'Se vende', una cartografía del impacto del desarrollo turístico en la Costa del Sol

Esta serie documental, en proceso de financiación a través de un crowdfunding, ha estrenado su primer capítulo como una pequeña muestra de lo que pueden llegar a contar: la destrucción del último vergel de la Costa del Sol para levantar otro complejo de viviendas turísticas y campos de golf, la construcción de cuatro torres en lugar de un gran bosque urbano en uno de los distritos más densos de Europa, el proyecto del rascacielos en el puerto de Málaga y la gentrificación del centro de la ciudad, la corrupción en Marbella o la contaminante actividad de la fábrica de cemento-incineradora en la playa de La Araña… y los movimientos ciudadanos que han surgido para frenar estos proyectos y proponer otro modelo de gestión del territorio. 

Se vende es una serie sobre el impacto del desarrollo turístico e inmobiliario en Málaga, un proyecto de crowdfunding y un reflejo de que los movimientos ciudadanos pueden luchar contra las industrias contaminantes, la especulación urbanística, la corrupción política y la destrucción del medio ambiente. Ahí es nada. El primer capítulo, El último vergel, narra el conflictivo proyecto de campo de golf, hotel y viviendas de lujo en las inmediaciones del Paraje Natural de los Acantilados de Maro-Cerro Gordo, uno de los pocos enclaves naturales que resisten en la zona. Ya disponible, online y gratis, en Vimeo, sirve como un tentempié de lo que será toda la producción: un total de cinco capítulos que pretenden financiar a través de la plataforma de micromecenazgo Goteo para recorrer de este a oeste algunos desastres de la Costa del Sol.

Trailer – Se vende / Cap. 1 El último Vergel from Peripheria Films on Vimeo.

«Todos los proyectos urbanísticos de los que hablamos tienen un fuerte impacto medioambiental y socioeconómico, un origen especulativo y han provocado el surgimiento de movimientos sociales que tratan de imaginar o pensar la ciudad y el territorio de otra forma», cuenta Daniel Natoli, director de esta producción de Peripheria Films y Criocrea, en colaboración con Rizoma Fundación. «Queríamos mostrar todas las fases, porque algunos ya están construidos y otros en desarrollo, y aprovechar con cada uno de ellos para contar algo más», añade sobre su intención de mostrar todas las aristas y todas las voces implicadas en la resolución de estos problemas.

Empezando por Maro, una pedanía de la famosa Nerja de Verano Azul, el proyecto de viviendas de lujo y campo de golf les sirve para hablar del desaforado desarrollo urbanístico en el litoral malagueño –previa recalificación de suelos no urbanizables–, sus muchas ciudades fantasma y el empleo precario y estacional que ofrecen a la población local, pero también para abordar la propiedad de la tierra: el 100% de las tierras del pueblo pertenecen a una familia latifundista, los marqueses de Larios, promotores de este plan que ahogan las posibilidades de los agricultores arrendando los campos por periodos inferiores a un año. 

«En el segundo capítulo, que ya hemos financiado a través del crowdfunding y estamos preproduciendo, hablamos de la construcción de cuatro torres en unos antiguos terrenos de Repsol, que actualmente es un solar vacío, en Málaga. Y nos parecía muy interesante porque, a diferencia del resto, ofrecía no solo la oposición al proyecto urbanístico, sino una alternativa en positivo, que es la construcción de un bosque urbano», continúa diciendo sobre el pulmón verde que demandan los vecinos del distrito de la Carretera de Cádiz, uno de los más masificados de Europa. 

En el tercer capítulo, «el proyecto de rascacielos en el puerto de Málaga nos sirve para examinar la estrategia de turistificación y de mercantilización de la ciudad que lleva años ejecutándose», dice Natoli sobre el proceso de gentrificación que ha sufrido el centro de la Costa del Sol. En el cuarto, situado en Marbella, «la ampliación del puerto deportivo nos gustaría contar el devenir de corrupción urbanística». Y en el quinto, dedicado a la cementera e incineradora situada en la playa de La Araña, «contar todos los problemas medioambientales que está generando» uno de los puntos negros del mapa español de la polución industrial según señala Greenpeace y «hacer una retrospectiva» de la fábrica que desde los años 60 abastece a buena parte de las constructoras de la zona.

Como explican en el crowdfunding, con los cerca de 8.000 euros que han recaudado cubren su objetivo mínimo de 6.500 euros para realizar el segundo capítulo, pero no alcanzan los 12.500 para rodar el tercero. De ahí que animen a los espectadores a cofinanciar la serie. «Creo que, más allá del contexto local de Málaga, la gente encontrará muchos paralelismos con toda España porque habla de nuestra idiosincrasia como país, cómo pensamos y configuramos el territorio a través de la explotación del litoral, lo que podría provocar algún paralelismo más global», señala el director, que lejos de ofrecer soluciones simplistas, pretende retratar estos proyectos en toda su complejidad y desde todos los puntos de vista.

«Son problemas muy poliédricos, que tienen muchas miradas como para resolverlos diciendo simplemente estoy a favor o en contra. Y hemos intentado reflejarlo construyendo los relatos a través de los habitantes en el caso de Maro, aunque también contaremos con los testimonios, si podemos, de los políticos y los directores de los proyectos. No queremos hacer un relato único», afirma Natoli, que en última instancia trata de reflexionar sobre el significado del progreso.

«Lo importante, más que la respuesta, que yo no la tengo ni pretendemos darla en el documental, es plantear la pregunta de hacia dónde vamos y qué tipo de progreso queremos. El tema es buscar una fórmula que sea sostenible y que configure otro tipo de ciudad más diversa, que atienda a los cuidados, a la sostenibilidad y a otros parámetros que no sean únicamente el crecimiento y el beneficio económico», explica el director. «Se trata de resignificar la palabra progreso porque el no hacer nada, decrecer, reutilizar o reusar también es una opción. Pero claro, vehicular esa idea y ponerla al mismo nivel de relato que un megaproyecto de construcción, con sus imágenes espectaculares y todo su trabajo de marketing, es muy difícil», añade.

60 años de ladrillo y turismo

El germen de la serie Se vende, y parte de la financiación del primer capitulo, se encuentra en la investigación I+D+i del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades Saturación turística en destinos costeros españoles. Estrategias de decrecimiento turístico. Una aproximación desde la dimensión social. Yolanda Romero, doctora en Turismo, profesora de la Universidad Complutense de Madrid y una de las expertas que ha colaborado en el documental, explica las consecuencias de este modelo, que tildan de «máquina de crecimiento urbano-turístico». 

«Desde el punto de vista económico y social, el turismo y la construcción han permitido la generación intensiva de empleo, así como alcanzar cierto nivel de desarrollo. También se han producido cambios socioculturales, siendo la Costa del Sol uno de los lugares con mayor índice de tolerancia en España. Sin embargo, la economía malagueña se ha caracterizado por la alta dependencia de estos dos sectores y eso es, en sí mismo, un riesgo», señala la académica. «Las consecuencias de esta dependencia económica se han observado claramente en la crisis económico-financiera de 2008 que hundió la construcción y la actividad inmobiliaria, y ahora en la crisis sanitaria que está hundiendo las actividades relacionadas con el turismo», explica. Y destaca el desigual impacto que estos cambios han tenido sobre los habitantes de la zona. «Quien ha tenido acceso privilegiado a la información y a influir en la toma de decisiones ha podido disfrutar de un beneficio especulativo, mientras que otros lo que han recibido es la oportunidad de acceder a puestos base en la hostelería, el turismo o la construcción cuyas condiciones se van precarizando con el paso del tiempo», asegura.

«Desde el enfoque ambiental, las consecuencias son dramáticas», afirma Romero. «Prácticamente no quedan espacios sin alterar en el litoral, el proceso de sellado de suelo ha sido depredador y sigue avanzando, los cauces fluviales están desviados o entubados, la masa forestal se ha reducido considerablemente, la población flotante sobrepasa en verano la capacidad de las infraestructuras como es el caso de las energéticas, con cortes de luz, o las de saneamiento, por vertido de aguas sin depurar al mar», señala.

Aunque cueste imaginar modelos alternativos al turismo de masas en la Costa del Sol, este documental, en opinión de la profesora, es una primera piedra para cambiar mentalidades y vencer las resistencias al cambio. Y reconoce que los resultados del primer capítulo han desbordado completamente sus expectativas. «Todo lo comentado aquí es de sobra conocido en la academia y en el ámbito político, profesional y técnico. Sin embargo, para que realmente pueda reflexionarse sobre el modelo que tenemos y hacia dónde queremos ir, es preciso implicar a la población en un sentido amplio», explica. «Se trata de ir cambiando el modelo para tener una mayor protección frente a las crisis, como las que hemos pasado (económica), la que estamos viviendo (sanitaria y socioeconómica) y la que está por llegar (climática)», afirma.

A este respecto, Natoli recuerda que los movimientos ciudadanos están siendo clave a la hora de frenar o modificar algunos de estos proyectos, pero es imprescindible que toda la ciudadanía exija la intervención de los poderes públicos. «Todas las respuestas a las crisis en estos 60 años, desde que se inicio el turismo en la Costa del sol, han sido más ladrillo y más turismo. Tenemos una memoria muy a corto plazo y si no nos damos unas leyes que nos limiten y nos controlen después de la pandemia no es que no vayamos a mejorar, sino que vamos a seguir peor», sentencia.