‘Elisa y Marcela’: una comedia musical sobre el primer matrimonio de lesbianas documentado en España ¡en 1901!
El primer matrimonio de lesbianas documentado en nuestro país se remonta a 1901 en la iglesia de San Jorge de A Coruña, las contrayentes: Elisa y Marcela.
A punto de cumplir las 150 representaciones en el madrileño Teatro del Barrio, la compañía gallega de teatro independiente A Panadaría reflexiona sobre el éxito de esta obra, una historia de amor, persecuciones policiales, huidas en diligencia y cambios de identidad que reivindica la figura de estas dos mujeres y la necesidad de la defensa de la libertad y la diversidad sexual.
Este verano se cumplirá el decimoquinto aniversario de la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo en España. Pero el primer matrimonio de lesbianas documentado en nuestro país se remonta a 1901, tuvo lugar en la iglesia de San Jorge de A Coruña y las contrayentes fueron Elisa Sánchez y Marcela Gracia. De hecho, el acta de matrimonio sigue siendo válida, pues ni la Iglesia ni el Registro Civil anularon este documento de boda. Razón de más para recuperar esta fascinante historia con una comedia musical donde lo verídico parece un invento.
“En Galicia la historia se conoce un poco a nivel popular, pero en 2016, cuando empezamos a pensar en hacer este espectáculo, nuestra directora, Gena Baamonde, nos dijo que no entendía cómo una historia tan transgresora no había sido presentada en cine o teatro”, cuenta Noelia Castro, una de las tres integrantes de la compañía A Panadaría junto a Areta Bolado y Ailén Kendelman, trío a su vez de creadoras y protagonistas de Elisa y Marcela. Y añade: “Para nosotras era importante reivindicarla como una historia de lesbianas”. Porque no eran simplemente buenas amigas. Ni ellas ni muchas otras parejas de mujeres a lo largo de la Historia, tal y como recoge Cristina Domenech en Señoras que se empotraron hace mucho. Pero comencemos por el principio.
Marcela Gracia Ibeas y Elisa Sánchez Loriga se conocieron y se enamoraron a mediados de la década de 1880 en la Escola Normal de maestras de A Coruña. Después, empezaron a trabajar en distintas escuelas de los ayuntamientos de Coristanco, Vimianzo y Dumbría intentando siempre estar lo más cerca posible y poder vivir juntas. Hasta que en 1901 idean un plan: Elisa viaja a A Coruña, se corta el pelo, viste ropa de hombre y se deja crecer el bigote para fingir que es un hombre. En poco tiempo consigue engañar al párroco Víctor Cortiella, que la bautiza como Mario y, a continuación, arregla todo para la boda con Marcela, que se celebra el 8 de junio. La comedia romántica deja paso al thriller cuando, ya casadas, son perseguidas y deben huir a Oporto. Sin hacer mucho spoiler, pues todos los periódicos gallegos y portugueses de la época difundieron su periplo, recibieron tantos apoyos como burlas hasta que su pista se perdió.
Con todo este material “te esperas un dramón”, reconoce divertida Castro, pasando a desgranar los ejes de trabajo de A Panadaría: el humor, la música y el teatro artesanal. “Más allá de que hemos hecho comedia musical en nuestros tres espectáculos”, siendo los otros dos Panamericana y Pan!Pan!, “para nosotras era importante hacer Elisa y Marcela desde un enfoque positivo porque las historias de lesbianas siempre acaban fatal. Además, va en nuestro lenguaje hacer más con menos e intentar utilizar los recursos más básicos y la imaginación del espectador para crear toda la escena”, explica. “En este espectáculo solo hay un paño de tela como los que utilizaban los fotógrafos en la época, de modo que hacemos una comedia musical explotando nuestros recursos como actrices: percusión, voz, cuerpo. Reivindicamos un poco un teatro artesano”, asegura.
Elisa y Marcela debutó en octubre de 2017 en A Coruña y desde entonces ha recorrido buena parte de la geografía española y portuguesa. El 15 de enero celebrarán las 150 representaciones en el madrileño Teatro del Barrio, donde recalarán hasta el día 26 para después seguir girando. “La verdad es que no nos esperábamos el éxito que hemos tenido. Estamos muy sorprendidas tanto por la acogida del público como por las críticas y los premios”, explica Castro.
Por cierto, en esta y todas las salas donde actúan, la primera persona que llegue a taquilla el día de función y diga “Hola, soy lesbiana” tendrá dos entradas gratis. “Sí, es verdad”, asegura la actriz. “Nos centramos mucho en hacer campaña, marketing de guerrilla para poder llegar a la gente. Hola, soy lesbiana se nos ocurrió porque la gente sigue diciéndolo en bajo y queríamos que se gritase, que se dijese la palabra”, que ellas también utilizan tanto en su vida personal como pública. “En A Panadaría somos lesbianas y bisexuales. En este espectáculo nos dimos cuenta de cómo los actos individuales o personales pueden ser revolucionarios e influir en la gente a tu alrededor. Para nosotras es importante que haya referentes de formas afectivas y sexuales y diversas. Y por eso también visibilizamos nuestra orientación”, asegura.
La película de Isabel Coixet para Netflix
En este tiempo, Isabel Coixet se fijó en la historia de Elisa y Marcela y el pasado 13 de febrero, justo a tiempo de San Valentín, estrenó su película en Netflix, con Natalia de Molina y Greta Fernández como protagonistas. “La única conexión es la propia historia. Nosotras la invitamos cuando nos enteramos de que estaba haciendo la película, pero no pudo venir y que sepamos no ha visto la obra. Pero la volvemos a invitar para charlar con ella y compartir diferentes opiniones sobre la historia”, cuenta Castro, que aprovecha para aclarar: “Sí que es verdad que es un enfoque muy diferente porque nosotras nos centramos mucho en establecer un puente entre la historia de Elisa y Marcela y la actualidad, por qué sigue siendo necesario ahora reivindicar esta historia desde un punto de vista feminista”. Y aquí su trabajo con los más jóvenes es esencial.
“Lo reciben de una forma muy natural, quizá algo más hormonal”, ríe Castro. “Hacemos muchas funciones escolares y para nosotras es completamente necesario que ese alumnado pueda ver que tener diferentes orientaciones sexuales es legítimo y está bien, que pueden tener un futuro positivo. Y se nota el agradecimiento de ver historias diversas”, señala la actriz. De hecho, en estas representaciones, recomendadas para mayores de 12 años, solo han recibido dos quejas de “una madre y una subdirectora, pero nunca vienen de los chavales”.
Como parte de su reivindicación en materia de igualdad, en Elisa y Marcela A Panadaría vuelve a apostar por un equipo conformado íntegramente por mujeres, incluida toda la labor técnica. “Es un objetivo que nos marcamos porque, sobre todo en las áreas más masculinizadas, las referencias que primero te llegan son siempre de hombres. Si te marcas este objetivo te obligas a buscar más y consigues dar visibilidad a más mujeres porque, si no, se llega a una feminización de la pobreza. Y nos importa mucho el futuro que llega, que las niñas puedan soñar que pueden ser cualquier profesión libremente”, explica Castro.
De momento, Elisa y Marcela han absorbido todo el tiempo de A Panadaría y continuarán con las representaciones tanto tiempo como el público demande. “Para nosotras sigue siendo necesario no tolerar la diversidad sexual y afectiva, sino celebrarla. Decimos que ya alcanzamos la igualdad o que somos tolerantes, pero sigue habiendo asesinatos machistas, palizas a personas LGTB. Hay que mostrar la diversidad”, concluye Castro.