'Confronting a Serial Killer': La periodista tenaz y el asesino en serie
Starzplay estrena una serie documental que arroja luz sobre la investigación que reveló los crímenes del asesino más sanguinario de la historia de EE.UU., Samuel Little
Ni Ted Bundy ni el Unabomber ni Charles Manson, el asesino más sanguinario de la historia de EE.UU. fue un antiguo boxeador afroamericano nacido Samuel McDowell (1940-2020), pero apodado Sam Little, que entre 1970 y 2005 arrebató la vida a 93 mujeres. Su condena, sin embargo, no se produjo hasta 2014 y tan solo por tres de los casos.
La buena ventura del fallecido criminal no respondió a su pericia: era más bien descuidado y acumulaba un historial de violaciones, asaltos sexuales, pequeños robos, secuestro y asesinatos recogidos en un centenar de páginas. A pesar de ser detenido en 24 Estados diferentes, arresto tras arresto, conseguía eludir la justicia por la poca credibilidad de las víctimas.
El día que dejó de zafarse de la ley ni siquiera fue por uno de sus feminicidios, sino por un asunto de drogas. Su ADN se identificó en tres asesinatos sin resolver y así encadenó tres cadenas perpetuas, de las que solo cumplió los seis últimos años de su vida.
Los últimos cuatro, instado por la tenaz periodista Jillian Lauren, empezó a detallar su macabro currículum. El proceso de investigación se recrea ahora en una serie documental de true crime emitida desde este domingo, a razón de un capítulo por semana, en Starzplay, Confronting a Serial Killer. La propuesta audiovisual pone en evidencia la misoginia y el racismo latentes en los sistemas policial y judicial estadounidense.
Mirar a un león a los ojos
«Cuando Jillian publicó un capítulo de su futuro libro en el New York Magazine, me quedé conmocionado. ¿Cómo había conseguido que un tipo que había negado sus crímenes durante décadas llegara a confesar? Ahí nació mi interés por este proyecto: averiguar qué hizo sentir cómodo a Little para empezar a desvelar sus secretos», explicaba en la pasada edición online del South by Southwest el director y productor ejecutivo de la serie, Joe Berlinger.
Para la escritora no fue sencillo. Comparte que era tal el miedo que le despertaba el asesino en serie que abrió con guantes su primera carta. Cuando consiguió ganarse su confianza y se citó con él en agosto de 2018 en la cárcel, sufrió un ataque de nervios al llegar a la garita del guardia.
A Lauren la motivaba el deseo de dar voz, humanidad y dignidad a sus víctimas: «El hecho de que muchas mujeres hubieran sido tratadas brutalmente y olvidadas era inaceptable. A esa indignación se sumó mi empatía, porque Little asfixiaba a sus víctimas y yo sobreviví a un intento de estrangulamiento».
A los 20 años, la periodista empezó a sufrir el maltrato de su novio en la universidad. La adicción de ambos a la heroína fue aumentando la irascibilidad en la relación, que tuvo su punto final en una agresión que pudo ser mortal.
Recuperada de los abusos, Lauren se ha forjado una carrera como escritora, periodista y activista defensora de la adopción. Su primer libro fue el best seller biográfico Algunas chicas: mi vida en un harén, sobre su experiencia como prostituta para el hermano del sultán de Brunei.
Sus pesquisas para fundamentar su nueva publicación, Exit Sandman: The True Story of America’s Most Prolific Serial Killer, se alternan con el efecto que le provocó a su salud mental la relación tóxica establecida con el asesino en serie, que el primer día de confesión ya le reconoció 13 víctimas.
«Mi acuerdo con el diablo se basó en asegurarle que no moriría solo si me contaba la verdad», sintetiza la autora, que se comprometió a estar disponible para él siete días a la semana, 24 horas al día. Hablaban por teléfono prácticamente a diario.
El voraz asesino llegó a espetarle: «Vas a estar conmigo para siempre, te guste o no».
El estrecho vínculo se convirtió en una contrarreloj para rescatar del olvido a todas las mujeres que había matado, porque el psicópata ya era mayor y estaba enfermo.
Altavoz para alimañas
Joe Berlinger no se arredra cuando le critican el oportunismo que supone ofrecer proyección a los execrables actos de un asesino en serie. En 2019 dirigió la docuserie de Netflix Las cintas de Ted Bundy, y ese mismo año escribió el guión de la película Extremadamente cruel, malvado y perverso, donde Zac Efron encarnaba al famoso asesino en serie, ejecutado en la silla eléctrica en 1989.
«Odio el término true crime, porque conjura la imagen de que estamos revolcándonos en la miseria de otros con propósitos de entretenimiento. Eso no es lo que hacemos aquí. Cuando cuento lo vivido por las víctimas, siempre asumo la responsabilidad de ser un buen guardián de su integridad. Sólo abordo historias que ayuden a resolver crímenes, a arrojar luz sobre problemas institucionales o a impartir un mensaje», se defendió en el festival de Austin.
Confronting a Serial Killer pone en evidencia trabas graves y endémicas en el sistema de justicia penal estadounidense. Lauren emplea el término «menos muertas» para referirse a los perfiles de población femenina cuyos asesinatos no son investigados con empeño.
«Son casos que pasan desapercibidos por tratarse de prostitutas, mujeres de color y drogadictas. Este fenómeno se traduce en la poca resolución de los homicidios de mujeres marginales. Las chicas bonitas blancas son las más muertas, las putas negras, las menos», concreta la periodista.
La carretera era el hogar de Little, y los callejones y tugurios, su coto de caza. Sus presas eran siempre mujeres negras o hispanas, con problemas de adicción, enfermedades mentales y traumas personales.
Asesinatos sin muertas
En los ochenta, en la zona South Central de Los Ángeles se concentraba la prostitución por la eclosión del crack. El departamento de policía descubrió que por allí merodeaban varios asesinos en serie. Little fue uno de ellos.
Como explica Jillian en uno de los episodios, si en aquella época se recibía una llamada para informar del hallazgo de una prostituta muerta en un callejón en Los Ángeles, se catalogaba el atestado como un 187. Esto es, «sin seres humanos involucrados».
«Hubo negligencia. Nunca he visto a alguien caer más veces en manos de las fuerzas de la ley, que tuvo cientos de oportunidades para llevarlo ante la justicia, pero el racismo y los prejuicios contra las comunidades marginadas lo fueron librando. Hizo falta un puñado de mujeres fuertes, como la detective Mitzi Roberts, la asistente del fiscal Beth Silverman y Jillian Lauren para poder solucionar los asesinatos de sus víctimas», valoraba Berlinger, quien agradece que movimientos sociales como #MeToo y #BlackLivesMatter hayan ayudado a cuestionar principios de género y raza hasta ahora inamovibles y a prevenir la pervivencia de monstruos como Sam Little.
«Este trabajo ha sido revelador para mí. Como hombre blanco privilegiado he podido profundizar en el temor diario a la violencia que enfrentan las mujeres. Espero que las movilizaciones civiles de los últimos años despierten conciencias y que cuando las leyes del orden escuchen que hay un cuerpo de una prostituta tirado en un callejón lo traten como al de una estudiante de Harvard».