David Jiménez Pinteño nació en el municipio gaditano de Jerez de la Frontera allá por 1976. En ese rincón del arte que vio nacer a artistas flamencos de la talla de Lola Flores, La Paquera de Jerez, El Torta o Paco Cepero, David era el «rarito» del barrio que escuchaba ‘The Beatles’ o ‘The Police’.
Su pasión por la escritura y la poesía es innata. Ya en el colegio escribía las letras de las canciones de los carnavales de su agrupación escolar. Y con 14 años, en el instituto, montó un grupo de pop-rock, Keliam 71, con versiones de ‘El Último de la Fila’, ‘Mecano’ o ‘Radio Futura’. Ahí fue cuando tuvo su primer flechazo, musicalmente hablando, porque el amoroso le llegó incluso antes.
Con Keliam 71 también vino su primer concierto. Fue durante la semana cultural y, entre aplausos de los de quinto de curso –él estaba en primero–, comenzó a tejerse el David más artista. Pero antes de lanzarse como solista, tuvo que realizar un curso como Auxiliar de Formación Profesional de Electricidad, cortar muchas uvas y reponer muchos juguetes para poder comprarse un amplificador y una buena guitarra. «Mi padre, que fue bombero, me decía que mis caprichos me los tenía que comprar yo, que para eso ya tenía edad para ir a la vendimia», nos cuenta el artista, que reconoce que con su primer sueldo lo que realmente se compró fue una chupa de cuero.
Pero no fue hasta los 21 cuando David Jiménez Pinteño se convertiría en David DeMaría –lo de DeMaría, lo cogió de su madre, que se llama María Josefa–. Y desde esos aplausos de los de quinto curso hasta ahora, 11 álbumes de estudio, más de un millón de copias vendidas y algunos de los mejores premios musicales que lo avalan como uno de los artistas más importantes del panorama musical español.
Recién lanzado su nuevo trabajo, ‘Capricornio’, donde se abre en canal tras dejar atrás una de las etapas más complicadas de su vida al divorciarse de la madre de su hijo y convertirse así en padre soltero, ‘Capricornio’ también es esa reivindicación a su acento andaluz –al que tanto handespreciado algunas compañías– y a sus raíces, muy vinculadas a la copla, al flamenco y al rock español, intentando adaptar las sonoridades a los tiempos que corren sin perder su esencia. Sobre estos temas que envuelven su nuevo trabajo conversa David DeMaría con The Objective.
La historia del acento andaluz es la historia de un acento maltratado por los prejuicios y aplastado por el clasismo. ¿Qué obstáculos te has encontrado en tu carrera?
Me ha costado 25 años que en Madrid, en la radio, mis canciones se entendiesen o que no me pusieran trabas en las compañías por el simple hecho de tener acento andaluz. Yo me siento muy orgulloso de mi acento, pero vivimos en un país lleno de prejuicios que le da la espalda incluso a nuestra propia cultura, a nuestra propia idiosincracia. De hecho, nos conocen en el mundo entero por el flamenco y lo que menos emiten nuestros medios de comunicación es flamenco. Pues imagínate eso ligado al pop de un andaluz que habla andaluz. A mí me hicieron volver a grabar la frase «precisamente ahora que el levante seca la ropa mojá«, de la canción ‘Precisamente ahora’, y decir «mojada» para que el disco saliera en Latinoamérica.
¿Y por qué crees que en España se le da la espalda a la cultura de nuestro país y el flamenco se relaciona con lo casposo y viejo?
La industria de nuestro país no tiene personalidad. Hay países, como Brasil, que las nuevas generaciones crecen escuchando la música brasileña, con una apertura, por supuesto, a la música internacional. Pero aquí es al revés. Hay un porcentaje mínimo a lo nuestro y lo que mas oímos y promocionamos es todo lo de fuera.
«‘Barcos de Papel’ fue el gran fracaso de mi éxito, el disco más importante de mi carrera, en las peores manos»
Sin embargo, tú siempre has sido fiel a tu música, a tu estilo, y no has hecho lo que sonaría en radio. ¿Consideras que en este sentido te han tratado bien las radios y el entorno musical?
En esta vida, tanto tienes tanto vales, y si los números no te avalan, no te van a llamar ni de las compañías, ni de las radios, ni de ningún lado. A mí los números me han ido dando para tener una carrera artística comercializada, pero también hubiera sido un artista que si no hubiera entrado en este círculo de la música, me hubiera buscado la vida en otras ramificaciones como autor, o como músico, o como sea o quien sea.
Volvamos a tu trabajo actual, ‘Capricornio’, tu proyecto más personal, en el que quizá te abres más al público. ¿No da pudor abrirse en canal y que la gente de una forma u otra entre en tu vida?
Las canciones, la poesía, el arte tiene que llevar implícito mucho de uno. Hay una línea muy cercana entre David Jimenez Pinteño y David DeMaría, pero la intimidad es una cosa y la composición es otra. Hay que saber separar, pero también es bonito que el autor se abra en canal con su obra. Hay mucho de ti, pero también mucho de lo que recoges de la vida, de las experiencias.
En tus canciones hablas mucho del amor, del desamor. Las baladas siempre han marcado tu carrera artística. ¿Crees que hoy el amor, enamorarse, las relaciones largas están pasadas de moda?
Hoy se tiene muchísima menos creencia en el compromiso, nos cansamos antes de las cosas. Pero yo creo que ahí tenéis mucho que ver vosotras. Yo soy un discípulo de la igualdad, porque la he vivido en mi abuela, que se separó de mi abuelo en los años 50 a pesar de las críticas de las vecinas porque no lo soportaba más, pero en toda lucha también hay vencidos, pérdidas, y muertes. Y en este caso, parece que a lo que nos está llevando esta necesidad de la igualdad es a que a que el matrimonio se esté resquebrajando. Las parejas cada vez aguantan menos y tiene que ser por algo. A lo mejor es algo cíclico, y dentro de unos años, dentro de unas décadas, mi hijo sí encuentra una estabilidad matrimonial o sentimental o de compromiso en pareja gracias a la labor que se está haciendo ahora. Yo soy padre soltero y he aprendido a vivir en estos dos años de mi vida con mi hijo y se puede vivir, se puede tirar para delante.
«Al sufrimiento le debo grandes obras. Las mejores frases siempre salen de los accidentes emocionales»
¿Se puede ser feliz sin el amor en pareja?
Se puede ser feliz. Tenemos que encontrar otro tipo de procedimientos en la vida para ser felices. Quizá hemos idealizado demasiado a Disney, que a mitificado mucho el amor romántico, y cuando te haces mayor te das cuenta que ni existen las princesas, ni existen los príncipes, ni los cuentos, ni los castillos. En la vida lo que no hay que perder es el romanticismo de las cosas sencillas. Aunque yo sigo creyendo en el amor en pareja.
¿Eres enamoradizo?
Antes sí, como el Ibuprofeno, cada ocho horas me enamoraba. Ahora estoy tan enamorado de mi hijo, que me cubre esa parcela. Ya he tenido descapotables, vespas, bicicletas, me han gustado rubias morenas, pelirrojas…, pero ahora creo más en la energía de las persona que en el enamoramiento de los 20 años, eso es una enfermedad.
Te separaste de la madre de tu hijo hace tres años, cuando comenzaste, más o menos, a componer este nuevo disco. ¿Se escribe mejor desde la tristeza?
Sí, yo creo que sí. ‘Capricornio’ es el accidente emocional que causa una ruptura sentimental, una separación con un hijo recién nacido. Aunque haya sufrido mucho por amor, a ese sufrimiento le debo grandes obras, mis mejores frases. Las mejores frases siempre salen de los accidentes emocionales.
El otro día hablaba con Marwan precisamente de esto. Él me comentaba lo mismo, que escribe mejor desde la tristeza o desde el desamor, porque al final es cuando más preguntas te haces. ¿Son las canciones una especie de terapia y un ejercicio de sanación para el artista?
Totalmente. Si me dedico a la composición es porque siempre me ha servido como terapia. Cuando las cosas se van a pique es por falta de comunicación, siempre. A veces nos comunicamos poco, y cuando tienes la necesidad de escribir es porque quieres comunicarte, y los autores somos así en ese aspecto, necesitamos escribir una canción para contar cosas que no somos a veces capaces de contar en la intimidad o en la convivencia.
Con ‘Barcos de Papel’ te confirmaste definitivamente como uno de los cantautores españoles más importantes. ¿Qué significó para ti este trabajo?
Fue el disco que me terminó de consagrar. Vendimos medio millón de copias entre Latinoamérica y España. Aquel disco tuvo muchísimo éxito y, sin embargo, no estuvo bien arropado por la gente que gestionaba mi carrera. Fue un disco en el que pudimos haber dado un salto muy importante y hacer cosas como un Wizink, y estuve durante 14 años haciendo las ferias de Móstoles porque a las personas que gestionaban mi carera les interesaban más tener a David DeMaría escondido. ‘Barcos de Papel’ fue el gran fracaso de mi éxito, el disco más importante de mi carrera, en las peores manos de mi carrera.
¿Y por qué querían tenerte escondido y a la sombra?
Para no hacerle daño a artistas de la misma oficina. A veces es mejor tener al enemigo en casa. El mundillo este es así. Esto, a toro pasado, no me importa contarlo, y ahora me siento libre, pero qué pena que aquel disco no hubiera estado en otras manos. Yo tenía ciento y pico de conciertos al año en todos los rincones del país, me exprimían como un limón. Todos los ayuntamientos que pagaran a David DeMaría, allí iba David DeMaría. Yo estaba loco, entré en una vorágine, en una montaña rusa. Ahora, con la madurez, me doy cuenta de que no se pudo hacer peor. Había una estrategia alrededor.
Con ‘Barcos de Papel’ también te dieron el premio ASCAP, al Mejor Compositor del Año. Este año este premio lo ha recibido Bad Bunny…
Sí, por lo visto se lo han dado a un tal Bad Bunny…
¿Y qué piensas de esto y de determinadas canciones con tintes machistas?
No suelo escuchar este tipo de música, no tengo nada que decir al respecto. Aunque me da mucha lástima y me parece muy poco elegante que en pleno siglo XXI se intente desprestigiar a la mujer. Las nuevas generaciones de chicas jóvenes piensan más en ser guapas y mostrar su culo que en lo que le están diciendo determinadas letras. Si quieres mostrarte y enseñar tu culo genial, pero analiza la letra, que te está poniendo verde.
Publicidad
MyTO
Inicia sesión en The Objective
Crea tu cuenta en The Objective
Recupera tu contraseña
Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective