Javier Gutiérrez lucha contra su ‘Vergüenza’ a escala nacional
La incómoda comedia y su patoso antihéroe regresan con una temporada que promete un escándalo viral, una compleja trama de thriller y un catártico final.
Este San Valentín la comedia más incómoda de la televisión española regresa a Movistar+ con un escándalo viral que convertirá a Jesús en el hombre más odiado del país. Los creadores, directores y guionistas de la serie, Juan Cavestany y Álvaro Fernández-Armero, y sus protagonistas, Javier Gutiérrez y Malena Alterio, hablan con The Objective sobre la evolución de la ficción en estas tres temporadas y sus propias vergüenzas.
Desde su estreno en noviembre de 2017, Vergüenza ha logrado revolver en su asiento a todos los espectadores de Movistar+, expandiendo en cada capítulo los límites de lo soportable frente al televisor. El 14 de febrero la incómoda comedia y su patoso antihéroe regresan con una tercera temporada que promete un escándalo viral de dimensión nacional, una compleja trama de thriller con persecuciones policiacas incluidas y una catártica culminación donde Jesús, por fin, se enfrentará a sus miedos. Todo esto con la participación estelar de Leticia Sabater y James Rhodes. Ahí es nada.
“Nos planteamos esta tercera temporada como una especie de síntesis de las dos anteriores”, cuenta Juan Cavestany, creador, director y guionista de Vergüenza junto a Álvaro Fernández-Armero. “La primera consistió en exponer una serie de calamidades y episodios vergonzosos que nos obsesionaba contar. La segunda fue una reacción a eso, a la mera enumeración: quisimos hacer una historia sobre la familia, las relaciones, la escuela, los hijos. Entonces en la tercera quisimos explorar la vergüenza de Jesús, exponerle ante la mayor situación de vergüenza, que es ante toda España y en público, que lo capten las cámaras y que sea viral”, explica el artífice de descacharrantes filmes como El asombroso mundo de Borjamari y Pocholo o Gente en sitios.
El punto de partida: Jesús, protagonista de la serie interpretado por Javier Gutiérrez, pierde los papeles con su hijo adoptivo Yusuf y, sin hacer muchos spoilers, se convierte el hombre más odiado del país. Situación que también aprovecha para regodearse con que hablen de él, aunque sea mal. “Esta temporada tiene que ver con el poder y la perversión de las redes sociales y cuenta cómo algo casi anecdótico, a ojos del resto de espectadores se transforma en una noticia que abre los diarios y cambia radicalmente la vida de Jesús y la gente que lo rodea”, señala el actor de series como Estoy vivo y Águila Roja.
“Yo sigo sin entender por qué la gente quiere ser conocida. Sé que disparo contra mí mismo porque yo me dedico a un oficio en el que cuanto más te ven se supone que más rédito profesional puedes sacar de ello. Pero, en el ámbito privado, esto de la popularidad lo vivo incómodo porque me gustaría pasar más desapercibido. No entiendo por qué la gente muere por entrar en un reality, por cinco minutos de fama, no entiendo el mecanismo del ser humano que es capaz de hacer cosas como las de Jesús por alcanzar su parcelita de fama”, reflexiona el ganador de dos Premios Goya por las películas La isla mínima y El autor.
Malena Alterio, su mujer en la ficción y, una entrega más, su principal apoyo, abunda en esta cuestión diciendo: “Lo que le ocurre a Jesús es extrapolable a muchas personas que les mola estar ahí, aunque sea una cagada lo que hacen. Les mola que hablen de ellos, que les hagan fotos, ser motivo de charla. Hay un punto de crítica sobre qué significa todo esto de las redes, ser popular en la red, cuánto dura, si hay que alimentarlo”, explica la actriz de Señoras del (h)AMPA o Aquí no hay quien viva.
De este modo, el espectador no dejará de sufrir vergüenza ajena, ese sentimiento, dicen, tan español, viendo las patochadas de Jesús, pero él también afrontará su mayor terror, multiplicado por obra y gracia de las redes sociales, los medios y una intrigante estructura. “Hemos elaborado una temporada compleja de argumento, ambiciosa de trama, inesperada, disfrutable, de acción, que nos lleva a una resolución donde la vergüenza del protagonista es el meollo de la cuestión, el Macguffin absoluto. Todo está en juego para Jesús por su vergüenza. De modo que va a acabar como héroe inmolado”, remata Cavestany.
Un placer insufrible
Una de las muchas y loables contradicciones de Vergüenza es su capacidad para lograr que sus fans disfruten y padezcan la serie a partes iguales. Un daño casi diríamos colateral en palabras de Fernández-Armero. “No sabíamos que se iba a sufrir tanto. Pero enseguida comenzaron los comentarios de qué mal lo paso, pero qué bien lo mal que lo paso. En ese sentido, es una serie que se asemeja más al terror”, explica el director, que en el cine acaba de estrenar Si yo fuera rico y en televisión ha participado en las comedias Con el culo al aire o Allí abajo.
Cavestany le da la razón diciendo: “Nunca hicimos la serie para provocar esa reacción tan extrema. La base del caldo de la serie era compartir situaciones de vergüenza que habíamos visto nosotros. Pero luego nos dio como cierto confort haber provocado ese tipo de experiencia, es algo como de parque de atracciones”. Y pasa a explicar el importante componente biográfico que, para él, tiene la temática central de esta serie.
“La vergüenza ha sido un sentimiento muy importante en la formación de mi carácter: el pudor, los miedos, la timidez y la vergüenza. Por eso hay mucha empatía al elaborar estas situaciones”, afirma Cavestany. “Yo cada vez soy menos vergonzoso y eso lo echo de menos. Igual es porque me hago viejo y ya no me importa tanto lo que le puedan parecer las cosas a los demás. Pero rodando uno de los mayores momentos de vergüenza es cuando tienes que dirigirte al equipo, se produce un silencio y tienes que explicar cómo quieres hacer algo. Me provoca pánico cuando 20 personas te están mirando esperando que digas algo resolutivo o brillante”, confiesa.
Alterio también reconoce haber sufrido grabando Vergüenza. “Yo vengo de una comedia más ágil y rápida donde todo va a mayor velocidad y aquí hay tiempo para respirar, para sufrir, para identificarse con el personaje que asiste a situaciones incómodas. Eso al principio me parecía extraño: el tema de los silencios y sostener las escenas hasta límites insoportables. Juan me decía, quédate mirando, no hagas nada. Y a mí también me generaba incomodidad, que es lo que provoca al espectador. Eso es parte del estilo de la serie”, cuenta la actriz.
Movistar+ ha decidido estrenar la nueva temporada de Vergüenza el Día de San Valentín, un guiño quizá a la inquebrantable relación de Nuria y Jesús. A este respecto, Alterio señala: “Esta serie es un drama, una comedia, una historia de amor, un thriller, pero hay algo que prevalece y es el amor, n sé si incondicional, porque siempre hay fisuras y dudas, pero a pesar de todo siguen juntos. Por algo será”. Aunque Gutiérrez tiene sus dudas: “A veces confundimos la soledad con el acto de amar”. La respuesta, ¿en una posible cuarta temporada? No confirman nada, pero Cavestany y Fernández-Armero ya están barruntándola.