Raphael celebra seis décadas de inagotable y rejuvenecida carrera
A los 78 años el divo estrena nuevo disco y prepara su vuelta a los escenarios con una gira por España y Latinoamérica
Con 60 años de carrera y 78 de edad, que acaba de cumplir, Raphael, uno de los grandes divos de la canción en España y América, se dispone a reanudar la gira artística que tuvo que suspender el año pasado por la pandemia.
Este segundo tramo del Tour 6.0, que así se llama aludiendo a sus más de seis décadas en los escenarios, comenzará el próximo 13 de junio y lo llevará por distintas ciudades de España y Latinoamérica, en un recorrido que se extenderá hasta fines de 2022.
La tournée le servirá para promocionar su nuevo disco de duetos, denominado también Raphael 6.0, en el cual interpreta 12 canciones que siempre quiso cantar, junto a grandes estrellas de distintas generaciones.
La lista incluye a artistas de la talla de Manuel Carrasco, Luis Fonsi, Vanesa Martín, Pablo López, Gloria Trevi, Pablo Alborán, Natalia Lafourcade, Alejandro Fernández, Mikel Izal, Mon Laferte, Omara Portuondo y Luciano Pereyra.
También está en proceso una docuserie de cuatro capítulos, producida por la plataforma española de streaming Movistar+.
«Poder revivir los momentos más importantes, tanto profesionales como personales, está siendo un regalo», reconoce el protagonista. Allí participan su esposa, Natalia Figueroa y sus tres hijos, Jacobo, Alejandra y Manuel Martos. Además, contarán con su círculo de amigos más íntimos, artistas nacionales e internacionales.
De Rafael a Raphael
Rafael Martos Sánchez, convertido en el cantante Raphael desde los inicios de su carrera en 1959, asume con particular energía y entusiasmo todos estos eventos que tiene en agenda, que lo mantendrán ocupado en los próximos dos años.
Culminará la gira, que comienza el 13 de junio, en el Palacio de los Deportes de Madrid, donde actuó meses atrás en plena pandemia con éxito incontestable, llenando el aforo que le fue permitido. Volverá en diciembre y, ya en las calles de la capital, los carteles anuncian con bastante antelación el espectáculo.
Remanso de una vida apacible
Su vida familiar es tranquila. Se casó en 1972 con la aristócrata Natalia Figueroa. Muchos pronosticaban un fracaso matrimonial. Se equivocaron, pues son muy felices y tienen tres hijos que los han convertido en abuelos. La maledicencia es una costumbre muy extendida. Lo fue en los inicios de su vida artística, cuando atacaban a Raphael por presunto homosexual.
Él mismo hizo frente a esos comentarios tan difundidos por toda España.
Y ahí lo tienen, cumpliendo exactamente sesenta y dos años en activo, aunque para sus actuaciones de este año continúe utilizando la cifra de sesenta, como ya hizo con su último disco, 6.0. Poco importan esos dos dígitos de diferencia.
Se han publicado infinidad de relatos biográficos sobre Raphael, incluidos varios libros y sus propias memorias, aparecidas en 1998, que tituló ¿Y mañana qué?, que no han tenido aún continuación. La primera de esas biografías, aparecida en 1970, es Su nombre es Raphael, que escribió el periodista Alfredo Tocildo, veterano informador de cine de los años 50.
Voz llamativa y poderosa
Allí se cuentan sus primeros años, en una modestísima familia que emigró desde la andaluza ciudad de Linares a Madrid. El futuro gran cantante pudo haber sido sastre, pues en ello trabajó de adolescente, del mismo modo que, para ayudar a los suyos, hasta vendió melones en un puesto callejero.
Su paso por el coro de la iglesia y del colegio de San Antonio, en la madrileña calle de Bravo Murillo, marcaría su destino: poseía una voz extraordinariamente llamativa. Ya en sus inicios juveniles se enroló en una compañía de variedades.
Era a finales de los años 50. Cantaba coplas de Juanita Reina, la artista que más admiraba. Y mezclaba gestos de otros, como Edith Piaf, Antonio Amaya y Gilbert Bécaud, pero logrando poco a poco establecer un estilo propio.
Camino de la discográfica Philips, con la que grabó sus primeras canciones, su mánager de entonces, Paco Gordillo, le sugirió que su nombre con «ph» resultaría muy comercial. Así lo hizo y desde su triunfal aparición en el Festival de Benidorm en 1962, que ganó con su canción Llevan, su itinerario artístico no dejó de crecer. Hizo numerosas giras mundiales y las apreciables ventas de sus grabaciones le han proporcionado 326 discos de oro, 49 de platino y uno de uranio, que le otorgó su discográfica de entonces, Hispavox.
Carne de cine
No es la primera vez que Raphael aparece en una pantalla hablando sobre su vida artística y personal. Antonio Isasi-Isasmendi, gran realizador cinematográfico español, firmó un documental titulado Rafael en Raphael, estrenado en 1975. Y en 2010 la cadena de televisión Antena 3 produjo Raphael: una historia de superación personal, dos capítulos en los que el personaje era interpretado por Juan Ribó, actor y cantante. Por otra parte, en 2015 Alex de la Iglesia se permitió incluirlo en un filme paródico, Mi gran noche.
Ese mundo de imágenes lo fascina. Es protagonista de una quincena de títulos cinematográficos, donde lo importante eran sus interpretaciones musicales, pues sus argumentos, aún siendo escritos por guionistas de prestigio, como el novelista y dramaturgo Antonio Gala, eran de cuestionable calidad, con tintes folletinescos, aunque dirigidos por realizadores competentes, entre ellos Mario Camus. Su voz, en los diálogos y monólogos, siempre fue doblada por un excelente actor, Emilio Gutiérrez Caba.
Raphael no quiere retirarse. Lo hará, asegura, si un día comprueba que su voz le falla. Es en la actualidad el cantante más longevo de la escena española. A su generación pertenece Miguel Ríos, quien se ha retirado ya dos veces y aún actúa de vez en cuando. No es el mismo caso. Ni el de Serrat, que comenzó tres o cuatro años más tarde. Entre las mujeres, su contemporánea es Ana Belén.
Apasionado y noble oficio
Tal es su pasión por cantar, que una vez recuperado tras el trasplante de hígado al que se sometió en 2003, reapareció sin haber perdido sus facultades vocales. Su vocación musical no puede compararse con ningún otro. Y no es porque necesite dinero. Calculan algunos que su capital es de cuatro millones de euros, aunque ni por asomo se acerca al patrimonio que posee Julio Iglesias. Pasa más de medio año fuera de casa. Su residencia en Madrid es un chalet de las afueras, en la localidad de Boadilla del Monte. Tiene otro, más pequeño, en Ibiza.
Años atrás vivió alguna temporada en Miami, en otra mansión, esta de alquiler, en donde había vivido el ex presidente Richard Nixon. Natalia, su encantadora, intelectualmente brillante y enamorada esposa, ya está acostumbrada a la vida de su marido, constantemente haciendo el equipaje para emprender un viaje, o cuando sus giras lo alejan de la vivienda familiar durante varios meses.
Recuerdos vivos en Linares
En su natal Linares queda el recuerdo de la casa donde se dice que nació, con una lápida que así lo asegura, aunque realmente vino al mundo en el hospital municipal, donde cuatro años más tarde de su llegada al mundo cerraría sus ojos para siempre el torero Manuel Rodríguez «Manolete».
En la misma ciudad se inauguró el Museo Raphael, donde están muchos de sus objetos personales, como trofeos, carteles, recortes de prensa y trajes, entre otros.
Aparentemente todavía habrá Raphael para rato. Se le adjudica el adjetivo de incombustible. Tres generaciones continúan aplaudiendo a un cantante fuera de serie, de prodigiosa voz y muy notable personalidad, al que no se le puede discutir el mérito de que se mantenga aún en lo más alto nada menos que desde hace 62 años.
Una sombra implacable
Del cantante podría decirse que ha tenido una impecable vida personal y artística. Un solo hecho ensombrece ese récord. En 2003 cayó muy enfermo del hígado. Un Raphael demacrado esperaba un trasplante que le salvara la vida. En aquel momento se informó que su grave enfermedad se debió a una hepatitis mal curada. Efectivamente, desde mediados de los 80 su salud se veía afectada por una hepatitis B, pero fue el alcohol lo que hizo que entrando el nuevo milenio se fuera deteriorando cada vez más.
Trece años después, en diciembre de 2016, en el programa Tu casa es la mía, del cantante y presentador Bertín Osborne, Raphael decidió contar, explícita y descarnadamente, este episodio de su vida, del cual se conocían hasta entonces solo detalles fragmentarios:
-Bebía botellitas pequeñas de los minibares de los hoteles, porque me hacían dormir -reveló el artista a su interlocutor-. Yo jamás pensé que eran las dichosas botellitas las que luego me hicieron tanto daño (…) Era 2003 y estaba haciendo el musical Jekyll & Hyde cuando me di cuenta que yo no podía seguir ocultando lo que me estaba pasando con el alcohol.
Su mujer, Natalia Figueroa, pilar fundamental en su vida, no era consciente de nada de lo que le estaba ocurriendo. Raphael pasaba la mayor parte del tiempo en Barcelona presentando el musical y como él mismo confesó en el programa, alargaba su estancia allí para no tener que viajar a Madrid y que su mujer lo viera en el estado en el que se encontraba.
-Al terminar Barcelona me quedaba Valencia. Un mes. Y lo hice, pero llegué en unas condiciones que… Yo estaba ya muy asustado. Entonces al terminar Valencia me fui directamente al hospital y allí salió todo. Y aun así me pusieron bien unos días antes para que pudiera hacer mi programa anual de Navidad para Televisión Española.
«Quiero vivir»
Raphael fue sometido a un trasplante, como todos, pasando por la lista de espera. Pero él no aceptaba que la única manera de sobrevivir fuera esa. Fue el profesor Enrique Moreno, una eminencia en su especialidad, miembro de la Real Academia de Medicina y el hombre que lo operó el que le abrió los ojos. «Él vino muy mal (…) Tenía una de las complicaciones más graves dentro de la cirrosis hepática», explicó el cirujano en el programa de Osborne.
–Raphael estuvo mal, muy mal -reconoció el médico-. Bebía y ocultaba su estado, no quería asumir lo que le ocurría y seguía trabajando, seguía enfundándose cada noche en el traje de su personaje para salir a escena, porque para él antes estaba su devoción, y yo diría que obcecación, que su salud.
-Bebía porque no podía dormir y no dormía, seguramente, por la presión de actuaciones, espectáculos, trabajos, ensayos…
Se escudó en seguir saliendo a escena cada noche y se abandonó. Pero eso ya pasó. Ya lo ha dicho. Ya no hay más que hablar.
Tras la intervención quirúrgica que le salvó la vida, el de Raphael, según sus propias palabras, ha sido «un camino de rosas». «Mi vida ha sido perfecta, mi organismo funciona como un reloj».
En un libro, Quiero vivir, publicado en 2005, cuenta todo aquello que vivió antes y después de la operación que le dio otra oportunidad. A casi 18 años de esta experiencia, señala que nunca estará lo suficientemente agradecido por haber sido el receptor de un hígado que lo devolvió a la vida, porque llegó un momento en que él pensó que sería imposible, pero no fue así. Hoy apoya la donación de órganos, porque asegura que «es una manera de dar vida a alguien más cuando uno ya no esté con vida».
Hitos de una carrera
· De niño cantaba en el coro de la iglesia y a los nueve años el cura lo envió a un concurso internacional en Salzburgo, Austria, donde lo eligieron como Mejor Voz de Europa. Entonces lo llamaban Falín (por Rafaelín).
· Usó varios pseudónimos, antes de cambiar la grafía de su nombre por la de Raphael. Su carrera despegó en 1962, al ganar el Festival de Benidorm.
· En la madrileña plaza de toros de Las Ventas han tenido lugar conciertos históricos, pero pocos con un lleno mayor que los de su época de esplendor, en los que daba la vuelta al ruedo en descapotable.
· Es sabido el fervor que despierta en Latinoamérica, pero menos conocido es su éxito en Rusia. Allí se hizo famoso en 1970 con la película Digan lo que digan, que causó furor.
· Al año siguiente, y tras mover sus hilos para que el régimen franquista le dejase ir a aquel país, que entonces era comunista y formaba parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), se salió con la suya y emprendió una gira. Durante su presentación en Moscú, el secretario general del Partido Comunista, Leonid Brezhnev, fue a saludarlo al camerino.
· Su primer manager, Paco Gordillo, cuenta que a los 20 años confiaba tanto en sus posibilidades, que cuando la discográfica le ofreció 3.000 pesetas o el 5% de royalties, escogió el porcentaje. Y acertó. Su caché se disparó en tiempo récord. Por su primera película le pagaron 300.000 pesetas, por la segunda, tres millones.
· En 1967, con 24 años, debutó en el Madison Square Garden de Nueva York de la mano de Brian Epstein, el manager de los Beatles.
· Representó a España en el Festival de Eurovisión en dos ocasiones consecutivas, en 1966 y 1967. La primera con Yo soy aquel y la segunda con Hablemos del amor, ambas de Manuel Alejandro, su compositor fetiche, autor de casi todos sus grandes éxitos. Quedó en el séptimo y el sexto puesto, respectivamente, pero le sirvió para darse a conocer en todo el mundo.
· En la década de los 80, cuando su estrella parecía declinar en España, se instaló en Miami y desde allí, como su centro de operaciones, se dedicó a dar conciertos por el mundo. Fue la época en que arrasó con el tema Escándalo.
·Ya en los 90, fue reivindicado por intérpretes de la altura de Alaska, Alejandro Sanz, Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, . Este último compuso para él la canción 50 años después, su visión que como espectador tenía de Raphael. Después la cantaron a dúo en un disco que el «Niño de Linares» grabó con motivo de su medio siglo artístico.
· Es el cuarto cantante en recibir un disco de uranio (50 millones de copias vendidas con una sola discográfica), junto a Michael Jackson, AC/DC y Queen.
· En el año 2000, y durante siete meses, protagonizó la versión española del musical Jekyll & Hyde. Cada noche el teatro colgaba el cartel de «No hay entradas». Fue un rotundo éxito.
Icono incombustible
“Estamos haciendo un especial fantástico, un documental impresionante”, avisa el propio cantante en un video de promoción sobre la serie que abordará su vida, que se emite en estos días por Movistar+. “Estén atentos y sigan cuidándose, por favor. Un abrazo».
Charlie Arnaiz y Alberto Ortega -nominados al Goya por Anatomía de un Dandy (2020), un documental dedicado al escritor Francisco Umbral-, son los creadores y directores de esta serie de cuatro capítulos.
Arnaiz y Ortega ahondan en la singularidad del proyecto. “Cuando alguien se enfrenta a un reto de estas dimensiones, es inevitable que aparezca el vértigo”, reconocen. “Pocas veces te encuentras un artista en activo que lleve seis décadas pisando los escenarios de todo el mundo. ¿Cuál es el enigma para que lo haya conseguido? ¿Cuál es la fuerza que lo ha empujado todos estos años para seguir estando entre los número uno?”.
“Con el respeto que merece el mito”, añaden, “emprendemos este camino por la senda del hombre, ese Rafael Martos reflexivo que mira al pasado, recuerda quién es y sigue sumando capítulos a su increíble historia”.
El proyecto incluirá imágenes de un archivo fotográfico y audiovisual inédito, cedido por la propia familia del cantante. Está siendo rodado entre Madrid, Barcelona, Málaga, Linares (Jaén), México, Miami y Los Ángeles.
Una anécdota
En la carrera musical de Raphael hay un nombre imprescindible, Manuel Alejandro. El compositor ha firmado la mayor parte de sus temas. «Manolo lo es todo en mi vida. Todo. Sin él no hubiese sido lo que hoy soy, sería muy poco. Me ha hecho cada temazo que crujes».
Una mañana Manuel Alejandro llamó a Raphael para que, como acostumbraba, fuese a su casa para darle a conocer los nuevos temas que había compuesto. «Normalmente siempre tenía las canciones muy hechas, pero ese día, por lo que fuese, no funcionaba. Yo estaba como ido. Él me dijo: ‘¡Márchate, no vas a oír más!’».
«Al día siguiente me llamó a las ocho de la mañana. Me interpretó En carne viva, Qué sabe nadie, Se me va, Qué tal te va sin mí y otra más. ¡Ese era el Manolo al que estaba acostumbrado!».
60 años, 13 canciones y 12 amigos
El álbum Raphael 6.0 fue lanzado en noviembre de 2020 con el mensaje del artista de que no sería su último disco. Y al igual la placa con la cual celebró hace una década sus 50 años en la escena, todas las canciones son a dúo, menos una.
Los 12 duetos incorporan, como detalla el tracklist, visiones musicales tan diversas como cada uno de los grandes artistas que acompañan a Raphael en esta aventura. Pablo López compuso un tema inédito titulado Treinta y seis, mientras que la otra canción nueva es Agradecer la Marcha, de la mexicana Natalia Lafourcade.
El listado de canciones incluye (con los intérpretes que cantan con él entre paréntesis): Me olvidé de vivir (Manuel Carrasco), Vida Loca (Luis Fonsi), Se nos rompió el amor (Vanesa Martín), Treinta y seis (Pablo López), Vivir así es morir de amor (Gloria Trevi) y De quererte así (Pablo Alborán). También, Agradecer la Marcha (Natalia Lafourcade), Qué bonita es la vida (Alejandro Fernández), Lucha de gigantes (Mikel Izal), Frente a frente (Mon Laferte), Lágrimas negras (Omara Portuondo) y Alfonsina y el mar (Luciano Pereyra).
La sorpresa final llega con Resistiré, la legendaria canción del Dúo Dinámico, convertida en el himno de quienes luchan contra la pandemia de COVID-19 en España, cantada por Raphael como un guiño hacia los que dejaban en duda su continuidad musical.
Con la mira en Latinoamérica
Estas canciones de su nuevo álbum, además de una amplia selección del extenso grupo que forman parte de las que ha popularizado en más de 60 años de carrera, son las que interpreta el vocalista en su tour 6.0. El recorrido por España comenzó el año pasado y se reanudará el próximo 13 de junio. Finalizará los días 16 y 17 de diciembre en el Palacio de los Deportes de Madrid.
Continuará en enero de 2022 en Latinoamérica. Hay presentaciones ya confirmadas en México, Colombia, Ecuador y Chile. Otros países del entorno se irán sumando de acuerdo a los vaivenes que vaya marcando la pandemia del coronavirus.
Está más que visto que a sus 78 años el divo de Linares sigue más que dispuesto a dejar sentado que, como dice una de sus canciones más celebradas, «sigue siendo aquel».