Steam Deck y el presente del juego portátil
Valve se lanza al terreno del juego portátil con Steam Deck. ¿Estamos ante el primer competidor para la Switch?
Valve, el gigante detrás de la —todavía— plataforma de juegos que marca el ritmo de la industria, Steam, lleva bastante tiempo empeñada en sacar al jugador de PC fuera de su habitación. No es un tema baladí: detrás de esta idea hay, probablemente, un estudio minucioso sobre cómo atraer a nuevas audiencias o cómo desterrar la imagen de este perfil como alguien recluido en sí mismo, antisocial y huraño. Al fin y al cabo, el juego en el sofá es el que permite incluir en la diversión a amigos y familiares, el que fomenta que los padres disfruten de esta afición junto a sus hijos. Es el terreno en el que Nintendo lleva tiempo triunfando, y que domina casi en exclusiva hoy en día, desde el lanzamiento de su consola Wii, allá por 2006.
Pocos recuerdan ya las Steam Machines, aquel experimento que Valve puso en marcha hace ocho años. Su primera incursión en el mundo del hardware y uno de sus fracasos más sonados, para quienes lo vivieron en directo. Bajo este paraguas genérico se agruparon PCs comercializados por diferentes marcas cuyo objetivo era trasladar el dispositivo al salón de cualquier hogar sin que se percibiera fuera de lugar.
El diseño de estos ordenadores, muy cercano al de una consola de la época, era la clave, y quizás el único aspecto que realmente funcionó en aquella aventura. Ni el rendimiento a nivel de hardware, ni el catálogo de juegos que las Steam Machines podían ejecutar —aquellos que pudieran correr sobre el sistema operativo SteamOS, basado en Linux— fueron un aliciente para justificar el elevado precio de estos dispositivos y convencer a los usuarios de aquel entonces. Tampoco la solución intermedia, la combinación del mando Steam Controller y el dispositivo de streaming Steam Link, capaz de conectarse al televisor, cautivaron a los potenciales usuarios. Todas estas ideas pasaron sin pena ni gloria; en el caso del Controller y el Link, se saldaron a través de Steam a precios de risa. El jugador asiduo de Steam parecía condenado a no salir nunca de su habitación.
Hasta que llegamos al 2021, cuando Valve parece haber encontrado una nueva luz al final del túnel. La respuesta sigue estando en el sofá, pero no para compartirlo con otros, sino para tumbarnos en él y disfrutar de nuestros juegos en modo portátil.
Sería iluso no considerar la influencia que Nintendo ha tenido en la decisión de Valve de anunciar su propia consola portátil, Steam Deck, que ya puede reservarse en tres modelos diferentes, aunque el lanzamiento como tal está previsto para 2022. Son muchas las voces que se están apresurando en aclarar que no, Steam Deck y Nintendo Switch no son competidoras directas, si nos atenemos a una comparación de hardware. Sin embargo, el hecho de que a día de hoy haya más de cien millones de unidades de la consola de Nintendo en hogares de todo el mundo no puede tomarse a la ligera. Ni tampoco las bazas con las que cuenta Steam para contraatacar; una plataforma que, pese a sus crisis de reputación y al azote de tiendas rivales como la Epic Store, sigue siendo el lugar de referencia para los jugadores de PC y para los desarrolladores independientes. Solo en 2020 se publicaron más de diez mil juegos en ella. No tiene nada que ver con el catálogo discreto del que disponían las Steam Machines en su momento. Como curiosidad, esta cuenta de Twitter recién creada, DeckVsSwitch, se dedica a recopilar qué juegos pueden encontrarse en Deck y no en Switch. Si no se trata de una cuenta afiliada a Valve, como aseguran en su biografía, es desde luego una publicidad gratuita excelente para esta.
Aunque la popularidad indiscutible de Switch no tiene rival, lo cierto es que estamos asistiendo desde hace ya algunos años a un revival del juego portátil: desde la exclusividad de servicios como Apple Arcade hasta caramelitos para el jugador retro o indie como los experimentos de Playdate o Analogue. El terreno parece propicio para ello. Las pantallas tienen un tamaño y resolución mayores que las de aquellas consolas portátiles que nos cautivaron en su día —y que hoy pueden parecernos imposibles de manejar—, pero lo principal es que en estos años nos hemos acostumbrado a llevarlas con nosotros a todas partes. Se han convertido en parte constituyente de nuestras vidas, con todo lo bueno y lo malo que conlleva. Para muchos, además, pueden llegar a convertirse en un refugio, un espacio de socialización o de autocuidado. Especialmente en la nueva normalidad, esa que parece decidida a instaurarse, que ha convertido el PC de nuestros escritorios en un espacio ambiguo donde las fronteras entre lo profesional y lo personal se diluyen. La solución no era sacarlo fuera de la habitación, ha comprendido Valve, sino transmutarlo en otro tipo de dispositivo, autónomo, que podemos decidir dónde y cómo utilizar con total libertad.
Aunque aún queda un largo camino, incógnitas por resolver y mucho que debatir acerca de Steam Deck, lo cierto es que parece un movimiento mucho más coherente, sólido y bien pensado que las Steam Machines, a simple vista al menos; con posibilidades que van más allá de jugar al catálogo de la plataforma para extenderse al freeware o a la emulación. Y no cabe duda de que supone la confirmación de ese secreto a voces: las portátiles nunca se marcharon, solo estaban esperando el momento propicio para su regreso.