que no es suyo. Y algunos de los que tienen mucho igual no deberían tener nada”, asegura Maestre.
Para demostrarlo, el periodista ha revisado la historia empresarial de las grandes sagas familiares que componen las élites de nuestro país desde el final de la Guerra Civil hasta la llegada de la democracia, comenzando por la huida de los oligarcas nazis y sus activos a España para terminar mostrando su configuración en el presente. “En el 39 hubo un cambio de guardia empresarial porque las empresas anteriores que no se adhirieron al régimen o no financiaron el golpe de estado no podían hacer negocios y las que sí lo hicieron, sí”, explica. “En el libro trazo un hilo negro porque al final lo que hago es unir cómo la oligarquía empresarial que surgió después del 39, en el año 75 continuó, sigue operando hoy en día y esas familias siguen teniendo el mismo poder. A mí me ha costado mucho encontrar nuevos empresarios o familias que no tuvieran relación con el régimen o cuya fortuna no viniese de ahí”, remata.
Partiendo de esta premisa, Maestre compara los procesos de reparación de Alemania y España. “Primero, para desmitificar el proceso de desnazificación, que tiene bastante de oscuro también, lo que pasa es que nosotros vemos el resultado final después de 60 años”, afirma. Segundo, para demostrar que, aunque tarde, es posible. “En Alemania el proceso de indemnización a las víctimas del nazismo finalizó en 2007, desde 1945, 62 años después. Todavía nos queda largo camino porque obviamente nosotros empezamos en 1975. Ahí hay un lapso que conviene tener en cuenta”, continúa diciendo. Y tercero, “para empezar el proceso de investigación de las empresas. Porque muchas se lucraron con el Holocausto nazi”, añade.
Hidroeléctricas, constructoras o bancos son analizados por Maestre, que por el camino demuestra la falacia de la meritocracia en este país. “La cultura del esfuerzo es uno de los grandes caballos de Troya que se han introducido en la clase trabajadora porque han conseguido transmitir que si no tienes una situación social adecuada la culpa no es de la patronal sino tuya. Y yo insisto mucho en combatirlo”, explica el periodista. “Para mí era prioritario que en este libro se viera que quienes tienen el poder ahora no lo tiene porque sean mejores, sino porque han tenido un capital social y económico muy relevante. Hay una frase en el libro de Fèlix Millet que dice, ‘en el fondo somos 400 personas y nos conocemos todos’. Muestra muy bien por qué tiene poder la gente que lo tiene y es porque son hijos de quien son”, sentencia.
Seis años después de escribir su primer artículo sobre este tema en La Marea, Maestre ha publicado Franquismo S.A., un trabajo de investigación que bebe de información obtenida en archivos de Varsovia, Cracovia, Berlín, Bosnia y España, monografías y mucha hemeroteca. Con tal cantidad de material, el periodista asegura que podría ponerse con la segunda parte ya. Y no sería mala idea: la primera edición se agotó en menos de una semana y 10 días después de su lanzamiento, la editorial Akal ya ha enviado la tercera a imprenta. “Lo que he puesto en el libro es la punta del iceberg de todo lo que tengo. Y lo que he podido comprobar, demostrar y me puede acarrear menos problemas legales porque eso también hay que tenerlo en consideración”, reconoce.
Hacia la reparación económica, un largo camino por recorrer
Maestre reconoce que este libro la primera piedra de un largo camino aún por recorrer, un punto de partida que plantea la necesidad de impulsar un profundo proceso de reflexión que, en última instancia, lleve a la institucionalización de las políticas de reparación y la responsabilidad de las empresas que colaboraron con la represión franquista para conformar fortunas personales y empresariales. Porque como señala en el libro, no se heredan los pecados de los padres, pero sí sus frutos.
“Nadie pide que renieguen del amor familiar”, aclara Maestre, “pero las responsabilidades no decaen con la muerte y se heredan del mismo modo que se hereda el patrimonio”. En primer lugar, “tendremos que dar pasos de concienciación colectiva y desarrollar procesos de educación y memoria sobre lo que supuso ese enriquecimiento ilícito durante el Franquismo. Y luego esas familias no tendrán más remedio que pedir perdón, avergonzarse, incluso devolver el patrimonio o indemnizar a las víctimas”, defiende. “Si miramos cómo estaba Alemania a los 44 años de finalizar la Segunda Guerra Mundial tampoco estaban tan diferentes a cómo estamos nosotros. Entonces, esto no va a ocurrir ahora, ni en cuatro años ni en 10 años, pero en algún momento hay que planteárselo de alguna manera. Y yo creo que es un proceso que hay que iniciar”, añade.
De hecho, en el libro habla de la categorización realizada por el Consejo Aliado en 1946 para establecer las responsabilidades penales de los jerarcas nazis, según su mayor o menor incriminación en los crímenes cometidos o su adherencia al partido nazi, para que cada uno saque sus propias conclusiones. “Yo en el libro no establezco responsabilidades, primero, por una cuestión legal y, segundo, porque tiene que ser el lector el que lo haga. Pero hablo de ellas para demostrar que se pueden determinar porque ya se ha hecho”, señala Maestre. “Si el patrimonio se ha logrado de manera ilegítima o ilegal, mientras se pueda probar que eso ha sido así, hay que iniciar los procesos para intentar recuperarlo. Eso tiene que tratarse con normalidad. Tanto que se habla de la propiedad privada como una especie de dogma en esta sociedad, pues vamos a tratarlo también como un dogma cuando quienes lo tienen lo han robado”, afirma.
Maestre considera que es inevitable que surjan conflictos en esta búsqueda de la reparación. “Lo que hay que hacer es no dejarse amedrentar por la virulencia de quien niega este debate. Es una evidencia que va a haber resistencias porque aquí hay una diferenciación entre vencedores y vencidos, y los herederos de los vencedores van a hacer todo lo posible por mantener el statu quo. El progreso no se consigue sin luchar y sin molestar a quien tiene los privilegios. Su obligación es molestarse y la nuestra molestar”. Y lo compara con el actual panorama político. “Hoy no habría un preacuerdo de gobierno entre el PSOE y Podemos si no fuera por los 52 escaños de Vox. Cada acción lleva una reacción. Haríamos mal si cuando hay una reacción nos quedamos donde estamos o damos un paso atrás. La reacción provoca una acción más decidida y más valiente porque es la única manera de avanzar. Igual que la lucha feminista ha provocado una reacción machista o la lucha independentista ha provocado una reacción nacionalista, el ascenso del fascismo tiene que provocar una acción antifascista”, señala.
Para iniciar el cambio, Maestre ya ha empezado a repartir su libro en el ejecutivo. “Pablo Iglesias me consta que lo tiene. Y se lo he mandado a José Luis Ábalos, que llevaba memoria histórica en el Senado y el Congreso”, confiesa. “A mí me gustaría que lo leyeran en el PSOE porque es sobre quien pivota si se hacen procesos de reparación más ambiciosos o más estéticos como ahora”, concluye.