El graffiti como herramienta comunicativa de visibilización social
El graffiti suele tener connotaciones negativas y su práctica está asociada a nivel popular con el vandalismo
Cualquier persona que habite en un entorno urbano está acostumbrada a convivir con mensajes normalmente breves escritos en las paredes de los edificios –con gran frecuencia en contra de la voluntad del propietario– que pueden estar acompañados o no por imágenes. Son los llamados graffiti (del griego grafos: grabar, escribir), quizás uno de los productos más populares de las subculturas urbanas.
Graffitis denostados
El graffiti suele tener connotaciones negativas y su práctica está asociada a nivel popular con el vandalismo. Esta conexión tiene su origen en la “Teoría de las Ventanas rotas” formulada por los criminólogos Kelling y Wilson en 1982 y que se basa en la idea de que la contemplación del resultado de delitos urbanos fomenta que estos se sigan produciendo, de ahí que se promueva su erradicación.
Normalmente las autoridades suelen tener tolerancia cero con el graffiti, lo que contrasta con el incentivo y apoyo que suelen proporcionar al arte urbano, que se ha convertido en los últimos años en un aliciente turístico y económico en las ciudades.
La práctica del graffiti no es un fenómeno reciente. Se han descubierto restos en las pirámides de Egipto, en la ciudad de Pompeya, en algunos edificios medievales e incluso en las murallas de la Alhambra de Granada.
En la tradición del siglo XX suelen distinguirse dos grandes tipos de graffiti: por un lado, está el grupo europeo, con una orientación macropolítica llena de mensajes reivindicativos de índole política y social y, por otro lado, está la tradición americana, con un enfoque micropolítico, un sentido más estético asociado a la música rap y el hip hop y referencias al ghetto.
Un acto comunicativo extraordinario
El graffiti puede interpretarse como un acto comunicativo en el que participan el emisor (el autor del graffiti), el receptor (el lector) y el mensaje (el propio graffiti).
Ha sido calificado como un tipo de “comunicación defectuosa”, puesto que la relación con el receptor suele ser nula en la gran mayoría de ocasiones y el emisor suele permanecer en el anonimato, aunque puede aparecer “firmado” con la figura del “locutor”, o sujeto discursivo que se presenta como autor del enunciado. La audiencia, en cierto modo, puede ser seleccionada por la localización y el tamaño de la letra.
Más que defectuoso, se trata de un acto de comunicación extraordinario debido a su origen ilícito y clandestino. El mayor impacto y alcance del graffiti dependerá de la localización, el contexto, la visibilidad, así como la claridad y transparencia del mensaje.
Corpus y Taxonomía
Durante el período comprendido entre enero de 2017 y abril de 2018 recopilé en distintas partes de la ciudad de Granada (España) un corpus con 187 graffitis. Los dos criterios de selección fueron: que todos los mensajes debían estar localizados en el exterior y debían contener un texto escrito.
Posteriormente, los clasifiqué dependiendo del contenido del texto y describí los rasgos propios de cada grupo. Hice la clasificación según el Análisis Crítico del Discurso (ACD).
Aunque es un modelo teórico caracterizado por la variedad de enfoques, todos comparten la crítica de los discursos hegemónicos, así como la denuncia de la opresión, la injusticia y las desigualdades sociales. En concreto, seguí los principios propuestos por Fairclough.
Tipos de graffiti
La clasificación resultante distingue seis tipos de graffiti:
1. Feminista
El graffiti feminista comprende textos que giran en torno a la lucha contra el patriarcado, la reivindicación de la soberanía de la mujer sobre su propio cuerpo y la denuncia contra la violencia de género. La posición frente al patriarcado se concibe como una contienda, de ahí que lexemas como “lucha”, “guerra” y “bando” sean frecuentes.
2. Antisistema
El graffiti antisistema se basa en el cuestionamiento y crítica del sistema político actual y las fuerzas de seguridad. Suele abogar por la anarquía y la revolución de clases con abundancia de léxico adoptado de las teorías marxistas como “lucha obrera” o “clases”.
3. Anticapitalista
El graffiti anticapitalista tiene un triple objetivo: la crítica al capitalismo, al consumismo y a la desinformación proporcionada por los medios de comunicación. Es de los que, junto al graffiti antisistema, aparece firmado por un “locutor”, en este caso, un arlequín.
4. Anticlerical
El graffiti anticlerical tiene como objetivo la crítica hacia la iglesia católica siendo las características distintivas que todos son multimodales (contienen imágenes), contienen mensajes complejos (con juegos de palabras) y, sobre todo, la relevancia de su localización: todos fueron encontrados cerca de lugares de culto religioso.
5. Animalistas
El graffiti proderechos de los animales suele basarse en la denuncia de prácticas que atentan contra la dignidad de la vida animal (enjaulamiento, tauromaquia) o fomentan el veganismo.
6. Filosófico
El graffiti filosófico y poético es el grupo más numeroso. Suelen contener una reflexión sobre el mundo, la condición humana y la relación entre ambos a través de diferentes estructuras lingüísticas, desde imperativos hasta preguntas retóricas.
El graffiti es un fenómeno polifónico, complejo y tangencial en el que se solapan cuestiones como la utilización del espacio público, la libertad de expresión o la esencia del arte.
Desde un punto de vista discursivo, los graffitis de Granada han revelado la necesidad de visibilización de grupos sociales marginalizados que de manera ilícita y clandestina expresan sus demandas contra los poderes hegemónicos en las paredes urbanas como lo que Scott llamó “infrapolítica” o signos de la resistencia cotidiana.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.