Brevedad y contundencia: libros cortos para el verano (o no)
Si sois de esos afortunados llamados lectores voraces, no dudéis en meter estos tres libros (que en realidad son cinco) en vuestra maleta
Brevedad y contundencia pueden ser dos términos que perfectamente describen las vacaciones de verano. Aunque el calor de la estación estival se extienda hasta bien entrado octubre, el tiempo efectivo para realmente vivir ese verano intenso pero despreocupado, perezoso pero rendidor, que siempre imaginamos es más bien poco. Con «30 días naturales que equivalen a 22 laborables», y con el añadido este año de tener que planificar escapadas que zigzagueen entre las dosis de las vacunas y las restricciones potenciales, intermitentes o mentales, es normal que al regresar tengamos la sensación de necesitar más tiempo (¿cuándo no?) y que muchas veces el libro que optimistamente esperaba ser leído, analizado, discutido alegremente, nos interpele luego haber sido leído por apenas 10 minutos e intercambiado sin mucha resistencia por una siesta al sol o incluso luego de haber reposado intacto en nuestra maleta sin siquiera enterarse de a donde fue.
No es (completamente) nuestra culpa, es el verano. Y no lo digo yo, que también, sino quienes han dedicado parte de sus otoños, inviernos y primaveras a estudiar los efectos del buen tiempo en nuestro estado de ánimo, nuestra productividad, nuestros niveles de energía e incluso en nuestra predisposición a pensar críticamente o no. El verano, en conclusión y siendo tan breve como pretende ser este artículo, nos vuelve perezosos, distraídos y no favorece demasiado nuestro pensamiento crítico, pero esto, en consecuencia, nos hace un poco más felices.
Total que para lo que me senté a escribir era para hacer una brevísima lista (no podía ser de otra manera) de libros breves pero contundentes. Ideales para el corto span de atención moderno que el buen tiempo acorta aún más. Regresar sin haberlos leídos es casi imposible, y no solo por ser cortos, aunque en efecto lo sean, sino porque te atrapan y -a pesar del verano- no te sueltan.
Sí, hay veranos, momentos, personas, a los que un libro se les queda corto. Si sois de esos afortunados llamados lectores voraces, no dudéis en meter estos tres libros (que en realidad son cinco) en vuestra maleta.
Harold & Maude de Colin Higgins
Traducido por Catalina Martínez Muñoz · Ilustración de cubierta de Filo Estudio
Editorial Capitán Swing
«Cuando miro a mi alrededor me doy cuenta de que no sé nada. Aunque recuerdo que una vez, hace mucho tiempo, en un bazar de Persia, conocimos a un hombre sabio. Era un profesional, y vendía su sabiduría a quien estuviera dispuesto a pagar por ella. Su especialidad para los turistas era un amáxima grabada en la cabeza de un alfiler. ¡Las palabras más sabias, las más sinceras, las más instructivas para la gente de todos los tiempos’, decía el hombre. Frederick me compró uno, y cuando volvimos al hotel lo examiné con una lupa, para ver qué decía: ‘Y también esto pasará’».
Probablemente la historia de amor más improbable, Harold Chasen, un joven rico de diecinueve años, está obsesionado con la muerte a quien le gusta ir a funerales ajenos y fingir trágicos suicidios para sorprender a su madre, y Maude Chardin, de setenta y nueve años, desprendida, amante sin límites de la vida, de la libertad, de la alegría, que disfruta salvando árboles enfermos de las aceras, pintando sonrisas en las sombrías estatuas de la iglesia y robando coches ayudar a sus dueños a comprender la efemeralidad del mundo material. Fugaz, hermosa, triste y llena de situaciones adorablemente imposibles y profundamente entrañables.
Harold y Maude, además de libro también es una película dirigida por Hal Ashby y protagonizada por Ruth Gordon y Bod Court. Ambas iteraciones de la historia tuvieron éxito al mismo tiempo, pero el libro ha estado agotado por más de tres décadas. Apunta la editorial que los fanáticos de la película «encontrarán en él un valioso complemento, ya que aporta elementos nuevos y responde a muchas de las preguntas no resueltas en el film».
Un domingo en Ville-d’Avrey de Dominique Barbéris
Traducido por Regina López Muñoz
Libros del Asteroide
«Los domingos, algunas cosas se te vienen más a la memoria, ¿no te parece? Los domingos, una piensa en la vida».
Un libro muy de verano, contemplativo, lleno de esa atmósfera ambigua de los veranos -y los domingos- en la que la inusual existencia de tiempo libre nos cede un espacio entre lo fatuo y lo profundo para rumiar pensamientos inconclusos, para recordar(nos), para proyectar(nos), para hacer(nos) preguntas sin esperar respuestas.
El libro de Barbéris, que ha sido finalista de los prestigiosos premios Goncourt y Femina, adentra en esa atmósfera para narrar la historia de un encuentro, de una conversación que se transforma en una confesión inesperada de hermana a hermana al tiempo que ahonda en el terreno de los anhelos y los deseos, en el tedio de la rutina, y en la noción de que las personas que más conocemos son en realidad los más grandes enigmas a los que nos enfrentamos. «¿Quién nos conoce de veras? Contamos tan pocas cosas y mentimos sobre casi todo?»
Tercera persona de Valérie Mréjen
Traducido por Vanessa García Cazorla · Diseño de portada (y colección): Julián Rodriguez
Editorial Periférica
«Algún día ella también repetirá esa frase: oh sí, ya sé lo que es, un signo de pertenencia y reconocimiento entre el resto de los padres. Una frase que se pronuncia asintiendo suavemente con la cabeza, de un modo heroico y bajando los párpados, una forma de quejarse al tiempo que se está orgulloso, de compartir implícitamente una experiencia que sólo quienes la han vivido pueden entender. Es reconfortante, le hace sentirse menos desvalida: conque vosotros también estáis agotados…»
La maternidad y la llegada al mundo, a una pareja, a una vida, de una tercera persona que lo alterará todo, para siempre, contada con la emoción e inteligencia sin exclamaciones característica de Mréjen, para quien narrar a partir de sus experiencias personales, o al lado de ellas, es ya un signo de su estilo.
Tercera persona es una mirada fresca sobre un fenómeno que, como apunta Mréjen, a pesar de ser «tan antiguo como el mundo», causa tal fascinación que parece que nunca podrá convertirse en algo corriente. Ternura, humor, embeleso compartido, pánico, agotamiento… el mundo con esa tercera persona, qué responsabilidad, qué privilegio, qué cantidad de dudas, (re)descubrimientos y monólogos internos.
Editorial Periférica, los editores de la obra de Mréjen en español, aprovechando la publicación de Tercera persona han relanzado dos de sus libros anteriores El abuelo y El agrio, ambos con traducción de Sonia Fernández Ortega, y gracias a estas otras dos joyas breves que ahora forman parte de la nueva colección «serie menor» es que esta lista de recomendaciones contiene tres libros que en realidad son cinco.
En El abuelo, Mréjen oscila entre los grandes clichés generacionales y los detalles agudamente particulares para armar un retrato de familia, un lugar y una época, mientras que en El agrio nos cuenta una historia de amor junto a todas esas expectativas, ausencias, manías, dudas y excusas que orbitan siempre en su periferia, y lo hace con su peculiar manera fragmentaria, conversada, aparentemente distraída, saltando erráticamente de anécdota en anécdota pero siempre en un sutil in-crescendo que refleja esos saltos espacio-temporales que damos todos cuando contamos emocionados una historia de la que tenemos de-ma-sia-das cosas que decir.
Tal vez por eso es sencillo, y extremadamente agradable, beberse sus libros de un solo trago, tal vez por eso se sale de ellos un poco embriagado y con la sensación de haber tenido una conversación con un alma gemela, porque con una persona con la que compartes tantos átomos es imposible no vibrar en frecuencias armónicas.