Paco Loco: «El indie soy yo»
Conversamos con Paco Loco, «el Neil Young español» según el locutor de Radio 3 Julio Ruiz, quien firma el prólogo de su primer libro
El más emblemático de los productores de la escena indie nacional está de actualidad gracias al libro Loco 2. Cómo llevar un estudio de grabación y no morir en el intento (Hurtado y Ortega, 2020), secuela de su exitoso Loco, Cómo no llevar un estudio de grabación (Hurtado y Ortega, 2016) y el documental de Daniel Cervantes que repasa su vida, obra y milagros: Viva el Noise (2020).
En el principio estuvieron Los Beatles y Lou Reed
Toda esta historia comienza con los Beatles y Lou Reed. Y sus productores: Georges Martin y Tom Wilson. Con el disco Coney Island Baby, de Lou Reed, que se compró el mítico productor Paco Loco cuando tenía 13 años, en 1976. Pero también con el recopilatorio Rojo (1962-1966) y el Azul (1967-1970), de los Beatles. Ahí está la semilla del fan. Pero comienza también con dos grupos: Los Ravens y Los Locos. Ahí está el origen del músico. Y, finalmente, comienza también con dos mentores en la producción y los estudios de grabación: Pedro Bastarrica y René de Coupaud. En ellos se halla el embrión del productor.
Y es que para entender la figura y carisma de Francisco Martínez Pérez (que es como realmente se llama nuestro héroe) es imprescindible tener en mente estas tres patas de la mesa: la del productor, la del fan de la música y la del músico. La cuarta pata (etérea) es su magia, su vitalidad y dinamismo, su sarcasmo y su inteligencia. Pero, por sobre todo, su positivismo, su sentido del humor tan particular, que lo convierten en una persona muy especial de la que todo el mundo habla maravillas. Un huracán, el Neil Young español, según el locutor de Radio 3 Julio Ruiz, quien firma el prólogo de su primer libro.
El músico que se hizo productor
Paco Loco nació en México, se crió en Gijón y, por amor, se fue a vivir al Sur: al Puerto de Santa María, donde actualmente mantiene junto a su mujer, Muni (y 14 perros) su mítico estudio de grabación. Desde ahí, desde el estudio, nos atiende por teléfono. Y es que se hace difícil imaginarlo lejos de sus «cachivaches». Se lo toma muy en serio, hay días que trabaja desde las 05 de la mañana hasta las 10 de la noche. Para él las vacaciones es salir a tocar con su grupo: Los jaguares de la Bahía (se llaman así porque solo tocan con guitarras Fender Jaguar y proceden de la Bahía de Cádiz).
Nos cuenta Paco Loco que, cuando tenía 23 o 24 años comenzó en el estudio [su primer estudio, ODDS, en Gijón] y su idea era «hacer canciones para anuncios y documentales, pelis y todo eso», pero la cosa se fue torciendo (para bien), ya que no dejó de grabar hasta el día de hoy. Se ha especializado en grupos emergentes y su formación ha sido puramente intuitiva, autodidacta. Su plan inicial era componer mucho y grabar menos, pero cada vez la cosa se fue yendo al grabar más y componer menos. No obstante, reconoce que está contento, pues se ha dado cuenta de que tiene más talento «para grabar las canciones de los otros que para estar haciendo canciones mías».
El primer disco que grabó fue Backslide (1990), el segundo disco de un grupo local asturiano llamado Los Amateurs, grupo bisagra entre la nueva ola y el noise pop del Xixon Sound de los noventas. Pero hay dos discos cruciales en su vida. De un lado el Pizza pop (1993), el primer disco de Australian Blonde. En ese disco está el celebérrimo Chup, chup, que a Paco Loco no le gustaba (y que sugirió que quedase fuera del disco; por suerte los miembros del grupo no le hicieron caso). Gracias a este disco, Paco Loco entraría a la formación para apoyarlos en el directo y, pasados los años, le serviría para conocer al mezclador, productor e ingeniero de sonido norteamericano John Agnello, el productor de, entre otros, Sonic Youth o Dinosaur Jr., de quien aprendió muchas cosas del oficio (y con quien mantiene una amistad íntima).
El segundo disco más importante de su carrera fue Six Ways to Sunday (1995), de los Maddening Flames. El disco se grabó en abril de ese año y en agosto de 1995 Paco y Muni, la cantante del grupo, se casaron. Un año después se montó el estudio de Paco Loco en El Puerto de Santa María (que es de donde es originariamente Muni Camón, su mujer, quien desde entonces se ocupa de la parte logística del estudio). Se mantuvieron ambos estudios (el del Puerto y el de Gijón) hasta el 2001. Y, desde entonces, funciona solo el del Puerto de Santa María, a pleno rendimiento, eso sí. Paco Loco no recuerda exactamente la cantidad de discos que ha grabado, pero calcula que deben ser unos 1300. Suele grabar uno casa semana. Ahí es nada.
El escritor que no quería serlo
La historia de Paco Loco con la escritura comienza con el blog que éste puso en marcha en su web allá por 2014, a rebufo de los blogs de cocina que triunfaban en aquella época de los que le había hablado su mujer, Muni, y con voluntad de monetizarlo (cosa que nunca sucedió). Los chicos de la editorial Hurtado y Ortega, fans absolutos de Paco, viendo lo que escribía sobre música y sobre el estudio de grabación, le llamaron para que aquel ovillo de posts se convirtiese en un libro. Y así fue: Loco salió a la venta en el 2016. Después de cuatro ediciones en trade y una en bolsillo, Paco Loco nos presenta en Paco 2 (que salió a la venta a finales de noviembre del pasado año), la continuación de aquel primer libro. Si el primero era una suerte de work in progress (ya que eran los editores quienes le iban recomendando a Paco las cosas sobre las que podía ir escribiendo hasta reunir el material suficiente que diera grosor al volumen -más de 250 páginas-), aquí ya se tiene un libro con entidad propia, ideado por el propio Paco Loco (con la inestimable ayuda de Muni, fan del true crime).
Loco 2 está escrito desde el año 2048 y desde Nueva York, donde -supuestamente- reside a sus 85 años Paco Loco. El libro propone un juego al lector: que éste lea con atención las cartas anónimas que van apareciendo dispersas por el libro y los recortes de prensa para tratar de encontrar al «asesino en paralelo» (el chiste con el «asesino en serie» da la medida del gusto de Paco Loco por los juegos de palabras, de las que ambos libros están preñados). Se ha producido el derrumbe de los sellos discográficos y han estado apareciendo cadáveres de miembros de la industria por todos lados. Así, el lector debe seguir las pistas para descubrir al asesino. Lo que se planteó como una broma, sin embargo, confiesa Paco Loco al teléfono «es un poco de ficción pero creo que es lo que va a pasar».
Loco 2 traza, igual que Loco, un repaso sobre algunas grabaciones destacadas del productor (Hinds, Delafé y las Flores Azules, Bunbury & Vegas, The Posies, La habitación roja, Remate o Triángulo de amor bizarro), contrapunteadas con los recuerdos de los propios músicos sobre la grabación, así como otros materiales extra: tres pequeños posters de Paco Loco en color, una fotonovela psicotrópica de su grupo (Los Jaguares de la Bahía), las opiniones de productoras de sonido sobre el futuro femenino de la producción, consejos de grabación para músicos y hasta una mini-antología de haikus (algo sui géneris) de Paco Loco. Un ejemplo: «Los altavoces / no son lo importante / son las orejas». Además, gracias a toda una serie de códigos QR el lector puede acceder a vídeos de Youtube donde un Paco Loco envejecido un poco así a lo cutresalchichero (lo cual es parte fundamental de su gracejo lowfi) muestra todo el amplio equipo que tiene en su estudio (bajos, guitarras, pianos, baterías, compresores, mesas de mezclas, etc).
Este segundo libro le costó bastante de escribir a Paco Loco (de ahí los casi cuatro años que hay entre uno y otro), porque temía no estar a la altura. En Loco, y bromeando con que ya no escribiría más, se había autodenominado «excritor». Pero es que, además, y así se entenderá la importancia y singularidad de estos dos libros, confiesa Paco Loco: «Nunca he leído libros. Soy una persona tremendamente impaciente, con los libros que leo me hago yo mismo el spoiler. Voy avanzando adelante y atrás para ver qué pasa». Sí es, por el contrario, y además de fan de la música, ferviente consumidor de productos televisivos de toda índole. Su lema a este respecto: «Cuanto peor, mejor». «Me sirve para subirme la autoestima, para no sentirme tan mediocre», añade.
Lo más importante en la música es el factor humano
En sus dos libros presume humildemente Paco Loco de que «el indie soy yo»; incluso estas pasadas navidades se dirigió con un mensaje de navidad a sus parroquianos en tanto que Su Majestad El rey del Indie. Preguntado al respecto, el productor nos cuenta que es de los que no reniegan del indie. «Me considero bastante indie y creo que ser indie es una cosa bastante importante en mi vida. La libertad que te da, el no estar con ciertas ataduras hacia el mercado… eso me gusta». Y esa libertad es la que se demuestra en su estudio, con los grupos. «Lo bueno que tiene esto del estudio de grabación es que de momento trabajamos con humanos y cada uno es diferente». De ahí que no le gusten los ordenadores. Por dos razones: porque uniformizan las producciones (debido a que todo el mundo tiene los mismos plug-ins) y porque distraen con su visualidad (el tener que estar todo el rato atento a las ondas en la pantalla).
Así, Paco Loco defiende una visión romántica de la música. «Siempre que hablo con los grupos intento explicarles que nadie sabe por qué una canción funciona o no funciona, por qué una canción es un éxito o no. Y eso es por una cuestión de humanidad de la canción», nos confiesa. De ello se deriva su idea de la perfección: «Para mí la perfección es cuando escuchas algo y te emociona tanto que no sabes lo que es. Eso es cuando una canción es perfecta», sentencia.
Después de treinta y un años en el negocio de la grabación de discos, Daniel Cervantes estrenó hace unos meses su documental sobre la figura reticular de Paco Loco, Viva el noise. En él, podemos ver las diferentes facetas del productor y músico. Aparecen toda una serie de colaboradores y amigos de Paco Loco y todos destacan su carácter optimista, su falta de egoísmo, su generosidad y su amor por la música. Dos de los factores importantes que ponen en valor la cinta son los estudios de Paco en tanto que oasis de provincias donde la música más libre de los grupos emergentes ha sido capaz de germinar. De otro lado, la función de Paco Loco como catalizador de una escena indie que, sin él, seguro habría sido muy diferente. El propio Paco Loco en el film deja caer una sentencia que resume todo su ideario como productor, músico y fan de la música: «Para mí el sonido perfecto es algo que te deje flipao, y es independiente de la técnica o la calidad de cómo esté hecho». Amén.