Genesis Noir: en el Principio fue el jazz
En el Principio de todo, fue el jazz. Así es Genesis Noir, un juego que nos propone evitar que suceda el Big Bang para salvar a nuestro amor.
Hemos oído muchas veces que en el principio fue la Oscuridad. Más tarde, tal vez, una gigantesca explosión. Y después, el azar, otorgando vida.
Pero no, estábamos equivocados. En el principio fue el jazz.
O al menos eso es lo que nos descubre el equipo de Feral Cat Den, el estudio responsable de Genesis Noir. Un colectivo de artistas, animadores, diseñadores y desarrolladores que “sueña con anidar en un granero abandonado”. Eso es todo lo que nos dice de ellos su página web. No es precisamente la descripción que esperaríamos en un estudio de videojuegos, pero no podía ser de otro modo; resulta tan atípica como peculiar es el estilo de su primer trabajo. Fue una de las muchas alegrías que nos dejó la pasada Ludonarracon: la posibilidad de jugar a una demo de Genesis Noir en Steam que se nos hizo, por desgracia, muy corta.
Los que cazamos al vuelo la aparición de propuestas diferentes en el mundo del videojuego teníamos muchas expectativas puestas en Genesis Noir desde su campaña de Kickstarter, que finalizó con éxito en 2017. Todo lo que nos mostraron en ella fue un imán irresistible. Una estética minimalista, donde toda expresividad se muestra a través de líneas y trazos blancos, sobre un fondo negro que no es otro que el mismo Universo. El frenético ritmo del jazz, que tendría un peso mucho mayor que el de ser un simple acompañamiento musical, nos explicaron. Y la intriga de su ambientación: se trata de una historia que tiene lugar “antes, durante y después del Big Bang”. Un tiempo que nos resulta imposible de aprehender o evocar; y precisamente por ello un gigantesco lienzo que permite desplegar la creatividad sin traba alguna.
Feral Cat Den decide convertir ese momento incierto en nuestra conciencia en un relato noir, como nos dejan claro desde el mismo título. Lo hacen, además, mediante uno de los puntos de partida más habituales en esta clase de historias: nuestro protagonista, No Man, se ve envuelto en un triángulo amoroso, y deberá hacer lo impensable para salvar a la mujer que ocupa su corazón. Aunque se trate de algo tan inconcebible como impedir que el Big Bang suceda. Sí, habéis leído bien.
Y hasta aquí sabemos, en realidad. La demo liberada en Steam durante la Ludonarracon tampoco revela mucho más de la trama. Los acontecimientos que suceden en ella podrían entenderse como un prólogo, de hecho. Partiendo de la absoluta oscuridad, tendremos que alinearnos con las frecuencias armónicas del cosmos que nos rodea hasta encontrar el camino hacia una ciudad, donde se iniciará nuestra búsqueda. Aunque puede que seamos nosotros, en nuestro papel de dioses, quienes construyamos la realidad a nuestro alrededor. Nos resulta complicado discernir la frontera entre nuestro propio ser y el de los demás; entre la realidad que nos rodea y la que surge espontáneamente cada vez que nos comunicamos mediante la música. Sus creadores definen a Genesis Noir como un juego de “arte generativo”, y esto queda patente cuando nos vemos envueltos en distintas interacciones a través del jazz; quizás el mejor ejemplo de arte que se construye a sí mismo, en cambio constante.
En una decisión que podría parecer contraria a la propia lógica del videojuego, Genesis Noir propone la improvisación como elemento fundamental de diseño. Con una mecánica tan sencilla como la de dejarnos fluir sin ataduras, consigue transportarnos al centro de ese tiempo misterioso, donde ya no importan las reglas que conocemos.
Además de establecer este vínculo con lo pitagórico y la armonía de las esferas, la música jazz también funciona como soporte para una narrativa en la que priman los elementos surreales y lo onírico. La inspiración principal se encuentra en Las Cosmicómicas de Italo Calvino: nuestro No Man podría ser perfectamente Qfwfq en su papel de observador de lo esencial y lo masivo. También refieren la música experimental de Sun Ra, la obra gráfica de Kevin Huizenga y Marc-Antoine Michel, y el concepto de la interacción táctil: siempre siguiendo la senda de la improvisación, el juego nos incita a explorar cada rincón, a experimentar y tocar sin más aquellos elementos del escenario que nos llaman la atención, en busca del resorte y el sentido oculto. Aunque se etiquete como “aventura”, está claro que Genesis Noir quiere alejarse de nuestra idea preconcebida de la resolución de puzles basada en el encadenamiento lógico. Y por lo que hemos podido experimentar en la demo, lo consigue. Solo podremos seguir adelante en este viaje si abrimos nuestra mente a nuevas respuestas, si nos dejamos llevar por la creatividad.
Pese a lo críptica que resulta esa definición de Feral Cat Den de la que hablábamos al inicio, hay dos caras visibles en el estudio a las que podemos seguir la pista, si queremos conocer un poco más de las inquietudes tras Genesis Noir. Una es la de Evan Anthony, director creativo, cuyo portfolio incluye trabajos previos de diseño y animación muy diversos; el otro es Jeremy Abel, director técnico, con un amplio recorrido como maker: su perfil híbrido, a medio camino entre la ingeniería electrónica y la programación, le ha llevado a diseñar numerosas piezas de arte interactivo. También podemos visitar en su web a los responsables de su prometedora banda sonora, Skillbard.
No sabemos nada aún de la fecha de lanzamiento de Genesis Noir, o si la demo volverá a estar disponible en Steam en algún momento (no es improbable teniendo en cuenta que se avecinan nuevos eventos digitales en los próximos meses). Pero a lo que sí podemos jugar ya es a Busk `Til Dusk, un prólogo gratuito. No vamos a desvelar nada de él. Tan solo os invitamos a probarlo y a descubrir la clase de diálogo que Feral Cat Den quiere entablar con nosotros. Es posible que no entremos en él, que lo encontremos demasiado distante… o que nos transporte hasta las estrellas sin que podamos evitarlo.