Dreams, un editor de juegos para dominarlos a todos
Si tienes diez minutos, tienes tiempo para crear un videojuego con Dreams, el potente editor de Media Molecule para PlayStation 4.
Hace ya muchos años que el concepto de “mascota” en el mundo del videojuego se quedó desfasado. La categoría en la que encajaron en su día Mario o Sonic, y que infructuosamente trataron de ocupar viejas (y olvidadas) glorias como Bubsy o Cool Spot (otro tema interesantísimo, el de las mascotas fracasadas… y largo de contar), no tiene demasiado sentido ahora que contamos con una oferta inmensa de títulos de todo tipo, que vienen y cambian de protagonistas como de calcetines. Pero sí que surgen de vez en cuando personajes más carismáticos que otros, más propensos a ganarse el corazón de los aficionados con un aspecto entrañable o divertido. Quizás uno de los primeros que nos viene a la mente es Sackboy, creado por Media Molecule. Lo realmente curioso de este personaje, un pequeño saco de fieltro con cremallera y adorables ojos de botón, es que no tiene personalidad propia. Es 100% “customizable” a gusto del consumidor. Fue diseñado así para representar al juego del que es protagonista, Little Big Planet (PlayStation 3, 2008). Un juego que no es tal. O quizás lo sea más que ninguno. Es un editor pensado para que hacer juegos esté al alcance de cualquiera.
No es un trabalenguas, ni ninguna clase de trampa o laberinto meta. Little Big Planet se presentó al mundo mediante una mecánica de plataformas, quizás la puerta de entrada más sencilla al videojuego, pero lo realmente interesante es que los jugadores podían utilizar todo un abanico de acciones diferentes para crear sus propios escenarios y compartirlos con los demás. Así, a los 51 niveles prediseñados era posible añadir innumerables creaciones; prácticamente infinitas, tantas como jugadores se animaran a ello. Algunas podían convertirse en todo un desafío, o en una tremenda locura de creatividad.
La sencillez para participar de este Modo Creativo propició que Little Big Planet se convirtiera en todo un éxito en su momento, contando con dos secuelas, para PlayStation 3 y PlayStation 4, y versiones para PSP y PS Vita; e incluso otras iteraciones como un juego de karts, por seguir explotando la franquicia. Y, como ya hemos comentado antes, el bueno de Sackboy se convirtió en un personaje moldeable gracias a las decenas de complementos disponibles, y en un símbolo de la consola de Sony. Quizás lo más parecido a una mascota en el siglo XXI, aunque sin llegar a la relevancia de sus predecesores.
Media Molecule ha seguido experimentando con juegos y propuestas estéticas diferentes, como es el caso de su Tearaway, un título para PS Vita que nos invitaba a crear un mundo de fantasía a través de la papiroflexia. No consiguió convencer tanto a los aficionados como la franquicia Little Big Planet, sin embargo, aunque todavía hoy cuenta con su base fan (cuyas creaciones se recopilan online en tearaway.me). Así que era de esperar que decidieran regresar al terreno que mejor resultado les había dado, y lo han hecho por la puerta grande con Dreams: un nuevo editor de videojuegos, en el que ya no contamos con el entrañable Sackboy para guiarnos, pero sí con un abanico de posibilidades todavía más apabullante. Aunque se anunció por primera vez en el E3 de 2017 y llegó a PlayStation 4, en Early Access, en abril de 2019, su versión completa está disponible, por fin, a partir del 14 de febrero de este año.
Dreams ya sacó pecho en uno de los tráilers más recientes, del pasado mes de diciembre, en el que nos enseñó las impresionantes creaciones que es posible realizar con la herramienta. Todo tipo de géneros, ambientaciones, personajes y escenarios están disponibles como una inmensa caja de arena para que hagamos con ellos lo que queramos. Desde luego, el nombre no podría haber sido escogido mejor: se trata de un sueño hecho realidad para cualquier persona que desee pasar “al otro lado” y crear ese videojuego que tiene en la mente, sin tener que echar mano de nada más que su imaginación y el mando de PlayStation 4. Dreams cuenta con un modo campaña que funciona como tutorial, El sueño de Art. A partir de ahí, y una vez somos conscientes del potencial que tiene la herramienta, es toda nuestra.
Como no podía ser de otro modo, también tendremos acceso a las creaciones diseñadas por otros usuarios a través del portal Dream Shaping. Podemos compartir nuestros juegos e incluso puntuar los de los demás. Sony tiene intención de fomentar esta interacción y creación de comunidad a través de las Community Jams: propuestas temáticas semanales en las que cualquier usuario puede participar, que funcionarán como disparadores de creatividad.
Podríamos decir que Dreams viene a sumarse a un género atípico, un híbrido entre herramienta y videojuego al que ya se han adscrito títulos como el celebérrimo Minecraft (y sus incontables clones) o los Mario Maker. Media Molecule nos asegura, no obstante, que las posibilidades serán mucho mayores a través de su propuesta, y no nos cabe duda con solo echar un vistazo a algunas de las creaciones que han ido surgiendo durante el período de Early Access. No solo como videojuegos, sino como simples demostraciones de fuerza. Por ejemplo, este impresionante paseo por Minas Tirith.
O esta delicia casi se diría que incestuosa, en la que un usuario ha recreado Little Big Planet en Dreams.
Como aperitivo para el lanzamiento, incluso, a finales de enero se celebraron los primeros IMPY Awards: los premios a las mejores creaciones del año pasado, otorgados por el propio equipo de Media Molecule. Aunque el vídeo es bastante largo, no es más pesado que ver la ceremonia de los Oscar, y desde luego mucho más desenfadado (y menos glamouroso).
La propuesta parece no tener ninguna pega, sobre todo cuando nos aseguran que no debemos asustarnos por la infinidad de posibilidades: es posible diseñar un nivel en Dreams en tan solo diez minutos. Sin embargo, hay una pregunta que surge de manera inevitable: ¿cuánto tiempo se necesita para crear un videojuego realmente impresionante? Uno de eso que puedan optar a los IMPY Awards, o que hagan justicia a nuestra imaginación.
Es la otra cara de la moneda, sin duda. Aunque se trate de una herramienta accesible para cualquiera, siempre habrá un fondo, un horizonte al que será difícil acceder a menos que estemos preparados para invertir muchísimas horas, empeño y aprendizaje a base de ensayo y error. Y si estamos dispuestos a ello… quizás sería más productivo emplear semejante esfuerzo en alguna de las herramientas gratuitas que están destinadas al desarrollo profesional de videojuegos, como Unity, GameMaker, RPG Maker o el motor Godot, por citar solo algunas de las más populares. Es la reflexión, bastante lúcida, que realiza el redactor Rubén Márquez en la web especializada VidaExtra: reconoce sentirse impresionado por Dreams, y quitarse el sombrero ante ella, pero también admite que es como “saltar de un 600 a un Ferrari” refiriéndose a otros editores previos. Y se plantea si merece la pena “hipotecar tu tiempo” si tu relación con el desarrollo de juegos no va más allá de la curiosidad anecdótica.
Dos formas distintas de aproximarse a una misma realidad, que es a la vez seña de identidad de nuestro tiempo: gracias a la democratización de las herramientas, en cualquier ámbito cultural, cada vez es más sencillo convertirnos en creadores.