Biuti Bambú: un cierto camino hacia la cima
El dúo musical presenta su nuevo tema, ‘Madrid’, mientras sueña con un Sonorama entregado a sus canciones
En el principio estuvieron la melodía y los golpecitos y los canturreos y todos esos vinilos por casa: Silvio Rodríguez, Víctor Jara, Pink Floyd, Electric Light Orchestra. Y no diremos que la tierra estaba desordenada y vacía, y que las tinieblas estaban sobre la faz del abismo; pero la música llegó para dar orden y sentido y cierta esencia a una vida. Aquí están las Biuti Bambú, que son dos mitades y una banda –Ichi Segovia y Clara Alvarado, y viceversa– y vienen con un proyecto que llevan años madurando: este 5 de febrero de 2021 cobra cuerpo en un nuevo sencillo, Madrid, un paso más hacia delante, claro.
Hace seis años, Ichi y Clara se conocieron por una casualidad perseguida –como toda casualidad, por otra parte–. «Por círculos en común, por noches en el Junco, por el Toni 2, por los conciertos», sonríe Ichi, correspondida por Clara. «Teníamos mucha conexión y un amigo nos dijo que las dos cantábamos muy bien, si acaso no lo sabíamos». Así que probaron y no fue necesaria más que una prueba para demostrar que dos voces pueden ser una, que cantaban a tono y en sintonía y que conectaron igual que conectan dos amigas de siempre, aunque no lo son y qué importa. «Empezamos a juntarnos», recuerda Clara. «Hicimos un conciertito en una azotea en junio del 17… y ahí comenzó cierta presión social para que montáramos algo y compusiéramos nuestras propias canciones».
–Habría sido precioso que os hubierais descubierto cantando en el Toni 2.
–¡Es verdad! –ríe Ichi.
–A partir de ahora contaremos esa historia –dice Clara.
Se conocieron en Madrid, de donde es Ichi y donde llegó Clara a los dieciocho para estudiar enfermería, abandonando el Grado Medio musical con el clarinete como instrumento principal. Algo muy profundo les une, cuenta: «No recordamos un día de nuestras vidas en el que no hayamos escuchado música y siempre estamos rodeadas de músicos y siempre vamos a conciertos y la música siempre ha estado ahí. Ahora forma parte de nosotras a nivel profesional y eso es algo maravilloso».
La música es, para Ichi, terapia y expresión, y Clara añade que es su vía para canalizar las emociones y esculpir los sentimientos y es, en definitiva, «un oasis que necesitas en determinados momentos de calma, tristeza o euforia». «Coloca y amansa», sonríe. «Ayuda a escucharse a una misma: hay veces que pasas canciones hasta encontrar la que va contigo en ese momento». Las dos sueñan con los ojos abiertos con llenar salas, tocar en festivales, ser coreadas. «Nos imaginamos al público cantando nuestras canciones», confiesa Ichi. «¡Nos encantaría que fuera en el Sonorama…!».
Pero son muy conscientes de que están en la primera etapa y que la montaña no se remonta de cualquier manera, que esto requiere de esfuerzo y paciencia y algo de fortuna. «Si funciona, bien. Si no, oye, se lo contaremos a nuestros nietos», bromea Clara. Ichi añade: «Queremos hacer esto y punto. Tenemos nuestro propio trabajo y hemos asumido que vamos a estar ocupadas 24/7. Pero estamos en esto para disfrutar, subirnos al escenario, transmitir, pasarlo bien». Con 32 y 30 años, asumieron la necesidad del riesgo, de hacer lo que hay que hacer, de ser honestas –también y por encima de todo– consigo mismas. «Biuti Bambú es, estos momentos, una forma de vivir», resume Clara. «Es nuestro camino: algo a recorrer». Y en ese camino, añade Ichi, están dando con su sonido.
–¿Cómo es ese sonido?
–Queremos sonar a verdad, en la melodía y en el mensaje –responde Ichi.
Clara dice sí con la cabeza, asume el argumento como propio: «Queremos ser honestas con lo que cantamos, con lo que interpretamos, con lo que transmitimos». Y trabajan a todas horas y a todas horas se envían notas de voz con canturreos y melodías, ideas y propuestas, y de esta guisa van construyendo un sonido que, pretenden, sea prácticamente igual en directo y en grabación. Es un desafío, reconoce Clara: «Queremos que la banda suene en eléctrico tal cual. Lo ideal sería que un día hagamos un acústico y nos permitamos un Vetusta Morla y una edición especial. Pero antes tenemos que tener claro qué vamos a meter en producción porque será lo mismo que llevaremos al escenario… y la gente tendrá que reconocerlo».
–¿Y estás nerviosa por las reacciones?
–No –responde Clara–. Cuando estoy en el teatro o en alguna película sí que me pasa por las expectativas. Pero aquí no y creo que se debe a cómo estamos encarando el proyecto y a lo que significa Biuti Bambú para nosotras. Porque somos nosotras mismas y, si no estamos seguras de nuestros temas, quiere decir que no estamos seguras de nosotras mismas. No es el caso. Confiamos en lo que hacemos.
Hemos sometido a Biuti Bambú, representadas por JVV y con la ilusión por las nubes, a nuestro 11Q. De películas favoritas, crímenes imposibles y canciones odiosas. Aquí puedes verlo.