Gaming Sounds: Adrián Berenguer y los vientos de Mara
Ya os hablamos de ‘Summer in Mara’, uno de los videojuegos revelación de nuestro país. Ahora os invitamos a descubrir su banda sonora
Las comparaciones entre Summer in Mara, al que ya dedicamos unas líneas con motivo de su prólogo, y Animal Crossing: New Horizons resultan inevitables. En gran parte, ha sido algo circunstancial: ambos han salido al mercado con pocos meses de diferencia (Animal Crossing en marzo, Summer in Mara en junio), y se han beneficiado de un momento en el que la necesidad de un lugar seguro al que escapar se presenta con más fuerza que nunca. Los dos nos ofrecen una estética colorida, amigable, personajes entrañables y la posibilidad de explorar islas remotas, donde alejarnos de los problemas que nos persiguen en nuestra vida cotidiana. Aunque, en el caso de Summer in Mara, aparezcan otros problemas propios.
No solo la existencia de una trama es lo que diferencia al juego de Chibig Studio del de la franquicia estrella de Nintendo. Uno de los elementos que destaca enseguida en el título del estudio valenciano es la banda sonora, y en este aspecto no cabe duda de que lo supera con creces. Mientras que la música en Animal Crossing es un acompañamiento de fondo para nuestras tareas rutinarias, sin mayor pretensión que esa, y puede llegar a ser olvidable rápidamente, en Summer in Mara brilla con luz propia, con una potencia narrativa impresionante. No nos pilla por sorpresa: ya en su tráiler de presentación pudimos intuir que el apartado sonoro sería uno de los elementos memorables del viaje.
El responsable de la banda sonora es Adrián Berenguer Pastor, a quien podemos encontrar en Internet por sus siglas, ANBR. No es uno de los nombres más conocidos en nuestro país, posiblemente por no estar especializado únicamente en el terreno del videojuego; se ha movido más en el campo de la publicidad. Pero los trabajos con los que nos ha obsequiado hasta la fecha son prueba más que suficiente de que no habría que perderle la pista. Ni nosotros como jugadores, ni los propios estudios a la hora de buscar a un compositor externo al que confiar sus obras.
No es demasiado habitual encontrarnos una banda sonora que hable por sí misma en el mundo del videojuego, con independencia de la obra a la que acompaña. Normalmente, se considera una herramienta para reforzar nuestras acciones o guiar nuestro estado de ánimo, pero casi siempre supeditada a otros elementos visuales, los focos a los que debemos dirigir nuestra atención e interacción. No es esto lo que sucede con Summer in Mara, sin embargo.
Desde el momento en que damos nuestros primeros pasos en la isla, la música nos está narrando no solo qué debe hacer Koa, sino también cómo vive y respira el mundo que le rodea. La guitarra y el ukelele son los protagonistas en los momentos en que estamos aprendiendo las mecánicas de recolección y cultivo del juego. Y algo más importante incluso: estamos descubriendo cómo relacionarnos con la naturaleza, con agradecimiento y paciencia. Y también con alegría, por supuesto.
Marinera es el tema emblemático del juego. Una oda a la exploración, a surcar el océano con el corazón henchido de esperanza, a la emoción de visitar nuevas tierras. También hay un punto de melancolía inserto en ella, y es que el aspecto de Summer in Mara puede llevar a engaño: tras su apariencia encantadora, hay un hálito de tristeza siempre presente en su historia. Será una melodía que nos encontraremos en números momentos del juego, y que incluso cuenta con su versión vocal, con letra en valencià.
Otra de las canciones que destaca con fuerza propia es Masters of the Sea. Otro tema “para navegar”, pero con ritmo más veloz, más instrumentos en juego, perfecto compañero para ese momento en que Koa se halla inmersa en su aventura en alta mar y debe enfrentarse a nuevos retos, propuestos por personajes peculiares. El aprendizaje ha quedado atrás.
La formación de Adrián Berenguer en Publicidad y Relaciones Públicas, que le ha llevado a colaborar con marcas tan diversas como Cruz Roja, Energy System o El Pozo, tiene mucho que ver con la plasticidad y la potencia narrativa que sabe imprimir a sus composiciones.
Sus bandas sonoras saben ir más allá de la emoción del instante para convertirse en un elemento más que dialoga con nosotros, en un transmisor del mensaje. En gran parte, se vale para ello de nuestro horizonte de referencias; a nadie se le escapa que la música en Summer in Mara bien podría ser la de una película de aventuras o una serie de animación.
Es la misma sensación que nos ofrece otra banda sonora de su creación, la del videojuego Effie. También perteneciente a un estudio independiente español, Inverge. Disponible para PlayStation 4 y PC, se define como una experiencia para jugadores “old-school”, que persigue recuperar esas mecánicas de los clásicos del género de plataformas de hace décadas.
Effie es la historia de un caballero que ve cómo su juventud le es arrebatada y su viaje para recuperarla. La épica es el concepto clave, presente en todo momento, desde el mismo inicio de la historia, y también es la idea que articula la música en su conjunto. Queda plasmada a la perfección en el tema con que da inicio nuestra aventura; una melodía que nos traslada de inmediato a ese universo definido por los elementos y tropos de la fantasía heroica que nos hacían vibrar de niños.
A Story Begins suena, de hecho, como una narración clásica en sí misma, con su planteamiento, nudo y desenlace. Es fácil distinguir en sus arreglos el comienzo de la historia, cuando todo parece esperanzador; el momento trágico, y la determinación del viaje. Los temas nos llevan de la mano por las distintas localizaciones de nuestro periplo: el templo, las llanuras. O nos imbuyen del sonido del viento, siempre evocador y prometedor.
Gran parte de los trabajos fuera del mundo del videojuego de Adrián Berenguer, que podemos escuchar en su web o en su perfil de Spotify, poseen esa identidad fílmica que el artista no esconde como parte fundamental de su inspiración. Si sigue prodigándose en el mundo del videojuego, como esperamos, no cabe duda de que puede convertirse en todo un referente a la hora de convertir la música en parte fundamental del diseño narrativo.