Sólo si has visto todos los episodios de Dark, y quiero decir todos –las dos temporadas, a fecha 25 de junio, a dos días de la Revelación –, debes seguir leyendo. Si no es así, renuncia. No sigas. Entra en Dark, cierra puertas y ventanas, echa la llave, abre el cajón y deja el cuaderno cerca. Enciende el televisor o la tablet, concéntrate: no son muchas familias, pero serán demasiadas. Y luego regresa. Si puedes, antes de las nueve de la mañana del 27 de junio: el día del Apocalipsis y de la última temporada de este lío absoluto de Netflix.
A estas alturas del viaje no perdamos el tiempo en sinopsis; las dudas que nos asaltan son las mismas:
¿Es Adam quien dice ser?
¿Por qué escogió a Noah y por qué un búnker –por qué están ahí quienes están– en lugar del arca?
¿Cuáles son sus secretos y cuáles son los de Agnes, si es que no son compartidos?
¿Dónde está Eva y qué tiene que ver Erna?
¿Qué sabe el terapeuta Peter Doppler que nosotros no?
¿Qué tienen que decir el hermano desaparecido del detective Kohler y el enigmático fugitivo Aleksander Tiedemann, y qué hay del hilo que los une?
¿Qué tiene que decir Ulrich, encerrado como el minotauro, demasiado grande para abandonarlo en el manicomio?
¿Quiénes son los hermanos Benni y Wöller, qué callan y en qué momento uno acabó en una caravana de amor y otro con un parche en el ojo? Benni, si me lees, no olvides llamar a tu madre.
¿Qué será de la terrible Hannah, que no deja más que cadáveres a su paso, y qué pasará con Egon?
¿Qué hay detrás de los planes y ojos a lo Bowie de la parricida Claudia Tiedemann?
¿Qué hay de los amigos de Jonas, ese clan de viajeros iluminados, y qué saben de los agujeros negros?
¿Qué fue de los chicos que desaparecieron y descansan sobre el polvo de otro siglo, sin que nadie hable de ellos?
¿En qué momento se jodió Winden?
¿Acabará la serie sin que conozcamos el origen?
Tal vez no sea Dark la serie más profunda; no basta con las referencias mitológicas o nietzscheanas aquí y allá. Pero es adictiva, inquieta y atrapa, pone tu cerebro a mil revoluciones, en busca de respuestas, y sólo sabes que quieres saber, sin detenerte un segundo, primero un capítulo y después otro, hasta que no quede ninguno. Hay decenas de teorías circulando sobre el futuro de los ciudadanos de Winden, incluso yo defiendo alguna: Adam no es el futuro de Jonas, sino de Michael –eso explica su aspecto mugriento en el bosque, las quemaduras, ciertas obsesiones, otro nombre, aunque no explica el asunto del medallón–, y el amor entre Jonas y Martha no es tan imperturbable como incestuoso: el resultado del romance entre Ulrich y Hannah. Y, sin embargo, Martha es la salvación de Jonas y la luz que guía: el tiempo y el camino. ¿Recordáis aquel monólogo y el cambio de mudas, el paso calculado y nada aleatorio del vestido blanco al negro? Esas palabras: “Un destino se enlaza con el siguiente mediante un hilo, rojo como la sangre, que une todos nuestros actos”. Y también otras, no en el monólogo sino frente al cuerpo inerte de otra Martha, que tanta curiosidad despiertan: “No sé quién crees que soy…·.
[¿Qué habrá en el reverso y cómo alterará la historia?]
Algunas teorías que he encontrado son más elaboradas y otras no tanto. A saber:
–Michael es Bernd Doppler, el padre del miserable Helge, y fundó la central nuclear y mantuvo la cojera.
–Noah es el hijo de Tronte y Claudia; lo abandonaron en el búnker y allí engendró el odio; conoció a Mads –hermano de Ulrich–, vivió en un orfanato y tuvo un hijo con Agnes; lo llamaron… Tronte.
–Noah es Bartosz. Y ya está.
–Bartosz es el hombre al que asesina Noah frente a la cueva, también el marido muerto de Agnes, y Boris Niewald es el hijo de Martha y Jonas, llegado del futuro, que forma un apellido fusionando el de sus padres.
Tal vez el otro mundo construya otras realidades y otras reglas y las preguntas queden con una respuesta, ninguna o varias; tampoco importa. Nos contentamos con que tenga un final digno y Martha haga cumplir su promesa: queremos conocer el origen. Tic, tac. El 27 de junio. Tic, tac. Si el viejo Adam no lo impide, claro. Quienquiera que sea.